Las 12 orquestas, bandas y coros que funcionan en distintos puntos de Entre Ríos, incluyendo Concepción del Uruguay, Concordia y la mayoría en Paraná enfrentan una crisis terminal debido a la falta de presupuesto y la demora en el pago de salarios por parte del gobierno provincial.
Orquestas y coros provinciales al borde del cierre: 80 docentes sin cobrar denuncian recortes presupuestarios
Brisa Montero y Adriana Bruselario alertaron sobre la suspensión de pagos y la reducción a la mitad de los salarios a docentes de las orquestas de Entre Ríos
Por Valeria Girard
Orquestas y coros provinciales al borde del cierre: 80 docentes sin cobrar denuncian recortes presupuestarios
Orquestas y coros provinciales al borde del cierre: 80 docentes sin cobrar denuncian recortes presupuestarios
Orquestas y coros provinciales al borde del cierre: 80 docentes sin cobrar denuncian recortes presupuestarios
Las orquestas, ensambles y coros infantiles y juveniles de Entre Ríos continúan funcionando sólo por la voluntad del equipo docente que lo sostiene; así lo explicaron las docentes Brisa Montero y Adriana Bruselario, ambas de la orquesta Romina Iturain (que funciona en el predio que comparten la escuelas secundarias N° 15 de La Baxada del Paraná y N° 78 Intendente Juan Carlos Esparza, en Bajada Grande). Particularmente, en el caso de Brisa, la angustia es muy grande porque fue una alumna de la orquesta que con el paso de los años se transformó en profesora: “Es todo para mí la orquesta Iturain, es mi vida”, aseguró a UNO. Es por ese amor y compromiso que a pesar de las condiciones, los docentes eligen seguir con el programa.
Si bien a nivel nacional el programa ya existía, en Entre Ríos nace en 2012, inaugurado por el Gobierno Nacional, en un contexto muy positivo, con recursos y presencia en varias ciudades.
Fue en 2015 (durante el gobierno presidencial de Mauricio Macri) que Nación da de baja el programa y entonces los gobiernos provinciales y municipios definieron hacerse cargo.
Actualmente son cuatro orquestas-escuela, cuatro ensambles-escuela y tres coros-escuela infantojuveniles que dependen de la Coordinación General de Orquestas y Bandas InfantoJuveniles de la Secretaría de Cultura. Los mismos se desarrollan en distintos barrios de Paraná, Concordia, Concepción del Uruguay y San José. Cada agrupamiento cuenta con director, docentes de instrumentos (sinfónicos y populares), docentes de lenguaje musical y docentes integradores (con formación en Trabajo Social, Psicología y Ciencias de la Educación).
Hoy el Programa de Orquestas Infanto Juveniles funciona con un “sistema precarizado de contratación laboral”. Los docentes son monotributistas y cuentan con un contrato que se renueva todos los años.
“Hace 12 años que funciona la orquesta Romina Iturain donde se forman músicos y músicas de trompeta, trombón, contrabajo, chelo, violín, flauta traversa, percusión y clarinete. Es un proyecto socio cultural que tiene lugar en escuelas de distintos barrios donde niñas, niños y jóvenes se forman en un instrumento y tocan grupalmente en una orquesta, banda o coro de manera gratuita. Muchos de quienes pasaron por La Romina ahora son profes o siguen formándose en la escuela de música, o trabajan como músicos en bandas y grupos de la ciudad. Este año nos comunicaron que no hay más dinero para las orquestas, mejor dicho: que es una decisión política que las orquestas cierren. Al día de la fecha no sólo nos adeudan nuestros salarios, sino que los últimos tres meses serán con la mitad del presupuesto”, relató Bruselario.
El riesgo de cierre se hizo oficial en agosto, cuando se les comunicó a los equipos que “no hay plata”. Aunque la fecha límite se extendió hasta noviembre, la continuidad se mantiene bajo condiciones insostenibles.
“Sin apoyo económico ni transporte para movernos, ni invitaciones para ir a tocar se hace todo muy difícil, aún así los trabajadores proyectamos y resistimos por los gurises”, dijo Bruselario.
La propuesta de salario reducido alcanza los 170.000 pesos, un monto que no se abona mensualmente, sino de manera diferida, correspondiendo a un contrato de 10 o 12 horas semanales.
“Todavía no hemos cobrado ni junio ni julio”, indicaron las docentes. Enfatizando la inequidad de la situación, se mencionó que, de los 80 docentes, alrededor de 40 cobraron junio y la mitad de julio, mientras que “los otros 40, dentro del grupo está Brisa, por ejemplo, no cobró”.
Responsabilidad social vs. economía
A pesar de los problemas de pago que se han vuelto crónicos desde que el programa pasó a depender de la Provincia, los docentes continúan yendo a dar clases.
Brisa Montero es docente de violonchelo y recalcó que lo que siente es una fuerte conexión personal con el proyecto: “Particularmente tengo una responsabilidad enorme con el programa. Salí de ahí, me permitió conocer lugares que de otra manera me hubiera sido imposible, me hizo ser realmente la que soy, entonces le debo un montón al programa”, expresó claramente conmovida.
Sin embargo, esta vocación choca con la imposibilidad de sostener la vida diaria, una situación que, según las entrevistadas, el Estado parece explotar. “Creo que ellos lucran con eso, ¿no? Bueno, que siga así total ahí por amor al arte, ¿no? Y no, yo con amor al arte no le voy de comer a mi hijo”, insistió Montero.
La decisión de seguir trabajando, aún sin contrato ni salario garantizado, responde a la voluntad de "dar una lucha" y mantener el espacio para los jóvenes.
El impacto en los chicos
Las orquestas son consideradas cruciales como espacios de contención, más allá del aprendizaje instrumental. La decepción y la tristeza se siente entre los alumnos, muchos de los cuales están en el programa desde que eran pequeños.
El cierre no sólo significa la pérdida del espacio, sino la pérdida física del instrumento para muchos de los estudiantes. “Hay gente que tiene el instrumento para practicar en su casa, pero es de la orquesta. Si el programa cierra, no van a tener más su instrumento para tocar. Es todo muy triste”, detalló Bruselario. Además, existe una incertidumbre sobre qué sucederá con los instrumentos que fueron “construidos nosotros” y no provienen del Estado.
Los docentes se están reuniendo en asambleas para definir estrategias de visibilización y reclamo, aunque el desgaste es notorio.
Pese a los obstáculos, las orquestas intentan seguir funcionando, cubriéndose entre los docentes que sí pueden asistir, en un esfuerzo por mantener vivo el programa con la esperanza en lograr torcer la decisión gubernamental que impide que continúen funcionando.