"No enseñamos la Historia profunda de Entre Ríos, del mundo entrerriano, porque no la estudiamos y no la conocemos, y por ello mismo no defendemos nuestra tierra y no reafirmamos nuestra memoria histórica revolucionaria frente al saqueo imperial y centralista biocida del presente".
Llamado a mirar desde otros ángulos la epopeya del Litoral
Descubriendo Entre Ríos. El estudioso Mauricio Castaldo impulsa una relectura del papel de los panzaverdes en la historia de la región, y de la huella que dejaron las clases subalternas y explotadas en la dirección de las luchas por la emancipación
Por Tirso Fiorotto
18 de septiembre 2016 · 09:23hs
Militancia. Castaldo, a la derecha, en una conferencia con otros amantes de las entrerrianías.
Así empieza el capítulo más reciente de una saga de artículos que publica Mauricio Castaldo, con la declarada intención de revisar "la versión 'folklórica' y anecdótica de nuestra historia y de nuestra cultura" que para el ensayista "debe ser superada por una reflexión histórica, cultural, educativa y política crítica, rigurosa, profunda, concientizadora, comprometida y movilizadora, que potencie las resistencias localizadas del presente".
Docente, militante artigueño, dirigente del sindicato Agmer, Castaldo va por caminos inexplorados y si rescata aportes de algunos historiadores de la región como Pérez Colman y Serrano repudia la llamada historia oficial. "Todo folklorismo histórico y cultural es cómplice de la continuidad del coloniaje y del saqueo en sus distintas formas", sostiene y agrega: "el repaso de la Historia del Mundo Entrerriano debe hoy tener en cuenta el aporte del método de análisis de los denominados estudios de la subalternidad, postcoloniales y postoccidentales".
Se refiere "por ejemplo a los aportes de Aníbal Quijano, Boaventura de Sousa Santos, Gayatri Spivak y Partha Chaterjee, entre otros. Nosotros acordamos aquí también con el concepto de mundos de la vida trabajado y propuesto por Adolfo Gilly y Rhina Roux".
Esta línea le permite al estudioso de María Grande recuperar la posición de charrúas, guaraníes, gauchos, nombres ignotos, mujeres sin cargos públicos, grupos, y revisar el contenido de pensamientos y acciones que pudieron pasar inadvertidos o menospreciados y sin embargo podrían mostrar una vena revolucionaria, heroica, como puntas de un tempano que la historia más ligada al poder quizá no quiso mostrar en su real dimensión.
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Paradojas
El profesor Castaldo no menosprecia los aportes diversos, y en algunos casos aprovecha expresiones de investigadores de antaño para señalarlos como ejemplo negativo. Eso ocurre por ahí con párrafos tomados de Juan Bautista Ambrosetti. "La concepción epistemológica e ideológica de Ambrosetti se inserta en esa Argentina terrateniente que ya había hecho la 'conquista del desierto' y que, frente a la oleada de inmigrantes obreros 'rojos' y luchadores, buscaba desplegar una 'identidad' nacional 'criolla' y folklórica", asegura, a raíz de unos comentarios del investigador gualeyo acerca de las condiciones de los humanos de este suelo.
Entendemos que su uso de la voz "folkórico" como un peyorativo se refiere a costumbres intrascendentes, modos recientes y playos, ligados a clases sociales más o menos acomodadas que naturalizan el estado de cosas.
"Al estudio de la complejidad de las luchas, las diferencias, las tensiones y las contradicciones de clases sociales en todas sus dimensiones debe articulársele un estudio etnográfico preciso, y una percepción clara de la heterogeneidad de los tiempos históricos y de la ramificación rizomática y compleja también de los procesos que investigamos", afirma Castaldo.
Rizomática por la extensión de las raíces y la reproducción de fenómenos en la sociedad, como en las yemas y brotes de un rizoma.
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Yupanqui en Tala
Otro ejemplo de las búsquedas desde otra mirada está en un fragmento en que toma experiencias de Atahualpa Yupanqui. "Hubo un mundo entrerriano y litoraleño que se formó en la interacción con y en la resistencia contra la colonización española y manceba. Ese mundo complejo de valores se recombinó después con el mundo de gentes y el mundo de cosas que fueron llegando y que fueron pasando en la tierra entrerriana, inserta en la historia mundial contemporánea. Atahualpa Yupanqui (1908-1992), que llegó a Rosario del Tala en los años ´30 cuando todavía no era Atahualpa Yupanqui y simplemente era un muchacho buscando caminos, nos da una referencia histórica para avanzar en nuestro estudio arqueogenealógico. Don Ata siempre fue agradecido de esos entrerrianos de amistades sin revés, como Climaco Acosta y Cipriano Vila, a los que les dedicó la milonga 'Sin caballo y en Montiel', y también habló con admiración de los gauchos judíos, ese fenómeno sociocultural único en el mundo que se dio en la tierra entrerriana".
