El juicio por la masacre ocurrida en la cárcel de Victoria el 7 de junio de 2018 terminó con el ya anticipado pedido de prisión perpetua para los tres imputados por parte del fiscal Eduardo Guaita, y las declaraciones de dos de los acusados. Se trata del primer séxtuple homicidio de la historia criminal entrerriana, donde seis personas murieron calcinadas y otra sobrevivió con graves heridas. La semana próxima, el tribunal de Gualeguay adelantará el veredicto.
Masacre en la cárcel de Victoria: la versión de dos acusados
Por José Amado
Los fallecidos fueron Justo Silva, de 53 años; Marcelo Beber, de 31; Brian Alarcón, de 21; Vladimir Casco, de 20; Marcelo Rodríguez, de 30,;y Francisco Alberto Coronel, de 19, mientras que Emilio Oscar Suárez, de 27, sobrevivió aunque con graves secuelas.
Luego de tres jornadas con declaraciones de testigos, algunos de ellos muy conmocionantes por lo que recordaban de aquella mañana o por lo que describieron respecto del estado en que quedaron los cuerpos de las víctimas, declararon dos de los tres imputados.
Además, se reprodujo en la primera audiencia una prueba elemental: el video de la cámara de seguridad del pabellón, que registró toda la secuencia homicida, desde que los acusados salieron de su celda con un colchón, el cual fue encendido y arrojado dentro de la celda de las víctimas, hasta el intento de rescate por parte de otros internos y de penitenciarios.
Ramón Bebe Framulari dijo que su intención era amedrentar a los internos de la celda N° 2. Maximiliano Coyi Chamorro aseguró que el plan era provocar un susto para promover traslados, además que actuó coaccionado por los otros dos imputados. Ambos se despegaron de Kevin Paniagua, quien prendió fuego el colchón, lo arrojó y cerró con traba la puerta de la ranchada de las víctimas. El joven del barrio Gaucho Rivero de Paraná iba a dar su versión, pero al final prefirió no hacerlo.
Al momento de los alegatos, el fiscal sostuvo que todo lo escuchado en el juicio más las profusas evidencias reunidas en la investigación, confirmó su hipótesis. Aseguró que los tres acusados fueron coautores del ataque criminal, sin atenuantes. Pidió la máxima pena para los tres, por el delito de Homicidio simple, con cuatro agravantes: por ensañamiento, por alevosía, por la utilización de un medio idóneo para crear un peligro común y por el concurso premeditado de tres personas; además, por el delito de homicidio calificado en grado de tentativa respecto del preso que sobrevivió con graves quemaduras en sus piernas; y por privación ilegal de la libertad agravada, ya que un interno de la celda de las víctimas fue maniatado durante toda la madrugada para que no arruinara los planes.
Los abogados querellantes, Carlos Reggiardo y Diego Calderón, adhirieron al pedido de la Fiscalía y reclamaron Justicia en nombre de las familias de las víctimas. El defensor de Chamorro sostuvo la versión del joven y pidió la absolución, ya que nunca supo cuál era el plan criminal que ejecutaron los otros dos presos. Además, aseguró que si él no participaba, corría riesgo su vida. El abogado sostuvo que Chamorro en ningún momento tuvo ni encendió el colchón, ni tampoco trabó el cerrojo de la puerta de la cela de las víctimas, acción que llevó a cabo Paniagua. A su vez, planteó que el joven mantuvo siempre una conducta con calificaciones 8 y 9 en el sistema penitenciario y que no había tenido inconvenientes con nadie.
La idea, según explicó Chamorro, era tirar un colchón prendido fuego en la puerta de la celda N° 2, no adentro, y menos cerrar la puerta con traba. Contó además que el día anterior alguien les había comentado que iban a ser atacados por el grupo rival, por lo que actuaron para prevenirlo y así provocar medidas y lograr el traslado a la cárcel de Paraná.
Lo que sí quedó plasmado en los testimonios en el juicio, fue el contexto de disputa que había en el pabellón 2 de la Unidad Penal: Justo Silva, el mayor de los presos, quería mantener buena conducta, no quería que nadie consumiera drogas ni pastillas y que los más jóvenes trabajaran o se capacitaran. Paniagua era su principal enemigo, quien no quería aceptar estas reglas.
Paniagua y Framulari estuvieron asistidos por las defensoras oficiales Susana Alarcón y Agustina Quatrocchi, quienes también solicitaron la absolución.
Por razones de espacio y logística, debido a la cantidad de imputados y testigos presos que deben asistir con custodia, las audiencias del debate se realizaron en salas del cuartel de bomberos de Gualeguay.
El Tribunal de Juicio de Gualeguay, integrado por los jueces Dardo Tórtul, Javier Cadenas y Darío Crespo, dará lectura del veredicto el 22 a las 8.50.