Sandra Migliore, una ex novicia que denunció abusos sufridos dentro de un convento, confirmó que existen torturas hacia las religiosas y aseguró, incluso, que las Carmelitas Descalzas son quienes fabrican los instrumentos utilizados para las flagelaciones y se los venden a otras congregaciones.
"Las Carmelitas fabrican los cilicios y se lo venden a otras congregaciones"
Una ex novicia aseguró que se utilizan elementos de torturas dentro de los conventos. "El video que filmaron las monjitas es ridículo", dijo Sandra Migliore a La Red Paraná.
2 de septiembre 2016 · 20:00hs
"Yo fui religiosa ocho años. Fui novicia de la congregación de las Hermanas Educacionistas Franciscanas de Cristo Rey", dijo Migliore a la 97.1 La Red Paraná, autora del libro Raza de víboras. Memorias de una novicia. "Por mi experiencia puedo asegurar que existen estos elementos de tortura en los conventos", dijo, y agregó: "Las Carmelitas son las que fabrican los cilicios y se los venden a otras congregaciones también".
"Yo salí en el año 91 del convento, estuve ocho años, desde el 83 hasta el 91. En una oportunidad en que fui trasladada a la ciudad de Lanús, con el hábito de monja, una de mis superioras me mandó a la calle Potosí, ahí en Buenos Aires, a buscar un paquetito al claustro de las Carmelitas, que habían comprado. Tuve que abonar y eran cilicios, que después llevaban a la casa de formación, no sé para quién", relató.
Sobre el cilicio dijo que "es un cinturón metálico con púas, que se ciñe a la cintura o a los muslos". Y aseguró: "Yo lo he visto puesto en compañeras mías y he visto las marcas que deja en la carne. Me he llegado a probar uno a ver qué se siente y no lo aguanté ni diez minutos. Es algo que con el tiempo va dejando una herida".
"Es verdad lo que escribió el periodista Daniel Enz", dijo en referencia a la publicación de la revista Análisis que dio lugar al allanamiento en el convento de las Carmelitas de Nogoyá por torturas a las religiosas.
En su libro Raza de víboras, Migliore contó su experiencia vivida en un convento. "La historia mía se trata de acosos y abusos sexuales por parte de la maestra de novicias a nosotras cuando éramos menores de edad. Vos fijate el abanico de corrupción y de basura que puede existir dentro de un convento", expresó.
"Que se lo digan a sus caras"
Acerca de las filmaciones que hicieron las monjas y publicaron en Facebook para desmentir las torturas, la escritora fue contundente: "El video ridículo que filmaron las monjitas me causa tanta gracia, porque nunca hicieron esto (por filmarse). ¿Vos necesitás salir a gritarle al mundo que sos feliz? Que se lo digan a sus caras porque no se nota".