En las unidades penales de la provincia hay preocupación, tanto entre los presos como en los agentes penitenciarios. Creen que si llega a entrar el coronavirus, el efecto de contagio sería imparable dadas las condiciones de sobrepoblación. Por eso se han adoptado medidas extraordinarias de acuerdo a la situación de riesgo, con reducción de visitas y reagrupamiento en pabellones, al tiempo que se han formulado numerosos pedidos de prisión domiciliaria de parte de internos que pertenecen a los grupos de riesgo.
Coronavirus: ¿Qué sucederá en las cárceles?
Por José Amado
A partir de los informes y las sugerencias de los médicos del área de sanidad del Servicio Penitenciario, se realizaron recorridas pabellón por pabellón, reunieron a los pesos, les explicaron la gravedad de la situación y las medidas que se decidieron para evitar que la pandemia atraviese los muros. En general, hubo aceptación y casi no se escucharon quejas de los internos.
Según indicaron fuentes oficiales a UNO, en las nueve unidades penales de Entre Ríos hay 2631 presos con condenas o prisiones preventivas, que tienen entre 18 y 83 años. Los mayores de 60 son 98 en toda la provincia, en tanto que quienes padecen enfermedades que los ubican en los grupos de riesgo ante la posibilidad de contagio de Covid-19 son 299.
Según el informe de Sanidad del SPER, actualmente hay 19 presos con HIV, tres con hepatitis C, uno con hepatitis B, uno con chagas, dos con sífilis, 59 con diabetes, 72 con EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y 143 con hipertensión arterial. No significa que quienes padezcan estas patologías se encuentren en riesgo de muerte, pero en general se los ubica como potenciales pacientes más vulnerables que otros si llegasen a contraer el virus.
Hasta ahora, no ha surgido ningún caso sospechoso de coronavirus en las cárceles entrerrianas.
En los últimos días se han recibido varios pedidos de arresto domiciliario por parte de internos, tanto en el Juzgado de Ejecución de Penas de Paraná como en el de Gualeguaychú. Se trata de mayores de 70 años que presentan alguna otra enfermedad preexistente de relevancia. En la Unidad Penal Nº 1 hay 43 internos mayores de 60 años, y se otorgó la domiciliaria a uno de ellos, que tiene más de 70 y ya tenía en trámite hace varios meses la morigeración de la medida privativa de la libertad.
En cuanto a las medidas administrativas adoptadas por el SPER, se decidió reducir las visitas: no se permite el ingreso de más de dos personas por interno, quienes deben ser familiares directos del preso y tener mayores de 10 años y menores de 60. Esto ha provocado quejas, sobre todo de madres que superan esa edad y quieren ver a sus hijos, llevarles alimentos u otras necesidades.
Otra medida ha sido el reagrupamiento de internos en pabellones. Cada población se armaba de acuerdo al grado de confianza o conocimiento para garantizar la mejor convivencia posible. Ahora han agrupado en dos pabellones especiales a los presos que tienen salidas socio laborales o socio familiares, separados de los que no salen de las cárceles, ya que son los que están más expuestos y podrían contagiarse en una salida y regresar con el virus. De esa manera, buscan evitar el contacto con el resto de los internos para reducir las posibilidades de contagio y propagación.
Asimismo, se han cancelado todos los traslados por cuestiones familiares, de salud o trámites que deban realizar los internos, salvo urgencias. Por ejemplo, hará un traslado a un hospital solamente ante una situación de emergencia, no para controles. En el caso de los traslados a velorios para aquellos presos que sufran la pérdida de un ser querido, se los llevará solamente 20 minutos al entierro. Lógicamente, también se han cancelado todas las actividades educativas y de capacitación, al igual que en todo el país.
Al mismo tiempo, al verse reducida la actividad en los establecimientos penitenciarios, con menos circulación de personas en las cárceles y casi nulos traslados, se restringen las guardias, por lo que los agentes del SPER también tendrán menos trabajo.