Dejar la comodidad de su hogar para ir en búsqueda de sus sueños. El paranaense Caetano Pajares jugaba como base o escolta en el Club Atlético Estudiantes y, casi de casualidad, le surgió la posibilidad de ir a probar suerte al básquet español. Lo habló con su familia y no dejó pasar el tren.
Caetano Pajares lucha por sus sueños muy lejos de su hogar
A los 15 años se incorporó a las categorías formativas de Club Baloncesto Juan de Austria Alcalá de la localidad de Alcalá de Henares, ubicada a unos 40 kilómetros de Madrid, donde llegó en septiembre y se quedará hasta junio de 2024, cuando finalice la temporada.
Paralelamente a sus entrenamientos cursa el 4º año de la Escuela Secundaria obligatoria en el Colegio Cardenal Cisneros.
“En el poco tiempo que llevo viviendo acá me he manejado bastante bien. Si bien me ha costado un poco adaptarme a la escuela y extraño a mi familia, amigos y el día a día de allá, me siento muy bien y cómodo. La gente del club me ha tratado muy bien, al igual que mis compañeros y entrenadores. Estoy luchando por mi sueño, que es llegar a lo más alto que pueda en este deporte. Sé que no es fácil, pero quiero intentarlo”, contó a UNO.
—¿Cómo se te dio esta posibilidad?
—Estaba haciendo un trabajo preventivo en lo de mi kinesiólogo y le estaba contando que el fin de semana tenía dos partidos y demás cuestiones del deporte. Justo también estaba ejercitándose otro chico, Marcos Cesari, quien me comentó que tenía un amigo, Nicolás Álvarez Villaraza, que es entrenador en España y estaba organizando una academia para reclutar jugadores de otros lugares. Me interesó, pero la charla quedó ahí. Después de volver de kinesiología le comenté esto a mi mamá. A los días ella me contó que estuvo hablando con la mujer de Nico, que es hermana de una gran amiga de ella. Ahí empezamos a hablar más seriamente sobre esta posibilidad y no lo dudé. Le mandé un mensaje a Nico presentándome y le comenté que me interesaba sumarme. Me explicó cómo es la metodología de captación y me pidió un video de jugadas mías, de asistencias, puntos, defensa y demás. Le mandé, lo analizaron y, tras realizar las cuestiones de papeles, se cerró.
—¿Con qué te encontraste cuando llegaste?
—El básquet acá es más fuerte físicamente, de más contacto. El nivel de juego es más alto, competitivo y difícil. La exigencia de los entrenamientos es más dura, por lo que debo trabajar varias horas por día, incluso con una división mayor. Es lógico ya que la liga de España es la segunda más importante del mundo luego de la NBA.
—¿Cómo la vas llevando?
—Si bien todavía siento que me estoy adaptando, me he dado cuenta de que estoy evolucionando favorablemente. La primera semana terminaba muy cansado pero ya me siento mucho mejor. Como los clubes reclutan chicos de distintos lados me encontré con jugadores de mi edad que miden más de dos metros. Son unos monstruos. Entonces sé que tengo que fortalecerme físicamente porque si no no voy a poder aguantar el ritmo. El grupo, los profes y desde el club me ayudan y protegen mucho.
—¿Tu idea es extender el vínculo con el club?
—Estoy viendo el día a día. Sé que la mínima oportunidad que tenga para escalar en este deporte debo aprovecharla. Pero también soy consciente de que no estoy obligado a estar acá y sé que si en un momento dejo de disfrutar de esta experiencia y empiezo a pasarla mal a tal punto de no dar más, me volveré. Obviamente que he tenido días malos desde que llegué, pero fueron momentos puntuales que pasaron. Pienso en mi objetivo, en que estoy acá por algo y eso me da fuerzas. Aún no pensé qué haré luego de esta experiencia.
—Entre la escuela, el club y el tiempo libre, ¿cómo es tu día a día?
—Me despierto temprano para ir a la escuela. También tengo, dependiendo del día, dos o tres prácticas de básquet y voy al gimnasio. Si bien trato de acostarme temprano, algunas noches debo utilizarlas para estudiar, Los fines de semana trato de recorrer distintos lugares y organizo mi semana de estudio.