Experimentos secretos de control mental de los Estados Unidos

enigmas y misterios .Horrorosos proyectos secretos fueron puestos en práctica
24 de septiembre 2015 · 07:30hs
Gustavo Fernández / Especial para UNO
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En 1994 el senador John D. Rockefeller reveló que en el último medio siglo el Pentágono experimentó con centenares de miles de su propio personal militar innumerables veces exponiéndolos intencionalmente a gases peligrosos, radiación de iones, psicoquímicos, alucinógenos y drogas. Ya en 1977 se sabía (audiencias del Comité de Inteligencia del Senado) que de 1949 a 1969 habían realizado en secreto 239 pruebas de agentes biológicos al aire libre, 80 de ellas con bacterias vivas. Rociaban bacterias sobre muchas ciudades para ver cómo se dispersaban y a cuántos afectaban. Contra todas las reglas y convenciones internacionales y todo sentido común y ético realizaron miles de experimentos con seres humanos, muchos de ellos mortales. 

Grotescos proyectos secretos con horrorosos experimentos fueron desarrollados y puestos en práctica por el Ejército, la CIA y otros organismos estatales de EE.UU.  Usaron (e inventaron) toda una gama o espectro de drogas. Desarrollaron todo tipo de técnica parapsicológica, especialmente la clarividencia, a la que rebautizaron en 1971 “RV” (“visión remota”), y también de hipnotismo, telehipnotismo y la “telepatía sintética” (la emisión de palabras, pensamientos o ideas mecánicamente a través de un tipo de transmisor electromagnético, como el arma de microondas de la Lockheed-Sanders) y además variadas técnicas de sugestión.

El proyecto MK-ULTRA es el más conocido, diseñado para producir y probar drogas y agentes biológicos usados para el control mental , la modificación de la conducta y el lavado de cerebros (y para muchas cosas más). Anterior a la CIA ya la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), buscaba el “suero perfecto de la verdad” para hacer “cantar” a los prisioneros, extraer obediencia y la información de víctimas renuentes, y experimentó (sin éxito) con un suero basado en el THC del cannabis. Era de esperar que ese suero-droga —o “elixir mágico”— les permitiera manipular y controlar las mentes e ideas de la gente (“Mind Control”, o MK). Allí practicaban la hipnosis, narco hipnosis y altas dosis de la droga mezcalina con ellos.

A partir de finales de la década del 70 salieron a luz algunos de ellos, y solo una pequeña parte de lo que hacían (se destruyeron en su mayor parte). Tienen distintos nombres: MK-CHAPTER, MK-CHATTER, MK-BLUEBIRD, MK-ATICHOKE, MK-NAOMI, MK-THIRD CHANCE, MK-DERBY HAT, MK-CASTIGATE, MK-DELTA, MK-PANDORA, MK-OFTEN, MK-SCANGATE, MK-STARGATE, MK-SUNSTREAK, MK-MONARCH, MK-SEARCH, PSYOP y HAARP. Había centenares de sub-proyectos.

El Leading Edge Research Group menciona además, la existencia de nuevos proyectos: el “PHOENIX II (1983, USAF, NSA); El TRIDENT (1989, ONR, NSA); El RF MEDIA (1990, CIA). Propósito: Programar y accionar el deseo del comportamiento, subversión de las capacidades psíquicas de la población, proceso preparatorio para el control electromagnético total. El TOWER (1990, CIA, NSA). Propósito: Programación con resonancia de los nervios y la información codificada. Y el Proyecto CLEAN SWEEP (1997, CIA, NSA, ONR): “Electromagnetic resonant induction” de la población en masa.

Sí, todo indica que existen hoy día nuevos y más desarrollados superprogramas. Desde sus comienzos estos programas eran –y son– parte de la estrategia militar de EE.UU. comprendida en lo que hoy se llama armas “no letales” destinadas a atacar –con planes de (a) disuasión, (b) influencia y (c) control– no solo a los militares enemigos, sino también a las poblaciones civiles (incluida la de EE.UU.). El sueño ilusorio de llegar a controlar las mentes los llevó a probar el efecto de muchas drogas, lobotomía y técnicas de electrochoques en pacientes involuntarios psiquiátricos, prostitutas, negros y extranjeros.

