Uno de los casos resonantes que inspiraron la ley de muerte digna fue el de Camila, una niña de tres años que falleció en 2012, casi un mes después de sancionada la norma, tras vivir en estado vegetativo desde su nacimiento.
Indudablemente, los casos de Camila y Marcelo Diez fueron dos símbolos de lucha de sus familiares para que ambos tengan una muerte digna y que inspiraron la sanción de la ley en mayo de 2012. El 23 de octubre de 1994, Marcelo Diez sufrió un accidente con su moto cuando fue atropellado por un auto en la ruta 22 y desde entonces quedó postrado en una cama. Su familia luchó durante años para que se respete la voluntad de una persona para que se suspendan las medidas que desde hace más de 20 años prolongan artificialmente su vida.
La particularidad que presenta este caso es que el paciente no había brindado ninguna instrucción formalizada por escrito respecto a qué conducta médica debía adoptarse en una situación como la que se encuentra en la actualidad. Al momento del accidente no se había dictado aún la Ley de Derechos del Paciente (26.529) que autoriza a las personas a disponer mediante instrumento público sobre su salud dando directivas anticipadas. Sin embargo, él le había manifestado a sus hermanas que, en la eventualidad de hallarse en el futuro en esta clase de estado irreversible, no era su deseo que se prolongara artificialmente su vida.
Basándose en esta manifestación de voluntad, sus hermanas solicitaron la suspensión de las medidas de soporte vital que se le vienen suministrando desde hace dos décadas, según informó el Centro de Información Judicial (CIJ). En mayo de 2012, la Ley de Derechos del Paciente fue modificada por al ley 26.742.
El caso de Camila fue otro símbolo de lucha por la ley de muerte digna. La niña había nacido en un parto complicado, donde a la madre le rompieron la bolsa y la nena nació muerta. Los médicos lograron reanimar a la beba y el corazón de la niña volvió a latir, pero por el daño sufrido entró en un estado vegetativo permanente.
Los padres lucharon para que se sancione una ley que garantice a los enfermos terminales su derecho a rechazar terapias que prolonguen su agonía y finalmente lograron el apoyo de legisladores que sancionaron la norma. Uno de los casos más resonantes a nivel mundial sobre muerte digna fue el de Terri Schiavo, una mujer de 41 años que sufrió un ataque cardíaco como consecuencia de una baja de potasio por un régimen para adelgazar.
La mujer estuvo 15 años en estado vegetativo y su marido tras luchar por su rehabilitación, luego mantuvo una larga batalla con la Justicia en los Estados Unidos hasta que consiguió en 2005 la autorización para que ella tenga una muerte digna y fuera desconectada del catéter que la alimentaba.
Otro caso que fue citado en el fallo de la Corte Suprema que reconoció el derecho de todo paciente a decidir su muerte digna fue el Vincent Lambert, un enfermero francés de 38 años, que quedó en estado vegetativo luego de sufrir un accidente de moto ocurrido en 2008. El pasado 5 de junio, la Justicia francesa autorizó que se le retirara a Vincent la hidratación y alimentación asistida que precisa.
Fuente: NA
Camila, la beba que inspiró la ley de muerte digna
Camila Sánchez nació con falta de oxígeno. A la mamá le rompieron la bolsa mientras paría y se desprendió el cordón que las unía. La niña vivió tres años en estado vegetativo irreversible y sus padres pidieron que la desconecten pero los médicos se negaron. "Necesitamos una ley de muerte digna", reclamaron. Poco más de un año después, el Congreso la convirtió en ley.
7 de julio 2015 · 21:32hs