Gustavo Fernández/Especial para UNO
¿Hubo una explosión nuclear en viejos tiempos bíblicos?
“E hizo Yahvé llover fuego y azufre desde el cielo sobre Sodoma y Gomorra (…) y el humo se levantaba de la tierra como el humo de un horno” (Génesis, capítulo 19, versículo 24). Fue alrededor del año 1040 AC cuando se produjo la destrucción –según la crónica bíblica- de estas dos ciudades a orillas del Mar Muerto. Por la furia destructora de Jehová, se nos dice, en razón de sus pecados. Pero hay giros extraños en esta historia que proponen otra interpretación de los hechos.
En primer lugar, la existencia histórica de estas ciudades es una certeza arqueológica. Sodoma y Gomorra estaban situadas muy cerca una de la otra, en una llanura. Próximo a ellas se encontraba un valle, llamado Valle de Sidim, en el que abundaban los pozos de asfalto, cercano al Mar Salado (Mar Muerto). También próximo a estas ciudades se encontraban Adma, Zoar, y Zeboím. El rey era Bera (Génesis 14:2-3) y el de Gomorra era Birsha. En aquellos tiempos en que Lot se había establecido, habían sostenido una guerra con los reinos de Elam, Sinar, Elazar, y Goim, siendo estos los vencedores. Lot y su gente fueron hechos prisioneros por los vencedores y llevados a Dan. En este lugar Abraham y sus aliados rescataron a Lot, sus bienes, y su gente (Génesis 14:15-16). Lot regresó a Sodoma, pero para aquel tiempo, Sodoma ya tenía fama de ciudad de gente perversa.
Según el relato de la Biblia en el capítulo 18 del Génesis (Génesis 18), Dios reveló a Abraham que destruiría Sodoma por medio de fuego y azufre, porque su pecado era muy grave e irreversible, y solo Lot y su familia podrían ser salvados. Abraham intercedió por los justos de la ciudad, y Dios le repuso que no la destruiría si, al menos, encontraba 50 justos en la ciudad. Dios, sin embargo, permitió a Abraham interceder hasta que se convenciera de que en Sodoma no había ni 10 justos.
Según continúa el capítulo 19, en los versículos 1 a 38 (Génesis 19:1-38), dos ángeles de Dios entraron en Sodoma a rescatar a Lot , sobrino de Abraham; los ángeles eran de hermosa apariencia y llamaron la atención de los habitantes. Al verlos, Lot los invitó e insistió en que pasaran la noche en su casa. Pero antes de que se acostasen, los sodomitas cercaron la casa y exigieron que les entregase a sus invitados para abusar de ellos.
Por cierto Lot se negó, y les ofreció a cambio sus dos hijas vírgenes, para que se saciaran con ellas. La turba no aceptó e intentó romper la puerta, pero los dos invitados cegaron a los asaltantes.
Después dijeron a Lot que sacara a su familia de la ciudad. Lot avisó a sus yernos, pero estos creyeron que bromeaba, así que Lot marchó solo con su esposa y sus hijas. Los ángeles, antes de retirarse, instruyeron a Lot que pasara lo que pasara no se volviesen a mirar, puesto que quien lo hiciese se convertiría en estatua de sal.
Una vez los ángeles hubieran sacado de Sodoma a la familia, Dios envió una lluvia de fuego y azufre que incineró completamente la ciudad con sus habitantes, así como otras ciudades de la llanura (al menos cuatro de las cinco). Uno de los que acompañaba a Lot en la huida, su mujer, se dio vuelta para mirar, y se convirtió en sal como se le había indicado a Lot.
El tío de Lot, Abraham, desde una montaña a lo lejos, vio la columna de humo que se levantó sobre la destruida Sodoma. En Deuteronomio 29:23 se señala que conjuntamente con estas ciudades, también se destruyeron Adma y Zeboím.
La otra historia
Lo que no se nos cuenta, habitualmente, son algunas “sutilezas” que, sin embargo, alcanzan para hacer inesperadas interpretaciones. En primer lugar, el verbo “conocer” (que según la exégesis bíblica es sinónimo de mantener coito) tendría otras acepciones, como “burlarse”, “someter a esclavitud”, etc. La misma descripción de los ángeles es llamativa: son absolutamente “humanoides” pero “emiten luz”. Y aún así, todo sería cuestión de debate bizantino si no se registraran estas curiosidades: el índice de radiactividad en el suelo, rocas, etc., es el más alto del planeta. Muy por encima de la media estimada para depósitos “naturales” de minerales radiactivos (como el uranio) que, de todos modos, no se han encontrado en la zona.