En busca del “suero de la verdad” muchos de los experimentos de “control mental” y de “modificación de la conducta” del MK-Ultra se realizaron en otros países (Europa y Canadá). Entre ellos los efectuados por el renombrado profesor de neurología y psiquiatría escocés –a sueldo de la CIA– Ewen Cameron, jefe del Instituto Allan Memorial en Montreal (Canadá) en la década del 50. Él aseguró que una persona puede ser reducida “a nivel vegetal” a través de la “terapia” del electrochoque.

Se dice que en un documento de la CIA de 1951 se habla del electrochoque como un método interrogatorio excelente para hacer hablar a un hombre. Cameron combinaba el ECT con barbitúricos y drogas peligrosísimas como thorazine, nembutal, seconal, phenothiazine, pentylenetetrazol, tetradotoxin (es uno de los tres ingredientes que se utilizan en la zombificación; es una neurotoxina cien veces más mortal que el veneno de la “viuda negra” y diez mil veces más que el cianuro); scopolamine (mucho más efectivo que el pentotal sódico, dicen que las víctimas ayudan a los ladrones a desvalijar su propia casa) causa también delirium, parálisis y hasta la muerte; mezcalina (el alcaloide extraído del cactus “chaman” Peyote de los indios de EE.UU.); clorpromazina, acetylcholine (para bloquear la memoria), baradanga (hace que la gente obedezca cualquier comando), BZ (mucho peor que el LSD, sus efectos duran 80 horas, produce amnesia y se clasifica como agente químico alucinógeno de guerra); heroína, prolixin, anectine, aphylla de anabasis, anfetaminas, 2-gb (ayuda a la comunicación telepática); cannabis, curare, que anulan el juicio y la voluntad. Papel especial le cupo al alucinógeno dietilamida del ácido lisérgico o LSD (del original alemán “Liserg Saure Diethylamid-25”, al cual la CIA en 1947 beatificaba considerándolo como arma potencial (como agente químico paralizante, para el lavado de cerebros y, para alterar la mente e inducir estados alterados de conciencia).

El LSD (causa efecto con ya 10 microgramos), era cien veces más potente que el psilocybin y psilocin (hongos “mágicos”), y 4.000 veces más potente que la mezcalina. Es común que el LSD produzca –además de las sabidas fuertes alucinaciones, alteraciones o “fusión” de los sentidos (los sonidos se “ven”, los colores se “oyen”) y de la nociones de espacio y tiempo etc.– el llamado trip, una pesadilla continua de casi 12 horas a las cual no hay forma de escapar, si es que el sujeto no se suicida. Y cuando las moléculas de LSD que se almacenan en las células grasas son reactivadas, la persona revive (“ecorreacciones”) las alucinaciones (“flash-back”) meses después de haber dejado de consumir LSD. Dado que este alucinógeno no tiene ni color, ni sabor, ni olor, la CIA lo mezclaba en las comidas/bebidas de la gente, sin que esta lo supiese, creaban confusión mental, alteraban la estructura de la personalidad, ocasionando todo tipo de psicosis y esquizofrenias (y la CIA los observaba).

Las víctimas sufrían reacciones agudas de pánico, depresiones, suicidios y asesinatos. La CIA probó también crear personalidades robotizadas (asesinos políticos programados) que asesinasen por comando y que no recuerden nada luego de sus crímenes (comando o sugerencia poshipnótica). Cameron creía posible reprogramar la mente humana, borrar la memoria e imponer una nueva personalidad. Con enormes sacudones eléctricos, drogas muy potentes e hipnosis, se mantenía a las víctimas-pacientes semanas y meses en estado inconsciente (letárgico o de coma), mientras –de día y de noche– una cinta sinfín repetía mensajes grabados dirigidos a su subconsciente. Se borraba la memoria (amnesia provocada artificialmente) y se insertaba una falsa. Luego de doctrinada, se programaba (modelaba) la mente (con mensajes políticamente “correctos”) para comportarse diferente, en su nueva personalidad. Esa era la técnica de “conducir psíquico”.

