Valentía, amor por su trabajo y respeto a sus dos vocaciones fue la síntesis de la crónica que se registró en su Diamante natal. Allí sus alumnos se mostraron orgullosos de la maestra héroe, que no tuvo miedo a los derrumbes sino que solo pensó en salvar vidas o encontrar los cuerpos sepultados.
Hoy, cinco años después de ser noticia por su trabajo ad honorem en una situación extrema, disfruta un momento especial. Junto a su pareja, Matías Albornoz –reconocido bombero que con su perra Uma integró el operativo que rastrilló y halló en el río Chubut el cuerpo de Santiago Maldonado– son papás de las gemelas María Guillermina y María Eugenia.
"Nacieron el 22 de febrero por cesárea programada por ser un embarazo gemelar. Me enteré que eran dos el 7 de agosto cuando fui a la tercera ecografía de control. Ese día fui sola al médico, ya que el papá estaba trabajando. El médico me dijo 'tengo dos cosas para decirte. La primera es que está todo bien'. '¿Y la segunda?', le pregunté. 'La segunda es que son dos', me dijo. Me lo tuvo que jurar porque no le creía. Siempre fantaseé con la idea de tener mellizos y un día una compañera de trabajo me dijo: 'no pidas tanto que se te va a cumplir' y cuando llegó la noticia de que esperaba dos bebés no pude hacer otra cosa que mirar al cielo y agradecer a Dios por tan hermosa bendición", así describió Antonella el inicio del camino a la maternidad.
El contacto esta vez fue por WhatsApp ya que la maternidad la absorbe por completo. "Teneme paciencia", fue la respuesta a la consulta para poder hacer una nota. De licencia en la escuela –donde este año le tocó 3° grado– no piensa aún en el regreso.
"Estoy dedicada 100% a mis bebés". —¿Y seguís siendo bombero? —Sigo siendo bombero. Pertenezco al cuartel de General Ramírez. Desde los tres meses de embarazo tuve que hacer un parate con el entrenamiento de los perros. Ya que al ser un embarazo gemelar implicaba mayores cuidados y control. Y desde entonces no he vuelto a realizar tareas con los perros. Extraño mucho, es como mi cable a tierra. Pero entiendo que son etapas y que pronto podré volver a hacerlo y ahora en compañía de mis bebés.
—¿Todavía tenés a Nur?
—Sí, todavía tengo a Nur. Ella ya está retirada de las tareas de búsqueda y rescate. Así que hace vida 100% de mascota. Ya tiene sus años mi compañera, y empiezan a aparecer signos de que no queda mucho hilo en el carretel. No imagino el día que tenga que despedirla, ella ha estado siempre ahí para mí. Me ha acompañado a lo largo de muchos años, y me ha brindado su amor incondicional. El día que tenga que irse pido que lo haga con esa paz que me transmite a mí cada día.
—¿Cómo son tus días hoy?
—Como dije antes, hoy estoy a full abocada a mi tarea como mamá. Así que un día mío es entre mamaderas y pañales. Estamos conociéndonos las tres y ellas me están enseñando esta nueva tarea de ser mamá. Descanso cuando ellas duermen y en lo pocos momentos libres aprovecho para hacer algunos trámites, o bañarme o comer, jaja. Ellas me demandan toda mi atención y tengo que dividirme para las dos. Obviamente necesito ayuda extra, sola no podría hacerlo, por lo menos este primer tiempo donde todo es nuevo y voy aprendiendo sobre la marcha. Ser mamá de gemelas es un regalo maravilloso, es agotador claro que sí, pero verlas dormir abrazadas en su cuna, esa conexión que tienen una con la otra es inexplicable. Muero de amor al verlas. Es maravilloso.
—¿Qué deseás para tus mujeres?
—Como toda mamá deseo que sean felices y que tengan siempre mucha salud. Que sean nobles de alma y corazón. Que rían mucho, que disfruten de cada día, de cada momento. Que contagien siempre amor y alegría. Que no tengan miedo, que siempre estaré a su lado para tomarlas de la mano.
—¿Qué significa para vos ser bombero, docente y madre?
—Bombero, madre y docente. Las tres tienen algo en común. El entregarse por el otro. Disfruto cada una de ellas. Todas me llenan el corazón. Pertenecer a la familia bomberil, el poder brindar una mano si está a mi alcance. Poder aplacar el dolor de alguien que te necesita. Ser docente y poder brindarme a mis alumnos, transmitirles valores y enseñanzas, aprender de ellos y con ellos. Y que al finalizar el día te abracen y te digan que te quieren. O te hagan una cartita o un dibujo para que tengas entre tus cosas. Y ahora mi nuevo rol de mamá, dedicarme y brindarme a mis hijas, conociendo el amor más puro que existe. Agradecida a Dios y a la vida por éste regalo maravilloso. De tenerlas conmigo, de tenernos las tres. Tanto las esperé y hoy disfruto segundo a segundo de su existencia.