Dice Castaldo: "Cuando Yupanqui habla de esa solidaridad y de esa generosidad se refiere con admiración a personas con valores de "una sagrada antigüedad". Y se pregunta: "¿A qué época nos debemos remontar para encontrarnos con la raíz de esa sagrada antigüedad entrerriana?"
Entonces echa mano a un testimonio: "citando al funcionario colonial Gonzalo de Doblas, Perez Colman nos transcribe: '...Estos indios –los minuanes- permiten en sus tolderías y en todo el territorio en que se extienden, a cuantos indios guaraníes se desertan de sus pueblos y quieren vivir entre ellos...del mismo modo permiten españoles, gauderios y changadores que andan por aquellos campos matando toros para aprovechar los cueros'".
Es decir, para Castaldo la solidaridad, la generosidad, el no abandonar al otro en el camino, la gauchada en fin, está en la esencia de los entrerrianos que viene desde el fondo de los tiempos.
"Hay un complejo mundo sociocultural entrerriano allí, clandestino y autónomo. Hay un mundo nativo-gaucho en formación: la sagrada antigüedad entrerriana de considerar hermano al amigo y más al amigo con necesidades y padecimientos tiene su base allí. Está muy claro que esa sagrada antigüedad no es española, no es criolla-burguesa ni es europea-inmigrante. Esa antigüedad es minuana-charrúa-guaraní-chaná-negra-gaucha-popular-multicultural", afirma el profesor de María Grande en su aporte titulado "Hacer visible lo invisible".
Y vuelve a una frase de Pérez Colman: "De estos pueblos abnegados en la defensa del suelo de su patria nativa, heredó el pueblo entrerriano sus más altas virtudes cívicas".
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No exterminados
Allí aprovecha para una corrección sobre el destino de nuestros pueblos antiguos. Los charrúas –dice- no fueron exterminados en el Cerro de La Matanza (Victoria) en 1751. "Fueron reprimidos y masacrados sí, pero no exterminados sino dispersos y derrotados política y comunitariamente. Volverán después como milicianos en las luchas por la independencia y el federalismo".
Es atinada esta aclaración, y facilita entonces nuestra comprensión. Porque uno ve en las calles de cualquier ciudad entrerriana el rostro charrúa, guaraní, angoleño, gaucho con apellido criollo, y eso no se entendería si habláramos de "exterminio".
Luego rescata la figura de Antonio Serrano porque supo indagar en las culturas regionales, y lo cita: "Hay un mundo indígena de ideas y concepciones sociales y religiosas, que condiciona la esencia de ese arte, de la misma manera que la tecnología y la materia condicionan sus formas y sus expresiones concretas. A ese mundo hay que entrar".
Y bien, estamos entrando podría decir Castaldo. "Serrano está abierto y conectado al mundo buscando conocer lo nuestro, y da un paso extraordinario en el estudio de nuestras primeras culturas, corriendo incluso -lo más que puede- los propios horizontes epistemológicos de su formación y de su época. Esa 'mundanidad', esa conexión global es más productiva y creadora que la otra mundanidad alienante, la de jugar a los pokemones con el celular o vivir en la burbuja del wasap".
Entonces, otra cita de Serrano: "La designación de litoral para nuestra región no surgió de los científicos. Ellos suelen objetarla en sus disquisiciones académicas, pero es tal la fuerza de su raigambre que no pueden esquivarla ni siquiera en sus discursos de crítica. La voz nace con nuestra historia política, con nuestras luchas fratricidas, y con nuestra irrenunciable fe en el federalismo. Surge de ellas y se nutre en sus causas. Para los hombres de BsAs, litoral era un territorio pero era también una actitud frente a su centralismo".
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Coloniaje
"La historia profunda contra el coloniaje folklórico". Ese es el título más específico del capítulo que nos acaba de entregar Castaldo y que termina en una suerte de "continuará".
Le preguntamos por las intenciones y algo nos adelantó: "Tengo pensado cuatro ejes más: las luchas por la independencia, la soberanía y el federalismo, las resistencias y alternativas frente al centralismo agroexportador, utopía constituyente (Sampay) versus los límites del desarrollismo y dictadura, neoliberalismo, ajuste y resistencias contemporáneas".
"Veremos. Es sólo una muestra introductoria de un camino de estudio militante y movilizador que hay que ampliar", dijo.
El año pasado había divulgado una columna en la misma línea, titulada "Artigas y los orientales del Paraná".
