Si bien todas las áreas de la Medicina tienen aristas de complejidad, la Neonatología es una de las más difíciles porque allí se juegan la vida los más pequeños. Por otro lado están padres, madres y familias, que atraviesan estoicamente una instancia donde la incertidumbre es una de las principales protagonistas.
Superhéroes de Neonatología, un grupo de apoyo y solidaridad
Por Fedra Venturini
UNO / Juan Manuel Hernández
Las horas dentro del hospital, clínica o sanatorio son extensas y en los pasillos están las familias que aguardan cada minuto a la espera del ansiado día para llevar a sus bebés a casa. En este interín interactúan, charlan y comparten entre sí y, sin darse cuenta, se siente un gran alivio porque toman conciencia de que no son los únicos y todos tienen algo en común: quieren que sus hijos salgan adelante.
Gisela Anzil es una de las tres mamás que formaron Super Héroes de Neo, un grupo que tiene el objetivo de formar una red de apoyo y visibilización para las familias que transitaron o transitan el área de Neonatología de distintos nosocomios en Paraná y la provincia de Entre Ríos. Hoy está conformado por 10 familias en total y buscan crecer para hacer llegar el mensaje de contención y solidaridad que terminan en lazos de amistad y empatía.
Amistad y contención
“Esta idea surgió de la necesidad de agradecer tras la internación de mi bebé. Creo que la mejor manera de hacerlo es acompañando a papás y mamás que estén pasando por lo mismo y ayudándolos a transitar el camino de ser papás de Neo”, explicó Gisela a UNO que es mamá de Vicenzo, un pequeño de casi dos años que es alegre, inquieto y un fanático de la Selección Argentina. Consultada por su historia, la mamá relató: “El 14 de noviembre de 2021 fui a la guardia del Instituto Rawson porque sentía la panza dura. Cursaba la semana 26 del embarazo y me dejaron internada para madurar pulmones preventivamente y esa misma noche rompí bolsa, así que su prematurez era inminente”.
Vicenzo llegó al mundo dos días después, el 16 de noviembre, con 950 gramos. Al haber nacido en esta instancia del embarazo fue considerado un prematuro extremo e ingresó inmediatamente a Neonatología. “A partir de allí transcurrimos 78 días en Neo, con complicaciones propias de su cuadro, pero gracias a Dios y al tremendo equipo de salud que lo acompañó nos dieron el alta el 1° de febrero de 2022”, comentó Gisela y agregó: “Para nosotros el personal de salud del Instituto Rawson fue nuestra familia en esos tres meses, los que se alegraban por nosotros ante cada obstáculo superado, siempre acompañaron desde el profesionalismo y una empatía destacable”.
En los pasillos del Rawson Gisela conoció a María Paola González, mamá de Tomás que nació de 36 semanas, y RocíoFleitas, mamá de Ángela, que nació a las 34 semanas. “Gisela estuvo primero con Vicenzo en noviembre, Paola y yo en diciembre de 2021”, relató Rocío a UNO, “De ser tres mamás de Neo pasamos a ser amigas que, durante la estadía en el instituto, se volvió un grupo de contención gigante y pensamos que así como estuvimos para la otra en su momento, también podíamos serlo para otras mamás, papás y familias que pasaran por estas circunstancias”.
Colaborar y visibilizar
Constantemente los padres están en comunicación con los profesionales de salud, especialmente del instituto Rawson, con el objetivo de ser útiles en lo que sea necesario, como alojamiento cercano a la institución para familias que no sean de Paraná, pañales, ropa, leche o lo que se requiera en el momento. No obstante, Gisela aclaró: “Más allá de que me enfoqué en el Rawson y no en un establecimiento público para colaborar y hacerme presente, queremos acompañar a todos los papás que lo necesiten. El hecho de que se encuentren en un instituto privado no quiere decir que estén en una posición económica excelente. Muchas familias son de afuera, sin lugar donde parar o descansar, que acompañan a sus hijos desde un pasillo en la sala de espera”.
