Con la promulgación de la ordenanza Nº 9936 efectuada por el intendente Adán Bahl, entró en vigencia el Estado de Emergencia Hídrica en la capital entrerriana por el plazo de un año, prorrogable por igual término por el Ejecutivo. La legislación aumenta 1.000 por ciento el castigo con multas a las personas que realicen una serie de actividades consideradas irresponsables o de derroche de agua, en momentos en que el bien natural escasea en muchos barrios de la ciudad debido a la bajante histórica del río Paraná.
Paraná en Emergencia: aumentan las multas por derrochar agua
Considerada como la más grande de los últimos 50 años, la merma del caudal del río muestra un panorama que, según informes del Instituto Nacional del Agua, no mejoraría en los próximos meses.
La ordenanza de emergencia hídrica advierte que la bajante "afecta de manera directa la captación de agua que las bombas apostadas sobre las márgenes del cauce fluvial realizan a diario, generando serios inconvenientes en la provisión de agua potable a la ciudad". Esto hace que "de no adoptarse las medidas tendientes al cuidado y uso de la misma", el líquido vital podría no alcanzar para cubrir las necesidades de la población paranaense.
Por lo tanto, la legislación ordena priorizar el uso con fines de consumo humano, higiénico, sanitario y de salud pública de la red de agua y fija un régimen sancionatorio de excepción mientras dure la emergencia.
Incluye las infracciones referidas a conexiones clandestinas de agua potable y pluviales y otras tipificadas en el Régimen de Penalidades para Faltas Municipales, como el lavado de las veredas, animales y toda clase de vehículos; el arrojo o depósito de aguas servidas en la vía pública y la derivación a la calzada de aguas servidas provenientes de uso industrial, lavadero público y cualquier otro tipo de establecimiento similar. La Emergencia dispone un incremento en 10 veces los montos de las multas establecidas para estas actividades de uso irresponsable del agua.
Finalmente, el municipio plantea la necesidad de un uso responsable, "procurando no desperdiciar el vital recurso con el propósito que éste pueda llegar a todos los hogares".
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