Sebastián Gálligo / De la Redacción de UNO
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Bombardeados por una campaña interminable con un fuerte foco en la imagen por sobre el contenido discursivo vivimos un 2015 intenso. La tendencia parece no haber terminado y la estrategia es semejante, ya sin proselitismo. Evidentemente ha sido efectiva en buena parte del aparato comunicacional del PRO adaptando el perfil de cada candidato a la necesidad de sus votantes independientemente del mensaje ideológico.
Hoy salen a escena, cada tanto, esas fotos que intentan penetrar en la gente demostrando, por lo general carisma, austeridad y sobre todo a gente “común”, como el resto de los mortales. Y el efecto no tarda en llegar. Basta con subir una foto a twitter o facebook para desatar una catarata de comentarios, en su mayoría complacientes, logrando el impacto buscado.
La foto de la primera dama Juliana Awada haciendo la cola en el supermercado chino fue un shock casi orgásmico de no ser por el comentario del cliente valorando el gesto de darle lugar a una persona que trasladaba su changuito, lo que la hizo más terrenal.
La nota que tituló La Nación como “Sorprenden a Juliana Awada en un supermercado en el Barrio Chino”, fue compartida por 48.035 usuarios. Buena parte de los medios masivos la reprodujeron con gran énfasis casi anonadados como el transeúnte que ofició de paparazzi.
Días atrás sucedió lo mismo con la canciller Susana Malcorra en otro supermercado “sorprendida in fraganti”. Si bien no tuvo el mismo impacto por el status y por la fisonomía, sumó para la causa. Clarín tituló “Después de Awada, ahora sorprenden a una ministra de Macri en la cola del súper”, agregó la foto y el twitter que cerró con la enérgica leyenda “Cambio de Época”. Echando por tierra la posibilidad de que en la historia argentina un Canciller haya pisado un súper. El resultado: 801 comentarios, casi en su totalidad positivos.
Ahora bien la que más trabajo tiene por estos días es la pobre Antonia. La hija del presidente Mauricio Macri parece ser la mejor protagonista para lograr lo buscado. La niña es utilizada permanentemente como objeto de comunicación para mostrar un costado sensible, paternal o carismático. Que tal vez no lo sea o sí. Por lo pronto el propósito de persuasión logra lo deseado. Por ahora una simple foto alcanza para captar el agrado de la tribuna.
Esas fotos para la gilada
11 de febrero 2016 · 06:30hs