No recuerdo bien cuándo fue la primera vez que crucé el túnel subfluvial. Yo nací y ya estaba ahí. Esa megaobra que nos unió al país ya tenía 10 años de vida cuando llegué. Ir a Santa Fe no era un gran problema. Cuando uno es chico se sube al auto y se deja llevar. Con los años uno se da cuenta el valor de semejante trabajo de infraesctructura. Sí recuerdo la primera vez que entré a los controles del Túnel con mis compañeros de la escuela N° 86 Nuestra Señora de Lourdes. Fue un placer. Un día mágico. Entrar a la Sala de Control llena de televisores fue impactante. Calculo que para cualquier gurí entrar al Túnel sigue generando un cosquilleo o un poco de intriga.
Una obra de unidad
Con el paso de los años uno se da cuenta la magnitud geopolítica del enlace vial. El Túnel integró a una provincia rodeada de ríos con el pais.
La obra en sí misma habla del espíritu de una época. Muchos no creían que semejante obra fuese posible. Pero hubo gestiones que entendieron que era indispensable asumir los desafios. Eso habla de hombres políticos como lo fueron Raúl Uranga y Carlos Sylvestre Begnis. Seguro que hubo otros con menos exposición atrás de esos gobernadores que trabajaron para embarcarse en semejante reto. Eso es política. Eso es planificar para que las futuras generaciones puedan como hoy cruzar a Santa Fe o ir a cualquier punto del país sin ningún tipo de contratiempo. Construir el Túnel no es bachear una calle o asfaltar un barrio, sin desmerecer ese tipo de iniciativa que son competencia del municipio y son importantes para la vida diaria y que políticamente seguro son más redituable en lo inmediato.
Muchas veces las grandes obras que nos cambian la vida no se ven enseguida. Hoy, en épocas en las que nos quieren vender que todo está hecho, esta obra de 50 años de vida nos pone en perspectiva de la importancia de construir artificios que unan que integren.
Hoy necesitamos más que nunca obras que nos mejoren la calidad de vida a futuro. Que sean amigables con el medio ambiente. No podemos como sociedad seguir midiendo una gestión de gobierno por si juntan o no la basura. Si bien es importante que el municipio cumpla con parte de su rol, también necesitamos que cuando se planifique una obra con la Provincia y la Nación se piense a futuro, en los beneficios que traerá a los ciudadanos. Salvando las distancias los accesos Sur y Norte a la capital entrerriana que hoy ya están casi listos dentro de varios años nos va a significar un ahorro de tiempo importante. Atrás quedarán las largas colas que teníamos que hacer los conductores para llegar desde Oro Verde hasta al semáforo avenida de las Américas y Alfredo Palacios. A las nuevas generaciones tal vez salir o ingresar de Paraná le parezca sencillo y rápido, como nos pasó a los que nacimos con el Túnel ya en marcha y no tuvimos que andar en balsa. Podríamos traer a colación el puente Zárate Brazo Largo y el Victoria-Rosario como otras grandes obras. Ojalá que algún día tengamos la posibilidad de estar hablando del puente con Santa Fe. Porque eso significará que otra vez tuvimos políticos que pensaron a largo plazo y no en el rédito inmediato del voto.