La cara más dolorosa de la cuarentena por la pandemia del coronavirus es la que muchas veces no se nos muestra. Poco o casi nada es lo que se refleja de cómo se está viviendo el aislamiento social en los barrios de Paraná, y si bien la prioridad es atender la emergencia sanitaria, son muchas más las necesidades básicas que cubrir. La situación social en el territorio presenta varias aristas: por un lado los trabajadores informales que generaban sus propios ingresos ya no pueden desarrollar su trabajo (cuida coches, personas que se ofrecían a cortar el pasto o hacían trabajos de pintura, cartoneros). Que todo ese universo de familias deba cumplir con el confinamiento hizo que se incrementara la demanda de alimentos que se canaliza a través del Estado y los movimientos sociales. “Estábamos analizando que con la Emergencia Alimentaria teníamos el doble de familias comiendo en nuestros espacios de alimentos (comedores, merenderos y viandas), pero ahora la demanda se ha triplicado porque los compañeros están en su casa respetando la cuarentena”, alertó en declaraciones a UNO el coordinador provincial de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Mauro Rossi.
Urgencia alimentaria, la cara más dolorosa de la cuarentena en Paraná
Otra de las problemáticas que plantean es la falta de elementos de limpieza e higiene para mejorar las condiciones sanitarias de la población. En este punto el militante consideró que “lo que está haciendo el Estado –municipal y provincial– no es suficiente, no alcanza, y las organizaciones desde hace más de 10 años venimos desarrollando el protocolo de acción ante emergencias. Es decir la contención en los territorios de los enfermos, de la contención al hambre, a la educación”.
Similar panorama ilustró Barrios de Pie en Entre Ríos, ya que se indicó que la demanda global de alimentos incluye ahora a los cuentapropistas. “Ha aumentado la demanda de alimentos, ya que a quienes concurrían sostenidamente se suman ahora aquellos que trabajan en changas. Lo que vemos como problemático es la demanda cada vez más exigente y en algunos casos violenta de alimentos. Esperamos que con los recursos que llegarían se vea un poco aliviada la situación”, subrayó el coordinador provincial Julián Jarupkin.
En cuanto a los dispositivos de asistencia que se brindan a la comunidad dijo que se distribuye la mitad de las copas de leche y comedores, pero que ahora se reconvirtió con la entrega de viandas y leche en botellas. “No se entregan alimentos sin cocinar”, aclaró en conversación con UNO.
En relación a las políticas públicas que se ejecutan tanto desde el Estado provincial o nacional manifestó: “Se está a la espera de partidas no solo de alimentos, sino también de elementos de limpieza e higiene. Hicimos recomendaciones de material de capacitación para quienes se dedican a la cocina y de difusión para quienes concurren a buscar diariamente alimentos”.
La cuarentena en los barrios
De acuerdo a un relevamiento del Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), en Paraná existen actualmente 60 asentamientos. El referente de Barrios de Pie en la Provincia explicó que el cumplimiento de la cuarentena en los barrios es del 75%. Y advirtió que vivir confinado en medio de tanta probreza expone aún más la desigualdad social: “Hay condiciones de hacinamiento en muchos ranchos, en otros casos se sale a buscar qué comer y también se debe a que algunas personas están afectadas a tareas esenciales o de cuidado de terceros”.
Para la CTEP, en cambio, la cuarentena debe cumplirse en el barrio, teniendo en cuenta la vulneración extrema de muchos sectores de Paraná. “Hay hacinamiento en los territorios, sumado a los pocos espacios habitacionales que existen; en algunas casas muy modestas conviven cuatro familias. Para evitar las situaciones extremas que se pueden dar en algunos de los barrios, por estar conviviendo bajo el mismo techo, proponemos que la cuarentena sea en el barrio”, argumentó Rossi.
Dijo que para que esta medida funcione se debe lograr una mejor articulación con el Estado.
Piden reforzar módulos
La Corriente Clasista y Combativa, seccional Entre Ríos, detalló que la situación es crítica en zonas de mayor vulnerabilidad. El movimiento entiende que en este contexto es necesario reforzar “los módulos alimentarios”, y así se lo hicieron saber a las autoridades políticas. “Tanto la Nación, como la Provincia y el municipio de Paraná entienden que es mejor reforzar los comedores y las copas de leche”, afirmó en comunicación con UNO Alejandro Sologuren, referente de la CCC.
“En Paraná tenemos un comedor y varias copa de leche asistido a través de donaciones y por la Provincia”, contó el activista.
Según Sologuren, la ampliación de los módulos alimentarios evitaría que los vecinos salgan de los barrios. “En esas zonas el mayor inconveniente que se da es con el cobro tanto del Salario Social Complementario como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el bono de emergencia familiar. Los bancos han cerrado muchos cajeros”, planteó.
A esta altura las organizaciones con despliegue territorial temen por la prolongación de la crisis sanitaria. Mientras tanto continúan acciones de contención en sectores populares de Paraná. “En La Floresta, Antártida y Francisco Ramírez se relevó a la población incluida dentro de los grupos de riesgo por el coronavirus, sobre todo entre las personas de 60 años. Estamos haciendo un control para poder empezar la vacunación antigripal en colaboración con los centros de salud. El mayor problema que tenemos es la poca inserción con los gobiernos provinciales y municipales en los comités de crisis”, repasó.
En otro orden, Sologuren precisó que la demanda alimentaria pudo atenderse con la Tarjeta Alimentaria ideada por Nación, pero de todos modos “hay mucha gente que queda afuera”.
Al igual que el resto de las agrupaciones, coincidió en el diagnóstico que revela que desde que se inició el aislamiento preventivo, muchos trabajadores informales perdieron un ingreso económico vital para su subsistencia diaria. “Ellos tienen asistencia del Estado y a pesar de que ha habido incremento en algunas ayudas, la especulación y la suba de precios ha sido muy grande. Ese es el principal problema que enfrenta la Argentina, especialmente con los formadores de precios. Uno observa lo que subieron el detergente o la lavandina, el aumento de la leche; antes conseguías oferta de 40 pesos el litro y ahora no bajan de 60 pesos”, graficó.
Y cerró su análisis diciendo que para prevenir el contagio de coronavirus “no se tienen las mismas comodidades en los barrios que en los sectores de clase media”.