Hace más de dos años que el paranaense Germán Velázquez se encuentra prófugo de la Justicia Federal de Santa Fe, que lo procesó por ser el proveedor de drogas del jefe narco rosarino Luis Paz. Este empresario del box, entre otros rubros, fue recientemente juzgado y condenado a 13 años de prisión.
Condenan a jefe narco pero su socio de Paraná sigue prófugo
El Tribunal Oral Federal de Santa Fe, integrado por Germán Sutter Schneider, Mario Gambacorta y Eugenio Martínez Ferrero, dictó el veredicto contra Paz como “Organizador de tráfico de estupefacientes en las modalidades de comercio, tenencia con fines de comercialización y transporte, agravado por la intervención de tres o más personas en forma organizada para en concurso real con el de lavado de activos”.
Paz fue acusado como organizador y financista de la banda. En la investigación de la red que le atribuyeron comandar solía ser mencionado como El jefe, El tío o El señor de los cielos en alusión directa alusión a un capo narco mexicano.
Si bien hay otros imputados en esa banda narco que están detenidos y resolverían su situación en un juicio abreviado, una pieza clave era Germán Velázquez, el muchacho de Paraná que hace una década había tejido vínculos con el grupo de Paz en la ciudad de Rosario, que estaba enfrentada a Los Monos. En aquella época, Velázquez era un tira tiros de sangre fría. Luego volvió a Paraná y cayó detenido y condenado por el asalto a una heladería, donde se convirtió en la mano derecha de Roberto Ruso Sterz. Cuando salió de la cárcel de Paraná, aspiró a escalar en el narcotráfico local y regional. Con contactos en el norte del país y en Paraguay, se convirtió en un proveedor de drogas. Y uno de sus clientes socios era Luis Paz, quien estaba radicado en la ciudad de Santa Fe, o más precisamente en un country de la localidad de Recreo. Aunque el vínculo iba incluso más allá.
Velázquez trabajó para la empresa Paz SRL. Además, es padrino de una de las nietas del narco santafesino. Según la investigación que llevó adelante el fiscal federal de Santa Fe, Walter Rodríguez, Velázquez fue el proveedor de los 146 kilos de marihuana que se encontraron en un auto frente al domicilio del arquitecto santafesino Andrés Canteli. Esta operación la habrían concertado en una reunión Velázquez y Paz en la estación de servicios ubicada sobre la ruta 168 frente al barrio El Pozo.
A su vez, se determinó que Paz tenía una autorización para conducir el auto Honda CR-V propiedad de la pareja de Velázquez, Marianela Elizabeth Blanco.
En los allanamientos por esta causa, a fines de mayo de 2019, Velázquez no fue encontrado en la vivienda que alquilaba en calle Pellegrini de Paraná, por lo que se dispuso su rebeldía y el pedido de captura nacional e internacional.
Mientras tanto, la causa judicial siguió adelante, con Paz detenido y procesado junto a los demás integrantes de su organización narcocriminal.
La lupa sobre Paz, según señala el diario La Capital, se posó como una derivación de la pesquisa federal en la que se probó el rol de narcopolicía de Edgardo Baigoría, un oscuro agente de la fuerza santafesina que dirigía un negocio de venta de drogas en la región centro norte de la provincia con la ayuda de dos gendarmes ya procesados y personas allegadas a Paz como Emanuel Maximiliano González, socio en una de sus empresas.
El fallo que lo condenó a 13 años de prisión le impone además una multa de 2.450.000 pesos más la suma equivalente a tres veces el valor de los bienes a decomisar: 13 vehículos y cinco inmuebles atribuidos al patrimonio de quien se presentó en el juicio como “carnicero y promotor de boxeo”.
Además de esta causa federal en Santa Fe, a Velázquez lo buscan en Entre Ríos desde el 15 de noviembre de 2020, cuando su nombre cobró fuerza en el marco de la investigación del triple crimen con sello narco perpetrado en el barrio Los Paraísos de Paraná, donde sicarios acribillaron a tiros a Cristian Barretto, Leonardo Morales y Germán Herlein, ataque del que sobrevivió Víctor Barretto.
Primero, porque todo apunta a la pista de sicarios rosarinos, donde Velázquez tiene relación, y segundo por una supuesta disputa que habría surgido entre él y el clan Los Teros, de los hermanos Barretto. No obstante, el hombre parece imposible de ser detectado por las fuerzas de seguridad provinciales y nacionales, aunque su nombre cada tanto sigue apareciendo en hechos delictivos y hasta en emprendimientos empresariales. Se mueve entre el mito y la realidad.