Marcelo Medina / De la Redacción de UNO
[email protected]
Con plata y plomo, los narcotraficantes lograron echar raíces en todas partes. Las organizaciones han crecido de tal manera que los que antes recibían coimas ahora son socios. Ya nos dejó de sorprender que un funcionario público, sea policía, gendarme, prefecto, juez, fiscal, concejal, intendente, gobernador o ministro, esté mezclado con narcos. ¿Quién se exaltó con la detención de Pedro Ramón Bareiro, asesor del gobierno de Gildo Insfrán en Formosa arrestado con 50 kilos de cocaína? Nadie. En esa provincia todos sabían o sospechaban que el hombre andaba en cosas raras. Eso sale a la luz leyendo los medios formoseños. ¿O quién se arrancó los pelos cuando se conoció que Raúl Reynoso, juez Federal de Orán, Salta, era procesado por beneficiar narcos a cambio de coimas? Lamentablemente estamos naturalizando una situación que nos tiene que escandalizar, preocupar y movilizar como sociedad. En la última campaña política en la ciudad de Paraná se utilizó al narcotráfico como argumento para desprestigiar al rival. Nadie fue a la Justicia a denunciar. Tampoco ningún fiscal se preocupó demasiado. Mientras tanto algunos candidatos caminaron con los narcos los barrios de la capital entrerriana.
En las últimas horas, el juez Federal de Concepción del Uruguay, Pablo Seró, dijo a Télam que se había incrementado la participación en el narcotráfico de determinadas personas que prestan servicio en fuerzas de seguridad. Calificó esta situación de preocupante porque son personas que manejan información y pidió combatir esa situación. El juez Federal aclaró que no se puede hacer una generalización, ya que en las fuerzas hay gente muy buena, cuyo trabajo es destacable. Enseguida que leí las palabras de Seró, que se enmarcaban en el arresto de un prefecto con marihuana en la ruta 14, me resultó inevitable relacionarlas con las detenciones ocurridas en Entre Ríos el año pasado donde cayeron hombres de todas las fuerzas que están asentadas en suelo entrerriano: Policía provincial, Federal, Gendarmería, Prefectura, Ejército y Servicio Penitenciario. La mayoría de los arrestados tenían cargos estratégicos. Lamentablemente esto sucede muchas veces por la vista gorda de las autoridades de cada fuerza, que incluso a veces se benefician.
El mensaje para combatir la venta de cocaína, marihuana y drogas sintéticas tiene que ser claro y contundente. De nada sirve una ley de derribo si la droga pasa por las rutas y ríos y está en los barrios. En Paraná y Concordia, dos ciudades con severos problemas de narcotráfico, la Policía encontró de casualidad dos laboratorios o cocinas de cocaína, como le quieran llamar. Una se descubrió porque cayó una avioneta y la otra porque explotó. El Estado tiene que decidirse a invertir y controlar. Las personas que investigan estos delitos tienen que ganar buenos sueldos y ser controladas de cerca por las autoridades para evitar que caigan en el delito. Sancionamos leyes y pedimos mirar al cielo cuando el problema está en tierra. El narcotráfico ya está en todos lados. Ahora nosotros, como sociedad, tenemos que intentar que retroceda antes de que sea demasiado tarde.
Narcotráfico, una red que está en todas partes
24 de febrero 2016 · 06:00hs