El vínculo entre Catriel Roldán y el futsal comenzó en 2021. A inicios de ese año retomaba la actividad tras el parate extenso producido por la pandemia de covid-19. Se sumó a la estructura del Club AATRA III, la institución cercana a su domicilio.
Catriel Roldán, el formador más joven del futsal paranaense
Catriel Roldan tiene 16 años. Está a cargo de cuatro categorías formativas del Club AATRA III. “Priorizamos el aprendizaje y la diversión de los niños”, citó.
Por Matías Larraule
Rápidamente se conectó con el deporte, pero especialmente con Edgardo Beliú, su primer entrenador en el ámbito salonista. Su enorme compromiso y pasión por el deporte lo llevó a perfeccionarse en el juego. Los consejos de los dirigentes y colaboradores de la institución lo llevaron a asumir nuevos desafíos.
En plena adolescencia Catriel inició la carrera de entrenador. A fines de 2023 se graduó como el entrenador más joven del ámbito salonista. A inicios de esta temporada, y con apenas 16 años, se hizo cargo de cuatro categorías del semillero del Rojo.
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El primer paso de Catriel Roldán
“Comencé el curso observando con que me iba a encontrar y resultó que me fue gustando cada vez más. Uno de los que estaba a cargo de la carrera era Jeremías Melchiori, a quien asistí en las dos categorías menores en AATRA el año pasado. Sentía que tenía que aprender un poco más sobre el deporte. También sabía que me iba a servir para el futuro, ya sea como asistente, entrenador o jugador, para analizar mejor el juego y tener mayor conocimiento del deporte. Fue muy interesante porque me ayudó desde las dos partes”, relató Roldán, en diálogo con Ovación.
“A principio de este año el presidente del club, Enzo Pirola, me propuso hacerme cargo de las categorías C7, C9, C11 y C13. Acepté la propuesta, pero dije que sólo no iba a poder porque era mucho y necesitaba un ayudante. Ahí se sumó Emanuel Comas, con quien formamos una dupla técnica. Desde agosto contamos con dos ayudantes, como Exequiel Herbel y Thiago Juárez, que son compañeros en la categoría C17. Ellos están cumpliendo el rol que realicé el año pasado”, acotó.
De esa manera Catriel, con apenas 16 años, asumió la responsabilidad de estar al frente de cuatro categorías formativas. “Me acuerdo que no había tantos chicos, pero nunca esperé que se iba a formar tan rápido todas las categorías. Hoy se están llenando de gurises en todas las divisiones. Tendremos cerca de 15 jugadores por división. Son muy pocos los que va a entrenar y después faltan a los partidos”, indicó.
No todo es fútsal
A pesar de su juventud, Catri interpreta la responsabilidad que implica trabajar con niños y niñas que están teniendo su primer contacto con el deporte. “Entiendo que son niños y en esta etapa debo acompañarlos en el proceso de formación. El club les pide a los profes que brindemos las herramientas para ayudarlos en todo este proceso de la niñez por si el día de mañana llegan a primera división, que es lo que más de uno quiere, tengan los conocimientos del deporte adquirido”, subrayó, a modo de introducción.
Luego añadió: “Personalmente busco formarlos bien desde el deporte. Que entiendan que, por más que ganen por goleada, pero controlan el balón con los bordes o hacen cosas que no se relacionan con el futsal, no me gusta. Prefiero que desarrollen lo entrenado o cosas más específicas del deporte antes que buscar resultados. Y también, me gusta formarlo como persona. No me gusta que presuman en caso de una victoria, que se burlan del rival dentro de la cancha o en las redes sociales. Es lindo ganar, pero cuando uno pierde y te hacen esas cosas, no les gusta. Busco hacerles entender esas cositas, que más allá de que las cosas se den o no, en cuanto a los resultados, siempre hay que tener el respeto a los rivales. No me gustan las malas actitudes entre los compañeros, hacia los rivales, hacia los mayores o los profes. Priorizamos el respeto, el aprendizaje y por sobre todas las cosas, la diversión de los chicos”, detalló.
Formas a niños implica estar en todos los detalles. En este punto es clave la comunicación en los momentos donde los pequeños manifiestan la frustración. “Hay chicos que asisten a psicólogos porque no se sienten bien, se frustran y no toleran los errores. En esas situaciones les explicó que es normal que se equivoquen porqué son chicos, pero les remarco que todas las personas nos equivocamos. Uno puede ir a la cancha, puede jugar bien y perder o puede jugar mal y ganar. Pueden pasar un montón de cosas porqué depende de muchos factores que pueden ser deportivos o extradeportivos. No me gusta cuando los gurises se enojan porque fallan al momento de anotar un gol. En esas situaciones lo que menos trato de hacer es sacarlos del equipo o decirles cosas para que se sientan mal, sino que los incentivo a que sigan porqué ya van a acertar”, argumentó.
La conexión con sus dirigidos es el alimento necesario para sostener y profundizar el vínculo. “Muchos de los niños presencian los partidos de la categoría que juego. Siento la compañía de ellos. Tenemos un gran vínculo con todos. Conectamos muy bien. Ellos saben que estoy para ellos y lo necesitan. Si no entienden algo, algún ejercicio, algún gesto o lo que sea del deporte, se lo explico 20 veces si es necesario. Y si se equivocan, los incentivo a que sigan, a que no a que se frustren”.
En pocos meses de trabajo el proceso creció con bases sólidas. “El progreso no es solamente ganar partidos. Antes los niños se enojaban cuando no salían determinados ejercicios. Hoy hay mucha unión en todas las categorías. Llega alguien nuevo e inmediatamente es uno más”, subrayó, describiendo la importancia del rol de un formador de pequeños que dan sus primeros pasos en el ámbito salonista.