Desde hace un par de meses, en Paraná y en otras ciudades de la provincia recrudeció el robo de cables, tanto del tendido de alumbrado público como el del servicio de telefonía fija. El nicho delictivo afecta a distintos tipos de servicios y se ve potenciado por el mercado negro del cobre, que tiene un circuito muy aceitado, con numerosos puntos de compra a quienes encuentran el material cirujeando o a los que lo roban, que a su vez revenden en centros de acopio.
Recrudeció el robo de cables, potenciado por la alta demanda
El último hecho informado por la Policía ocurrió en la zona de Bajada Grande, donde más venían sucediendo las sustracciones de cables. Un vecino observó a tres personas con palas cavando para sacar el cableado subterráneo lindero al predio de la exaceitera, más precisamente en avenida Larramendi y calle P. Policías del 911 y de la comisaría 11ª detuvieron a los tres jóvenes de 20, 22 y 25 años, quienes tenían dos palas y una tenaza. A fines de noviembre de 2021, en la misma zona de Paraná, dos hermanos habían sido detenidos robando cables de telefonía en calles Larramendi y Baxada. Poco después, uno de ellos terminó preso por el homicidio de un joven ocurrido en el mismo barrio. Hasta la oficina municipal del Registro de Conducir del Parque Varisco fue blanco de los ladrones, que en diciembre se llevaron unos 30 metros del cableado de Internet y también se llevaron los cables de los semáforos.
En general los ladrones apuntan al tendido eléctrico de instituciones como escuelas o clubes, en horarios nocturnos cuando están deshabitados, como ocurrió el 16 de diciembre en la escuela Bazán y Bustos, y también en 2020 en el Club Sóftbol Play donde sustrajeron el cableado de la iluminación del predio; también en plazas u otros espacios públicos, donde pueden no ser vistos. También apuntan al cableado de telefonía, que ha sufrido importantes pérdidas en el último tiempo.
Tanto desde Enersa como desde Telecom han confirmado esta situación, que caracterizaron como “de moneda corriente”. De hecho, la empresa de comunicaciones hace un año radicó una denuncia por el incremento de robos sufridos a su red, por lo cual hubo una investigación y un allanamiento. Se trató de un procedimiento realizado por la División Robos y Hurtos de la Policía que terminó en la requisa de un domicilio en la zona oeste de Paraná. Allí a un hombre le secuestraron varios kilos de cobre que tenía en bolsas, las cuales provenían del tipo de cables multifilamento, que es el del servicio de telefonía. Hace poco, un representante de la misma empresa habría planteado nuevamente la problemática para que se adopten medidas al respecto.
Quienes se dedican a este tipo de robos buscan luego un lugar donde quemar los cables para separar el plástico del cobre, ya que pelarlos lleva mucho trabajo, más aún el mencionado multifilamento que tiene más cables envainados en su interior. Además, dicen que el cobre fundido pesa más que tal como sale del cable, algo que puede ser dudoso a los ojos de la Física.
Luego se dirigen a alguno de los puntos de compra que hay en Paraná, en distintos barrios. Pueden ser personas que abiertamente ponen un cartel en la casa para comprar cobre y aluminio, u otros que lo hacen en forma oculta. Claramente saben el origen del material. En este punto del mercado del cobre, en diciembre se estaba pagando alrededor de 1.200 pesos el kilo, aunque el precio puede variar según el comprador. Estos, a su vez, lo llevan a chatarrerías locales o sitios de Buenos Aires donde compran el material sin preguntar sobre su origen.
En Concordia la situación es similar. Desde la Policía local informaron a UNO que últimamente se registraron robos de cables, aunque no tanto como tiempo atrás, y que los ladrones buscan también cualquier otro elemento con cobre, aluminio o hierro para reciclar y vender. Además, “hay muchos lugares donde compran, reducen y mandan a fundir a Buenos Aires”, lo cual genera una demanda constante de esos elementos.
Allí principalmente se buscan cables de iluminación, principalmente de la red pública en lugares alejados de la zona urbana.
En Concordia hay unos cinco lugares grandes de acopio de chatarra en general que la Policía y el municipio controlan frecuentemente. Incluso concurren a esos procedimientos con técnicos de las empresas de energía o telefonía que recorren el lugar y reconocen si hay cables robados al tendido de esos servicios. Pero el problema principal es que hay una gran cantidad de puntos de compra, hasta tres por barrio, que realizan la actividad en forma oculta.