En un abril como el presente pero de hace 80 años, en 1940, se reunieron vecinos de varios países en Pátzcuaro, estado de Michoacán, México, en el primer Congreso Indigenista, para ponerle una bisagra al menosprecio sufrido por los pueblos nativos por siglos en nuestro continente, Abya yala.
80 años del Congreso Indigenista de Pátzcuaro y 70 de su negación
Desde entonces cada 19 de abril es el Día del Aborigen Americano, o Día del Indio, como llaman en distintos países, y la sucesión de congresos ha permitido una visibilización de pueblos hasta ayer sometidos e ignorados, hoy sólo sometidos.
También existe, por decisión de aquel Congreso, un Instituto Indigenista Interamericano, con sede en México, y una serie de leyes empolladas al calor de Pátzcuaro dificultan, por lo menos, el maltrato a los originarios, mujeres y hombres de esta tierra.
Cinco años después de Páztcuaro, la Argentina reconoció la fecha. Los maltratos, claro, no cesaron.
La reacción
El encuentro fue en 1940, como decíamos. Pero aquí traemos a cuento la Enciclopedia Escolar de “Editorial Atlántida-Buenos Aires” en su edición del año 1950, una década después, con gran alcance en nuestras provincias y en muchos países de nuestra América. Tenemos en mano uno de los 20.000 ejemplares impresos ese año para distribuir en las escuelas y colegios, una obra muy usual en Entre Ríos, en el resto del país y en países vecinos, de factura impecable.
Antes, de 1927 a 1949, esa Editorial Atlántida publicó 65 ediciones de 5.000 ejemplares cada una. Es decir, estamos hablando de una enciclopedia que imprimió 345.000 ejemplares hasta 1950, y continuó por años.
La misma firma que formaba a los niños a través de Billiken (y que más tarde sostendría los “beneficios” de la dictadura de Jorge Rafael Videla a través de Para Ti, Somos, Gente), era la que llevaba la batuta en la escuela pública a través de la Enciclopedia Escolar y de la Cultura General, bajo este subtítulo: “Libro del Maestro y del Alumno, comprendiendo el plan íntegro de la enseñanza primaria y de consulta para todos”.
Una verdadera joyita del saber con capítulos de aritmética, geometría, física, química, mineralogía, botánica, zoología, anatomía, higiene, lengua, geografía, historia e instrucción cívica.
América descubierta
Estamos entonces en la edición número 66, de 20.000 ejemplares, y vemos la página 549.
Título: “Breve resumen de la Historia de América”. Y sin más preámbulo, el contenido que vamos a transcribir, textual. Sólo tomamos la primera frase para cada país porque, de lo contrario, este comentario se haría muy extenso; pero pedimos al lector y la lectora que cuenten las veces que se repite en esas primeras frases el verbo “descubrir”, diez años después del reverdecer de los pueblos originarios en el Congreso Indigenista de Pátzcuaro.
Aquí entonces, textual, la historia de un continente que, sabemos, tiene más de 15 mil años de historia, de los que la historia oficial se pierde no menos de 14.500. Veamos:
Bolivia: descubierta por los españoles en 1535. Su conquista y colonización se prolongó hasta 1825.
Brasil: el 20 de febrero de 1500 el piloto Vicente Yáñez Pinzón descubrió la costa de Pernambuco.
Canadá: el descubrimiento de sus costas se realizó en el siglo X por los noruegos. En 1497 el marino Juan Cabot tomó posesión de Terranova para Iglaterra.
Colombia: descubierta en 1499 por Américo Vespucio.
Costa Rica: Cristóbal Colón en octubre de 1502 descubrió la costa atlántica de su territorio.
Cuba: el 27 de octubre de 1492 Colón descubrió la isla de Cuba.
Chile: Magallanes avistó su territorio en 1520, Almagro lo descubrió en 1535, y Valdivia inició su conquista y colonización en 1540.
Ecuador: Francisco Pizarro descubrió el reino de Quito en 1532 e inició su conquista.
El Salvador: el piloto Andrés Niño descubrió en 1522 el reino de Cuzcatlán (El Salvador), conquistado a partir de 1525 por el capitán Pedro de Alvarado.
Estados Unidos de Norteamérica: en el siglo X los noruegos descubrieron las costas orientales de EEUU, y a fines del siglo XV Cabot primero y Vespucio después reconocieron gran parte de ellas. La colonización se debe en especial a los españoles e ingleses.
Guatemala: el capitán Pedro de Alvarado descubrió el 2 de junio de 1524 el territorio de Guatemala, iniciando la conquista.
