Andrés Martino / De la Redacción de UNO
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Ya en la temporada pasada se dio la tendencia que se está repitiendo en lo que va de esta. Antes los jugadores de fútbol, referentes de los equipos, la rompían en su club, se ganaban el corazón del hincha, alzaban una que otra copa y emigraban a Europa para asegurar su bienestar y el de su familia. Acá no se cobra mal, pero estando afuera se hace la diferencia.
Pasaban los años, algunos jugadores triunfaban en las mejores ligas de Europa (España, Italia o Inglaterra), otros solo se mantenían en equipos humildes y el resto deambulaba por otras ligas de menor nivel. Se iban a países con poca tradición futbolística, pero con un fuerte poderío económico (Qatar o Estados Unidos por nombrar algunos). Al club de origen, ese que les dio la oportunidad, regresaban pero ya con una edad avanzada, casi para despedirse del hincha a modo de agradecimiento. Hoy, para bien del espectáculo y por el bien del bendito fútbol argentino, muchas veces castigado, esto no sucede y varios pegaron la vuelta al club de sus amores.
Dejaron de lado el bienestar económico a cambio de los colores. Ejemplos hay varios como para graficar la tendencia del regreso en plenitud. Carlos Tevez regresó a Boca Juniors en su mejor momento. Vino de la Juventus, estuvo a la altura y ganó dos coronas (Torneo local y Copa Argentina). El Apache se quedará a vivir en el Xeneize donde además comparte equipo con Daniel Osvaldo. Este último no es ídolo, pero es un jugador que edificó su carrera en el Viejo Continente y que eligió Boca solo por amor a la camiseta. Los dos irán este año por la gloria.
Después, River Plate tuvo y tiene sus ejemplos que merecen estar en el podio. Regresaron varios como Pablo Aimar, Javier Saviola y Luis González. Si bien ninguno de estos explotó, lograron ser parte de un año soñado del Millonario con títulos y la final del mundo ante Barcelona. Y ayer se dio un pase que no estaba en los planes de nadie. Volvió Andrés D’Alessandro, un jugador distinto, ese que puede dar el toque de distinción en cualquier cancha y ante cualquier rival. Después Marco Ruben regresó a Rosario Central y se cargó el equipo al hombro gracias a sus gritos. En Racing Club e Independiente también los ídolos están de regreso. Diego Milito y Lisandro López comparten equipo en La Academia y prometen seguir haciendo de las suyas y el Rojo se prepara para seguir gritando los goles de Germán Denis. El Tanque ayer fue presentado en sociedad.
El fútbol argentino no da su mejor imagen para tentar estos regresos. A veces se juega mal, la violencia sigue presente dentro y fuera de la cancha, hay corrupción en la AFA, la prensa, no toda, inventa noticias que muchas vences no son. En fin. Jugar en este suelo es insoportable por el marco que rodea a este maravilloso deporte.
Y entonces ¿por qué regresan esta clase de jugadores si la tranquilidad está en otro lado? La respuesta es simple y no hay que darle mucha vuelta a esta historia. Los ídolos vuelven por la pasión, porque acá el fútbol se siente de verdad. Los colores se maman desde chico, no se abandonan jamás y se los lleva hasta el cajón. Por eso vuelven, por la gloria deportiva.
Vuelven por pasión y el amor a la camiseta
4 de febrero 2016 · 06:10hs