Por el padre Germán Brusa
Misterio de fe
San Expedito es un mártir que vivió el misterio de la cruz de Cristo, la Pascua de Cristo, esto es como es la base, el fundamento, lo que da sentido a la devoción de San Expedito. Cada 19 de abril se lo recuerda.
17 de abril 2019 · 19:48hs
No hay concepto para explicar este misterio, hay que vivirlo, es una experiencia que hay que hacerla, la experiencia de la salvación que Dios nos trae y que elige este camino para salvarnos que es el camino del sufrimiento, el dolor, el del ocultamiento. Porque Dios de algún modo oculta su divinidad detrás de una humanidad que sufre, injustamente, y elige salvar al hombre de ese modo. A cada uno, es una cuestión personal. Ese es el tono que va a tener este 19 en la capilla.
Y no podemos entender tampoco la devoción a San Expedito si no está atravesada por este misterio, este misterio de la cruz. San Expedito es un mártir que vivió el misterio de la cruz de Cristo, la Pascua de Cristo, esto es como es la base, el fundamento, lo que da sentido a la devoción de San Expedito.
Por eso va hacer una experiencia mucho más fuerte para los devotos que vengan este 19. Se van a encontrar con una experiencia profunda de la Pascua de Cristo.
Sin dudas que la gente que viene cada 19, y especialmente el 19 de abril, es porque está atravesada por alguna vivencia de cruz, no todos, pero muchos sí. Vienen atravesados por un dolor, un sin sentido de la vida, y vienen buscando un cambio. Esto es muy propio de la fe cristiana, la búsqueda de un cambio. La Pascua es eso, el cambio profundo, de todo lo que podría ser un signo de muerte, de sufrimiento, de humillación, tortura, de injusticia. Todo lo que uno puede cargar sobre esa cruz como lo negativo, la muerte, el pecado; Dios en la Resurrección lo transforma en Vida, en Salvación, Luz, Esperanza. Todo lo que nuestro corazón anhela y desea en lo más profundo.
Por eso estas fiestas de la Semana Santa -empezando el Jueves Santo con la Cena del Señor, siguiendo la Pasión el viernes y la vigilia Pascual y Resurrección del Domingo- responden a nuestra exigencia del corazón humano que está atravesado por muchas experiencia, a veces sin sentido, con muchas preguntas sobre la felicidad, y cómo llevarla adelante, cómo poder encontrar las seguridades que uno está necesitando, más en este clima socio político, cultural, económico, de mucha inseguridad y vaivenes, injusticia. Sobre todo esto surgen muchas preguntas y nuestro corazón humano está buscando respuestas y la más adecuada es la Pascua, el misterio central de nuestra vida.
La gente no lo tiene muy conceptualizado, no hay explicaciones, se vive, hay un impulso interior, que hace que muchas personas vengan y busquen esto en la celebración litúrgica, en actos de devoción. En Viernes Santo hay mucha gente que visita las iglesias, rezan, se confiesan, un detalle no menor, se acercan a la reconciliación con Dios, lo viven con un impulso interior, esa es la fe. Y no es una fe parcial, de querer cosas y nada más, de querer zafar de la situación económica, un problema laboral, salud, sino más profundo que tiene que ver con un cambio que nos de paz, la gente anhela la paz, busca la paz, a veces no atinamos bien a dónde buscarla, por el contrario, en esa búsqueda de paz y plenitud terminamos en lugares más confrontados, rotos, como el caso de las adicciones, a veces se buscan escapes para salir de situaciones difíciles y se cae en pantanos más peligrosos.
En este mundo tan violento, confrontado, este deseo y anhelo de paz es muy fuerte. Esto es lo que trae la Pascua. Cristo que vive la mayor de las injusticias, el que pasó por el mundo haciendo el bien y sufrió todo esto injustamente y no se venga. No deja correr su ira hacia la venganza, sino que pacifica, eso es lo que estamos necesitando. Por eso digo que la fiesta de San Expedito coincida con el Viernes Santo es súper providencial, es una gracia muy grande, la gente se va a llevar muchísimo de experiencia espiritual.
Por eso la invitación es no solamente que vengan como todos los 19, sino que aprovechen todo el clima litúrgico que se vive con las celebraciones, las confesiones y de algún modo también se lleven este regalo de Dios que es la reconciliación con él, vivir en paz con él. Quien está en paz con Dios está en paz con todos; quien lleva a Dios en el corazón es capaz de ver la realidad de otro modo, ya no con esa mirada que tiene que cuidarse, levantar muros, poner barreras para defenderse. Quien tiene a Dios adentro no necesita de esos mecanismos de defensa, de las agresiones, de las amenazas.
Pedirle gracias a Dios por esta Semana Santa. Es el deseo de la comunidad de San Martín de Porres que con mucho amor recibe a la gente para que puedan acercarse a Dios.