Betina Jozami y Emerson Burla son conocidos por su talento en los deportes que representaron. La paranaense en el tenis y el marplatense en pesas. Ella se colgó el oro panamericano en Río 2007 junto a Jorgelina Cravero (allí también ganó la medalla de bronce en singles), luego representó a la Argentina en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 junto a Gisela Dulko, llegando hasta la segunda ronda. También por el país, Betina obtuvo un gran triunfo en la serie de Fed Cup por el ascenso al Grupo Mundial I ante Alemania, doblegando a Angelique Kerber para definir la serie a favor de Argentina, en Pilar. Emerson Burla también estuvo en los Juegos Panamericanos de Río y compartió sin saber Villa Olímpica con Betina. Más tarde en 2011 ambos coincidieron en los XXVI Juegos Olímpicos Universitarios "Universiadas" organizados por China en la ciudad de Shenzhen. Betina fue representando a la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) en tenis y Emerson a la Universidad de Buenos Aires en levantamiento de pesas. Pero fue recién dos años después cuando la tenista y el Olimpia de Plata 2012 se eligieron como pareja. También en una justa deportiva, pero esta vez en los XXVII Juegos Olímpicos Universitarios organizados por Rusia en la ciudad de Kazán.
Un flechazo entre Juegos
En 2015, debido a su historial académico y deportivo, se trasladaron a Ciudad de México donde trabajaron como consultores y entrenadores de alto rendimiento. Allí residieron tres años y durante este período decidieron contraer matrimonio.
Ya como marido y mujer -la número 96 en el ranking mundial Womens Tennis Asociation (WTA) y el número 28 del mundo en el ranking de la International Weightlifting Federation (IWF)- se instalaron en Boston donde ambos desarrollan sus profesiones deportivas en el Weymouth Club.
En comunicación con UNO, Betina contó que actualemente es una entrenadora de alto rendimiento del equipo de tenis del club de Weymouth, que da clases privadas a adultos, juveniles y chicos. Mientras que Emerson está trabajando como entrenador de fitness y levantamiento olímpico de pesas, también es el encargado del programa de preparación física profesional de tenistas.
—¿Cómo se dio la posibilidad de trabajar en el Weymouth Club?
—A fines de 2018 Emerson y yo estábamos viviendo en México, trabajando como administradora de empresas y él como abogado, y decidimos mudarnos a Estados Unidos. Tuve algunas entrevistas en la costa este y la que más e convenció fue la de Boston.
—¿Cómo es tu día a día?
—Trabajamos de lunes a sábados, ambos en nuestros respectivas profesiones deportivas en Weymouth Club, el cual se encuentra al sur de la ciudad de Boston (Massachusetts). Los fines de semana intentamos hacernos un espacio para viajar y conocer.
—¿Cómo es la ciudad? ¿Qué es lo más lindo?
—Boston es una ciudad hermosa, de las ciudades estadounidenses que he podido conocer gracias a mi profesión es la que menos estadounidense parece, tiene un estilo cien por ciento europeo. La principal cultura en este área son la irlandesa, inglesa e italiana. Y es una de las ciudades más antiguas del país. Hablan muy poco español, lo cual es bueno para mejorar nuestro inglés. Me gustan mucho los parques públicos (es una ciudad con mucho verde), los pubs e ir a ver partidos de básquet locales. Lo que menos me gusta es el invierno, es largo y frío (las temperaturas llegan hasta -15/-20 grados). Estar lejos de los afectos es lo mas complicado. Si bien no descartamos volver a Argentina -viajamos dos veces por años-, acá el que trabaja profesionalmente puede elegir hasta donde crecer. Hay muchas oportunidades de crecimiento debido a la estabilidad económica del país. En Argentina existe mucha incertidumbre y especulación.
—¿Cómo es trabajar juntos en el mismo club?
—Al vivir en el exterior creo que es lo mejor que podemos hacer. Estar la mayor parte del tiempo cerca de el otro, cuando tus afectos se encuentran lejos lo veo positivo. Nos sentimos muy acogidos por los miembros de Weymouth Club que están interesados en probar nuestro programa de entrenamiento que en la mayoría de los casos incluyó el diseño y las técnicas de atletas de alto rendimiento.
—¿Extrañás Paraná?
—Sí, mucho. La familia principalmente, sobre todo a mi sobrina Juanita. La tecnología ayuda, pero de todas maneras se extraña. Además, la comida es incomparable, nada le puede competir al asado y a las milanesas. Igual para nosotros el cambio cultural es en muchos aspectos una experiencia emocionante y rica.
Desde Junior a la actualidad
Diario UNO acompañó a lo largo de su carrera a Betina Jozami. Desde que era promesa del Club de Tenis Urquiza de Paraná allá por 2001 con sólo 12 años y jugaba las primeras etapas de campeonatos internacionales. También cuando se destacó en el Orange Bowl de 2004 y empezó a pensar en profesionalizarse.
Todos los torneos, campeonatos y exhibiciones quedaron plasmadas en las páginas del matutino. Ni hablar de cuando en 2007 hizo historia en Río de Janeiro al colgarse la presea dorada.
Las entrevistas dejaron en claro siempre sus objetivos, sus buenos y malos momentos. El tiempo de lesiones, los regresos y también el alejamiento definitivo.
Hoy su realidad es distinta, sus metas pasan por otro lado, ya camina junto a su marido y entre los dos definen donde se jugará el campeonato de la vida.