Sigue el cuento
Honduras: el 17 de agosto de 1502 el adelantado Bartolomé Colon tomó posesión de su territorio en nombre de España.
México: en 1517 el capitán Fernández de Córdoba descubrió Yucatán.
Nicaragua: el 2 de setiembre de 1502 Cristóbal Colón descubrió el cabo Gracias a Dios, perteneciente a Nicaragua.
Panamá: en 1501 Rodrigo Galván de Bastidas descubrió las costas atlánticas de la actual Panamá.
Paraguay: su territorio fue descubierto por Alejo García en 1524.
Perú: Francisco Pizarro descubrió en 1532 el imperio de los Incas e inició su conquista para España.
Dominicana: el 5 de diciembre de 1492 Colón descubrió la isla de La Española.
Haití: la isla de Haití fue descubierta por Colón el 5 de diciembre de 1492, quien la designó La Española.
Uruguay: Juan Díaz de Solís descubrió las cosas uruguayas en enero de 1516.
Venezuela: su territorio fue descubierto por Cristóbal Colón en agosto de 1498.
Ahora pasamos a la página 555. Título: “Historia Argentina, Capítulo I”. “Descubrimiento, conquista y colonización”. Subtítulo: “Europa a fines de la edad Media…”. Y texto: En el siglo XV las naciones europeas comerciaban con Asia…”
Eso lleva unas cinco páginas, luego hay dos página sobre “Indígenas de América”, y después 20 páginas bajo el título Caracteres de la conquista española…hasta el Virreinato…
Es decir: habla de la historia argentina, pero no empieza siquiera en el llamado “descubrimiento” sino en Europa… Difícil naturalizar semejante atropello a la razón.
Peronista
La enciclopedia de Atlántida divulga la reforma constitucional de 1949, es decir: no tiene textos digamos “viejos”, está al día. Ahí leemos sobre la igualdad jurídica del varón y la mujer, los derechos de segunda generación (sociales), la función social de la propiedad. No es un libro reaccionario, no es gorila, no es antiperonista, no es oligarca. Es la continuidad de una farsa que involucra a las más diversas concepciones políticas, todas coloniales en lo que se refiere a su inclinación ante Europa.
Por eso vale más el ejemplo. Habían pasado 450 años de la llegada de Colón, y nuestra historia seguía siendo en extremo colonista (bien decimos, colonista), al punto de iniciar cada capítulo del pasado del Abya yala (América) con alguna referencia a Europa.
La excusa era el punto inicial de la historia: la escritura. Con el invento de esa categoría colocaban a vastas culturas del mundo en Abya yala y África por debajo de Europa. Como la invasión había destruido las escrituras de este continente, entonces dejaba afuera con mayor facilidad entre 10 y 15 mil años en todos los rincones del Abya yala.
Los que hoy andamos por los 50 y 60 años de edad sabemos que de niños continuamos estudiando los viajes de Colón para conocer la “historia”. Tal vez la bisagra fue puesta en 1992, como una rebelión que iba a aguarle la fiesta de los 500 años a Europa.
La heredera
Pero apenas hurguemos en la estructura económica y educativa actual veremos vestigios, quizá más sutiles, pero vestigios al fin de los paradigmas coloniales. Eso en organismos del estado, corporaciones, aulas, medios masivos… Claro que hoy no sólo con Europa y su hijo Estados Unidos distribuyendo prestigios, sino también con la heredera de esa colonia: Buenos Aires.
En esos días, docentes de Paraná nos señalaban los vicios coloniales de programas pretendidamente educativos que difunden desde Buenos Aires por radio. No nos extraña.
Ayer mismo escuchábamos a dos periodistas de la televisión de Buenos Aires que se burlaban de un gobernador porque, por un lado, ponía trabas a la circulación para evitar contagios, y lo hacía de un modo distinto del que disponía Buenos Aires, y por otro lado reclamaba fondos de la nación para pagar sueldos. Entonces los periodistas sostenían que había una incompatibilidad. Es decir: si Buenos Aires da dinero, hay que obedecerle, esa es su lógica colonial. Como si el dinero fuera de Buenos Aires.
Lo señalamos como botón de muestra: el colonialismo no es exclusivo del Estado, ha teñido todas las instituciones, en algunos casos con similitudes a la vista con los tiempos del Virreinato.
El Congreso Indigenista de Pátzcuaro es para estudiar, para hacer un seguimiento a través de las décadas. Abril es un mes clave para volver a mirarnos. Pero si no nos queremos engañar convendría analizarlo con su contrapartida: los manuales de la educación argentina, esos libros de lujo que, en algunas asignaturas, nos taladraron el cerebro y el corazón con farsas que duraron 500 años y siguen.