El desierto está plagado de tectitas, masas de arena vitrificada por acción de un intenso calor, que en la región no es adjudicable, por caso, a actividad volcánica. Las fuentes naturales de calor (pozos de brea incendiados) no alcanzan la temperatura necesaria para vitrificar la arena (paso previo a su transformación en vidrio) y la enorme cantidad de este elemento disperso por toda la geografía no se explica como residuos de hornos de fundición antiguos.
La transformación en “estatua de sal” de la mujer de Lot es muy curiosa. La expresión hebrea por “darse vuelta” también significa “regresar”. Y si Ébut, la esposa de Lot regresó, pudo quedar expuesta no solo a la onda calórica, sino también radiactiva de la explosión. Muchas de las víctimas de Hiroshima y Nagasaki quedaron reducidas a masas de ceniza radiactiva que es completamente blanca. Como la sal.
Los alrededores del Mar Muerto están repletos de “columnas de sal”. Si se tratara de sal común, habrían desaparecido o se habrían desintegrado con el transcurrir de tanto tiempo. Si persistieron, es porque en la sal interviene otro compuesto. Cuando Hiroshima estaba siendo reconstruida se encontraron tramos de tierra arenosa que han cambiado atómicamente en una sustancia semejante a un cristal de silicio impregnado por un cristaloide salino. En su lugar, estos pilares son de una sal especial más dura, que solo se crea en una reacción nuclear, como una explosión atómica. Es más; al sur del Mar Muerto existe una planta química que procesa sales radiactivas. Las obtiene directamente del lugar.
¿Cuál es nuestra teoría?
Es perfectamente comprensible que cronistas de hace más de 3.000 años describieran como “ángeles” a seres con un conocimiento y una tecnología absolutamente incomprensible. Solo dios podía estar detrás de semejante portento. Y entonces podemos suponer que la teoría de los “sodomitas” –en el sentido contemporáneo de la expresión- es parte de la funcionalidad “moral” de esas antiguas escrituras. Después de tantos siglos, es fácil recordar los hechos dándoles un sentido más acorde con el interés religioso. Especialmente si servía a fines nacionalistas. ¿Para qué destruirían los “ángeles” estas ciudades, si no fuera para castigarles por sus supuestas perversiones?
Pero ante la certeza de una explosión nuclear en la zona, proponemos esto: en la región, seres extraterrestres habían instalado en algún momento un depósito de combustible o recursos nucleares. La zona del Mar Muerto, además de sus vahos sulfurosos, tiene una actividad telúrica importante. Una civilización avanzada puede determinar que se acerca uno de los tantos terremotos. Uno muy fuerte. Y los depósitos de combustible no resistirán. Ante el riesgo de fugas que contaminen todo el planeta (recuerden Chernobyl y Fukushima, y son apenas centrales termoeléctricas) deciden hacerlo estallar. Tratan de advertir a la población, pero no son tomados en serio. Apenas pueden convencer a una familia. La de Lot. La cuenta regresiva ha comenzado…
Comentario final: los lingüistas modernos señalan que la traducción de la frase “el humo subía de la tierra como de un horno” no es correcta. La correcta debería ser: “el humo subía de la tierra como un hongo”…
Wikipedia y el supuesto descubrimiento de 1989
En 1989, el arqueólogo aficionado Ron Wyatt dijo haber hallado los vestigios de dos ciudades convertidas en cenizas en la margen occidental del Mar Muerto; una de ellas al pie de Masada y la otra al pie del monte Sodoma. Según su testimonio, Wyatt encontró en estas ruinas cimientos de edificios y otras estructuras, así como restos de cerámica, enterrados por la ceniza. Expresó, además, que había suelos de habitación identificables, calles interconectadas, ziggurats y una esfinge, todo dentro de una muralla de adobe con zócalo de piedra y contrafuertes, propios de una ciudad antigua, a la cual dató a principios de la Edad del Bronce (hacia 3300 AC).