Por otro lado, una pieza fundamental del grupo es la visibilización y concientización sobre la neonatología y la prematuridad a través de las redes sociales. “Armamos un perfil de Instagram en el que tratamos de brindar información para acompañar a padres que estén en la etapa del post-neo”, comentó Gisela y agregó: “A la vez, creamos un link que dirige a un grupo de Whatsapp en el que charlamos y acompañamos desde nuestro lugar, a veces poniendo la oreja y otras orientando desde nuestra experiencia”, indicó Gisela.
Desde el año pasado, el grupo de familias realiza distintas iniciativas de concientización en el marco de la Semana del Prematuro, cuya fecha de conmemoración es el 17 de noviembre en todo el mundo: “A partir de esta instancia pensamos otras actividades y proyectos, como el de acercar al Rawson cosas que pueden necesitar las familias, como almohadones para amamantar, crear un espacio donde los papás puedan descansar durante la instancia, que no sea sólo estar en el pasillo sino tener un espacio propio, pero además brindar información de alojamientos, médicos, todo lo que nos tocó vivir y siempre hubo alguien que nos ayudó, una especie de cadena entre familias”, explicó Paola.
Un milagro multiplicado por tres
Dentro de la Neonatología, independientemente de la institución, hay un sinfín de historias que se forman en los pasillos y las distintas salas. Los trillizos Amalia, Lourdes y Bautista son una de esas historias que, afortunadamente, tuvo su final feliz. Durante un recorrido por el área de Neonatología del Rawson, el equipo de UNO conoció a Analía y Pablo, oriundos de Crespo, que el 26 de julio de 2023 tuvieron de forma prematura a sus trillizos y, tras casi dos meses de internación en la institución, estaban a días de poder llevar a sus pequeños a casa.
“De por sí, que fueran tres fue algo impactante para nosotros porque fueron concebidos de forma natural”, comentó la crespense entre risas y agregó: “Ya tenemos un bebé, Pedro, que tiene dos años y queríamos darle un hermanito. Lo más sorprendente es que ni de mi lado ni de mi esposo tenemos antecedentes genéticos de embarazos múltiples".
Aquel día de fines de julio Analía cursaba la semana 31 de su embarazo y estaba en su casa, al ser que le indicaron reposo por tener contracciones desde la semana 24. “Ellos querían salir, así que rompí bolsa a las 8 de la mañana y desde el Hospital San Francisco de Asís en Crespo me trasladaron y la verdad que agradezco la atención porque instantáneamente atendieron esta urgencia. Finalmente llegamos a Paraná en ambulancia y tuvimos a los bebés por cesárea”, relató la mujer. Pablo, su esposo, relató que pudo estar presente en aquel momento de milagro, pues trabaja fuera de Crespo: “Cuando estaciono el auto en el pueblo, me dicen que Analía estaba de ocho centímetros y medio de dilatación. Cuando llegamos a Paraná tenía nueve. No nacieron en la ambulancia de milagro, pero a ella no le dijeron nada en ese momento para no angustiarla”.
Fue así que, instantes después de su nacimiento, fueron ingresados al área de Neonatología para ser atendidos: “Verlos así con cablecitos, en incubadoras y todo lo que conlleva la Neonatología, fue muy difícil”, recordó Analía, “pero de a poco ellos encontraron su ritmo en este mundo al que vinieron antes, pero el acompañamiento de todo el personal fue de gran ayuda, también de los demás papás, porque eso nos dio muchísima fuerza”.
Para Analía y su esposo los momentos más complicados se dieron durante las primeras semanas donde viajaban diariamente de Crespo a Paraná para también estar para su hijo mayor. “El cansancio también se sumó a las emociones, era siempre buscar la forma de seguir adelante”, comentó Analía. “El hecho de que pudiéramos ingresar las 24 horas del día fue fundamental. Al principio sólo podíamos tocarlos, que hasta eso te ayuda muchísimo, después podíamos alzarlos cuando transcurrían las horas más críticas, cuando se les remueve el oxígeno ya los podíamos cambiar y eso para uno es simple, pero en Neo es algo increíble y eso te ayuda a seguir”.
Actualmente los pequeños gozan de buena salud y fueron autorizados a volver a su hogar, en Crespo, donde pudieron conocer a su hermano mayor y al resto de su familia que esperaba ansiosa su llegada.