El Mercosur logró ayer en Bruselas concluir las negociaciones para la firma de un Acuerdo de Asociación Estratégica con la Unión Europea, un evento sin precedentes para ambos bloques y uno de los más importantes en la historia a nivel mundial, según sostuvieron funcionarios del gobierno nacional.
Tras el acuerdo del Mercosur y la UE, Macri habló en el G-20 de buenas noticias económicas
El entendimiento implica la integración de un mercado de 800 millones de habitantes, casi una cuarta parte del Producto Bruto Interno (PBI) mundial y con más de 100.000 millones de dólares de comercio bilateral de bienes y servicios, informó el Gobierno argentino.
El acuerdo, que culmina un proceso negociador que se extendió por más de 20 años y cobró impulso a partir de 2016, constituye “un hito para la inserción internacional de la Argentina ya que aumenta las exportaciones de las economías regionales”, se indicó.
El Gobierno expresó en un parte de prensa que también se “promueve la llegada de inversiones, acelera el proceso de transferencia tecnológica y aumenta la competitividad de la economía”, por lo que “generará un incremento del Producto Bruto Nacional y el aumento del empleo de calidad”.
Asimismo, señaló que constituye un “sello institucional que da carácter permanente a la relación estratégica con la Unión Europea” que garantiza “transparencia, previsibilidad y reglas claras para los actores económicos”.
“Más buenas noticias”
A contramano de los indicadores oficiales de los últimos meses, el presidente Mauricio Macri aseguró ayer al participar de la cumbre del G-20 que hay “buenas noticias” sobre la economía argentina, y aseguró que el rumbo elegido por el país va a consolidarse, por lo que se mostró confiado en su reelección.
“La Argentina quiere seguir contribuyendo a dinamizar el crecimiento global y construir un desarrollo equitativo y sostenible”, manifestó Macri en la primera sesión plenaria del encuentro de los principales jefes de Estado y de gobierno del mundo.
El primer mandatario argentino se mostró junto al mandatario estadounidense Donald Trump y compartió la cabecera de la mesa plenaria junto al primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman Abdulaziz Al Saud. Se trata de los tres representantes de la troika del G-20, integrada por el país que ejerce la presidencia del foro, el que lo presidió el año anterior y el que lo presidirá el año siguiente.
“Tengo la certeza de que este rumbo que elegimos los argentinos va a consolidarse cada vez con más fuerza de cara al futuro. Ese es nuestro objetivo primordial. Sigamos trabajando para construir un futuro colectivo que sea a la vez equitativo y sostenible”, aseguró Macri en un claro mensaje de política doméstica referido a las elecciones presidenciales de octubre.
Rechazo de la dirigencia justicialista
Varias voces opositoras se alzaron para criticar el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea. Alberto Fernández, precandidato presidencial del Frente de Todos, dijo en Twitter que no queda claro cuáles son los beneficios para la Argentina, “pero sí queda claro que se perjudican nuestra industria y el trabajo argentino”. El exjefe de Gabinete opinó que un acuerdo así “no genera nada para festejar, sino muchos motivos para preocuparnos”.
El senador nacional Fernando Pino Solanas fue otra voz crítica contra el acuerdo al calificar como “un día negro” al de ayer. “Confirma una política que vulnera nuestra producción y soberanía económica, atándonos a carros ajenos en una época de turbulencia”, escribió el cineasta, quien además definió como “lógico” lo expresado por Jean-Claude Juncker, el titular de la Comisión Europea. “El Mercosur decidió abrir sus mercados a la Unión Europea. Esto es grandioso para las compañías”, había celebrado el luxemburgués. “El impacto generado podría ser devastador ante la fragilidad actual”, dijo Solanas.
El exministro de Economía Axel Kicillof retuiteó las declaraciones exsecretario de Relaciones Económicas Carlos Bianco. “No hay ningún beneficio para la Argentina en este acuerdo. Ninguno. Cero. Es como el tratado Roca-Runciman de 1933 pero sin la carne”, había considerado ese exfuncionario.