Se consigna también en Wikipedia que según su propia investigación estas ciudades fueron destruidas hace 3.900 años por un incendio catastrófico cuyas causas pudo deberse a la concurrencia de fuertes terremotos, posibles corrimientos de tierra hacia el lago y la liberación explosiva del material inflamable de subsuelo, que en contacto con el fuego de los hogares incendiaría las viviendas. La persistencia de las cenizas frente a la erosión ambiental durante miles de años ha se explicaría por el hecho de que los objetos quemados con sulfuro dejan un residuo de ceniza más pesado que el material original. Este descubrimiento de Wyatt, como otros, no es referenciado por ninguna fuente académica, de hecho, según el arqueólogo Joe Zias de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI): “Ron Wyatt no es arqueólogo o ha tramitado una licencia para excavar en Israel o Jerusalén. Para excavar es obligatorio tener estudios comprobados en Licenciatura en Arqueología los cuales él no posee aunque asegure lo contrario”.
Las ciudades perdidas
Para los musulmanes Sodoma y Gomorra fueron destruidas por falta de hospitalidad. Pero tampoco se puede creer en un Dios que destruye todo lo que no le gusta y con estas destrucciones no logra ningún tipo cambio.
Lo cierto es que navegando Internet es posible saber que son varias las ciudades perdidas o ciudades desaparecidas que a veces tuvieron una existencia real comprobada y otras, en cambio, sólo pertenecen a la imaginación popular (al menos, mientras no se descubran físicamente).
Muchas de las ciudades perdidas eran áreas extensas, prósperas y abundantemente pobladas, que desaparecieron bruscamente, por acciones de la naturaleza o alguna guerra devastadora, o que declinaron progresivamente hasta desaparecer. La mayoría han sido estudiadas intensamente por los científicos, principalmente arqueólogos. Los sitios urbanos abandonados de origen relativamente reciente se refieren generalmente como a ciudades fantasma.
Las ciudades perdidas pueden dividirse en tres amplias categorías. Una la integran aquellas cuya desaparición ha sido tan completa que ningún conocimiento de la ciudad existió hasta la época de su redescubrimiento y estudio.
Otro gurpo es el de las que se ha perdido su localización, pero cuya memoria se ha conservado en el contexto de mitos y de leyendas. Y quedan las que se ha conocido siempre su existencia y localización, pero que dejaron de estar habitadas durante un largo periodo.
La búsqueda de tales ciudades perdidas o desaparecidas por los aventureros europeos en las Américas, África y en Asia suroriental a partir del siglo XV, dio como resultado el desarrollo de la ciencia de la arqueología.
En América la lista de ciudades desaparecidas es extensa. Incluye a Machu Picchu; Vilcabamba, actualmente conocido como Espíritu Pampa; Paititi, ciudad legendaria y refugio en la selva entre Perú, Bolivia y Brasil; Choquequirao, considerado el último bastión de la resistencia incaica contra los españoles y refugio de Manco Inca Yupanqui.
También se destacan Teyuna, en Colombia; Ingrejil: en Brasil; Yungay Áncash, Perú, sepultada con más de 20.000 habitantes por un alud el 31 de mayo de 1970 luego de que un terremoto de 7.8 en la escala de Richter desprendiera una gran pared del nevado Huascarán (6.768 msnm) y la ciudad de Esteco, en Salta.
En Europa se destacan Contrebia Leucade, ciudad celtíbera; Akrotiri: en la isla girga de Thera; Birka en Suecia y Biskupin en Polonia; como también Calleva Atrebatum en Inglaterra que gue una gran ciudad fortificada romano-británica de la que sobrevive una muralla.
En la zona este del continente estaban el campamento fortificado de Atila, en Rumania y , probablemente las grandes ruinas en Saden , también en el mismo país. Contrebia Leucade estaba en donde hoy existe España y Chryse, isla en el mar Egeo, reputado lugar de un antiguo templo aún visible sobre el lecho marino. Damasia es el nombre de un pueblo hundido en el Ammersee, aguas de Alemania y Dunwich se llamaba un pueblo perdido por la erosión costera.
Helike se un hundió en Grecia por un terremoto en el siglo IV a. C. y recién fue redescubierta en los años noventa de este siglo. Julióbriga fue una de las capitales regionales de los romanos en territorio de los cántabros; la abandonaron en el siglo III y la mayor parte de ese antiguo poblado permanece hasta ahora sin excavar según se consigna en Wikipedia.
Kaupang fue una ciudad comercial en Viksfjord, cerca de Larvik, en Noruega. Cuentan que resultó un asentamiento vikingo que acabó cubierta por el nivel del mar debido al calentamiento global del año 1000 de esta era.