Allí se lee por ejemplo: "en Noviembre de 1810, Artigas es enviado por el gobierno colonial de Montevideo a poner orden en Entre Ríos, en el marco de una rebelión que va creciendo. Juan El Chileno, uno de los hombres del caudillo rebelde entrerriano Bartolomé Zapata, ha saqueado por la causa la estancia del alcalde colonial de Gualeguaychú, García Petisco, y Artigas llegó hasta Nogoyá en sus persecuciones. Zapata hace constar la deserción de blandengues que pasan a luchar a su lado. El 15 de Febrero de 1811, Artigas sigue a Rondeau y a los demás, y también deserta del ejército colonial. El 18 de Febrero, Zapata toma Gualeguay con sus gauchos, y después junto a Samaniego y su gente, recuperan Gualeguaychú y Concepción del Uruguay. Hay contagio político y solidaridades potenciadoras de la lucha, a dos bandas, haciéndose más fuerte en el cruce del río, construyendo fuerza en el movimiento dialéctico, atravesando la frontera instituida".
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Puente a la actualidad
"La historiografía oficial argentina, mitrista, intentó borrar a Artigas y al movimiento federal original, pero más allá del fuerte y lamentable silenciamiento oficial, el espíritu artiguista siguió resistiendo, atomizado, en nuestras letras y en nuestras luchas. El ideario de Artigas continuó en las letras profundas, como las de Juan L. Ortiz, las de Juan Jose Manauta, las de Delio Panizza y tantos otros, continuó en nuestra música y en nuestra cultura, y salió fuerte a discusión cuando arrancó la lucha de la Asamblea de Gualeguaychú y de toda la Costa del Uruguay contra las pasteras contaminantes. A partir de allí se inició un proceso de relecturas y debates militantes donde podemos destacar la reivindicación del Combate del Espinillo como día del nacimiento político de Entre Ríos, realizada por el Foro Artiguista Entrerriano y la Junta Abya Yala por los Pueblos Libres, y la realización del acto conjunto por los Días de Nuestras Banderas, los 19 y 20 de Junio, promovido por Agmer María Grande".
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Caramelo y tigre
Ya en 2011 publicaba Castaldo un ensayito titulado "defendamos en serio nuestro país entrerriano", y en un subtítulo "una etnografía entrerriana subalterna a contrapelo dice que la entrerrianía es un conjunto abierto de prácticas y valores de nuestros pueblos, y está oprimida pero no muerta. "Esa tranquilidad construida hoy como se pueda o hasta donde se pueda, desde la base de la combinación de la humildad, la generosidad, la solidaridad, el compañerismo, el respeto y la defensa de la igualdad y de nuestra autonomía sigue siendo el alma social y cultural entrerriana pero está agobiada y casi ahogada cotidianamente en las fauces silenciosas del cruel pago al contado y de la venta al primer postor, impuestos por el capital transnacional y sus socios políticos en los gobiernos, los encomenderos contemporáneos".
Y luego: "Los buenos y las buenas entrerrianas seguimos teniendo algo de caramelo y de tigre, pero no es noticia que los tigres están en peligro de extinción o encerrados en un circo, y que los dulces con precio son vendidos en las góndolas. Necesitamos volver a ser nosotros mismos, caramelo y tigre, dulzura tierna y decisión irreversible del yaguareté".
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No seamos usados
El profesor Mauricio Castaldo ve contradicciones en la entrerrianía oprimida, por ejemplo "en nuestros gurises, tan buenos de bondad entrerriana de pueblo, y tan adictos al celular, al facebook, al chat, a la coca cola, a la tele porteña y norteamericana, y a la gran disneylandia hegemónica. Necesitamos reafirmar lo nuestro en todas las trincheras de lucha y en todos los frentes sociales: la entrerrianidad –dice- y nuestra historia deberían enseñarse desde Jardín de Infantes y repasarse, discutirse y profundizarse hasta la Universidad, desde una revolución pedagógica y cultural con una Entre Ríos soberana. La neocolonización del mundo de la vida entrerriana debe combatirse con cambio de política y con una revolución cultural. Defendamos lo nuestro, potenciemos lo nuestro, y usemos las cosas que democráticamente nos parezca justo y mejor, pero no seamos usados nosotros por las cosas y las mercancías".
Y concluye el estudioso de María Grande: "Tenemos que defender más que nunca a nuestro país entrerriano como parte de la lucha por la segunda independencia de los pueblos de Nuestra América. Pero para defenderlo, tenemos que conocerlo y valorarlo, saliendo de los marcos instituidos y desaprendiendo lo que nos han dicho desde hace tanto. Volvamos a lo nuestro, pero con otra mirada".