 Otro famoso doctor del MK-Ultra fue el neurofisiólogo español José Delgado, residente en EE.UU. desde 1950 donde fue el director de la Escuela de Medicina de la universidad de Yale. No sin razón se considera a Delgado “la gallina de los huevos de oro” de la CIA. Pionero de las técnicas de estímulo eléctrico (ESB) y químico teledirigido del cerebro (de su control y manipulación). Antes, los electrodos se conectaban con alambres a la cabeza del “paciente”, luego Delgado se cansó de tanto cablerío suelto “saliendo del cuero cabelludo” que según él “limitaba los estudios” y así inventó el “stimoceiver”, que es “un estimulador transdermal de tres canales, implantado dentro del cerebro, que es sólido, no tiene ninguna batería, es activado por radio y puede trabajar indefinidamente” aseguraba. Con este chip subcutáneo (intracraneal) “... es ya posible equipar a animales o seres humanos con las ‘terminaciones estimuladoras’ para la transmisión y la recepción de mensajes radioeléctricos a y desde el cerebro en seres humanos totalmente libres”. Ya en 1969 Delgado declaraba : “Es razonable especular que en un futuro cercano el stimoceiver puede proporcionar el acoplamiento esencial del hombre a la computadora. Ahora estamos agregando una nueva dimensión: el interfaz directo entre los cerebros y las máquinas; también, varios investigadores han aprendido a identificar los patrones de la actividad eléctrica (que una computadora podría también reconocer). Estamos avanzando rápidamente en el reconocimiento de patrones eléctricos del comportamiento y en la metodología para la comunicación por radio de dos vías entre el cerebro y las computadoras”.

Además Delgado no se limitó a estimular el cerebro con mando a distancia, sino que habla de “Telemetría de Electroencefalografía (EEG)” y del “biochip”. Para “la terapia ambulante en seres humanos” creó los “Estimuladores programados” ya que según él: “Algunos estudios de la fisiología del cerebro requieren ciclos de estímulo repetido”. Valiéndose de sus electrodos-miniatura que transmitían señales electrónicas sobre las ondas de FM, podía inducir toda clase de emociones y comportamientos por medios electrónicos (sensación de frío, odio, fatiga, lujuria sexual, e incluso alucinaciones y estados hipnóticos). Esos implantes (stimoceiver) eran muy pequeños e imperceptibles; hoy día, los avances tecnológicos de microelectrónica y nanotecnología (donde los robot/máquinas son 0,0000000001 metros de largo) posibilitan la cirugía robótica para colocar microchips (implantes), o biochips híbridos, dentro del cuerpo (a escala micrónica), posibilitando además “nanoarmas” y “nanosoldados”.

El “neurofono” de Patrick Flanagan, que convierte los sonidos en impulsos eléctricos y los transmite directamente al cerebro (puenteando mecanismos normales de la audiencia) es ya un invento “holográfico” de 1958... Hace casi medio siglo se comenzaron estudios sobre cómo afectar o estimular ciertas partes y funciones del cerebro a través de campos electromagnéticos, entonces ya decía Delgado que conocía que estos campos magnéticos afectaban a la persona hasta 3 kilómetros de distancia. Hoy día, tal como ciertos animales lo son –con objeto de control– las personas con implantes pueden ser seguidas dondequiera se encuentren, vía satélite, y sus funciones cerebrales supervisadas remotamente por ordenadores (tecnología RMS, Remote Monitoring System) siendo esta comunicación de doble vía. Esto es el llamado estímulo (directo) del cerebro (Electrical Stimulation of the Brain o ESB). Y el acoplamiento electrónico del cerebro (a ordenadores, etc.) es “EBL”. No es de extrañar que estas tecnologías EMR (de radiación electromagnética) tengan aplicaciones bélicas (y de Inteligencia). Hoy el blanco es el sistema nervioso humano que se desea afectar. Estas armas son consideradas “no letales” por EE.UU. El objetivo o blanco no son solo los militares del enemigo, sino también las poblaciones civiles (“enemigas”, y la propia población de EE.UU.). Dentro de la estrategia militar este tipo de armamento puede hacer que el “enemigo” puede estar o no estar enterado, de que está siendo atacado (o influenciado).

Esto se relaciona, también, con el rumor creciente de que agencias ligadas al gobierno estadounidense vienen realizando fuera de su país experimentos masivos y clandestinos con “armas psicotrónicas”. Dos evidencias podemos aportar aquí. Una, las presentaciones hechas por el señor José Octavio López Presa ante la Procuraduría General del gobierno mexicano, en el sentido de que se investigue la existencia de operaciones de tales agencias en el territorio de su patria, presentaciones que, huelga decirlo, tienen cuando menos un mínimo fundamento para justificar aunque más no sea el esfuerzo leguleyo de tramitar tanta papelería. Otra, las declaraciones de Mansur Abdussalam Escudero, quien, según informa la web Verde Islam, ya en 1981 tuvo oportunidad de comprobar el uso de armas psicotrónicas en Afganistán.  

 
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