“Es un año donde podemos decir que para la citricultura es bueno porque estamos con un mercado interno muy demandado y algunos negocios puntuales para la exportación”. La cita parece sacada de contexto atento la andanada de noticias ligadas a la desaceleración de la economía. Pero no, corresponde a una entrevista del periodista Daniel Aguilar a Darío Toller, productor citrícola de Paraje Ascona en el ejido Federación realizada para Campo en Acción. Sucede que, como se dice en el agro cuando se resuelve un problema, alguien “le encontró el agujero al mate” y tal suceso se transforma en noticia. El hombre de campo, de todos modos, subrayó que no todas son rosas en el sector que integra: “Estamos con un 40% menos de producción que la campaña anterior y la pandemia hizo crecer la demanda de vitamina C, eso nos ayudó a poder vender mejor nuestros productos”. Desde el punto de vista climático Toller advirtió que no han tenido mayores problemas. En lo productivo, sentenció, es menor que la campaña anterior atento a que vienen de un año de súper producción. “También sucede que no le veníamos haciendo los trabajos de fertilización a los lotes y la planta pasa factura”, reconoció. La del quintero de la costa del Uruguay es una pequeña empresa familiar integrada a la cadena de valor desde la planta y hasta la comercialización de sus frutos. Hace tres años comenzaron a exportar y ya llevan más de 100.000 cajas vendidas a distintos destinos en el mundo. El ingreso de los cítricos dulces entrerrianos a Estados Unidos es el objetivo y el empresario y aportó que las autoridades sanitarias de ambas naciones tienen los acuerdos hechos, pero que las operaciones se demoran por, consignó, “una cuestión política”.
Toller halló el agujero del mate
Por Carlos Damonte
Incluso mostró algunas estadísticas para comprender la complejidad del negocio en el que está involucrado de pies a cabeza: “Se viene exportando menos por problemas de rentabilidad y la falta de variedades. Del 100% que se produce, un 60% se destina al mercado interno, un 15% a la exportación y el resto a la industria para jugos”. Contó que el inconveniente con las variedades es que las nuevas se deben importar, lo que implica ingresar a un proceso de saneamiento antes de desarrollar la producción a escala comercial. Toller leyó la realidad como un problema estructural: “Nos hemos quedado en el tiempo con las variedades y hoy el mercado está demandando otras opciones. En función de eso venimos trabajando, al punto de que desde el año pasado abordamos en conjunto todos los problemas de la actividad”.
El productor confió que vender más también genera crisis fruto de compromisos asumidos que se deben cumplir a pesar de las contrariedades que genere la naturaleza: “En lo sanitario venimos complicados esta campaña y esto se debe a que bajamos el ritmo de manejo productivo de los montes por cuestiones de rentabilidad”. En ese marco determinó que la enfermedad conocida como mancha negra tiene cada vez más incidencia en los lotes y eso les crea “un problema grande” al momento de la comercialización. Estamos haciendo monitoreos permanentemente para salvar el negocio de la citricultura”, remató .