La promoción humana, clave para revertir las duras cifras de la pobreza

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) reveló que en el Gran Paraná –que incluye tanto a la capital provincial como a las localidades de Oro Verde, San Benito y Colonia Avellaneda– el porcentaje de personas pobres pasó del 30% del segundo semestre del año pasado al 36,3% en junio de 2020, mientras que el índice de indigencia registrado fue del 6,3%.

Frente a estas cifras alarmantes, correspondientes al primer semestre de 2020, quienes trabajan cara a cara con esta realidad subrayan que detrás de los números “hay personas” y que trabajar en la promoción humana es fundamental.

El padre Ricardo López, a cargo de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, situada en barrio La Floresta, una zona vulnerable lindante al Vocadero de Paraná, comentó: “La verdad es que la situación está más complicada, por dos motivos: el primero es que cada vez es más gente la que necesita asistencia, porque se ha quedado sin las changas que hacía; y por otro lado hay menos ayuda, ya que por la pandemia las ONG y fundaciones que trabajaban en este sector ahora no están viniendo y hay menos donaciones”.

Que haya menos donaciones de las personas particulares y empresas es algo que se viene dando hace meses. Sin embargo, López comentó que en la parroquia siguen entregando viandas diarias, aunque con un cupo de 200 concurrentes, para que alcance. “Buscamos sostener esta obra. Si bien venían más de 200 personas por día, mucha gente joven sin trabajo, les fuimos pidiendo que procuraran, en el caso de quienes pudieran, recurrir a otros espacios, porque estamos mucho más apretados y sino no damos a basto. La ayuda que recibimos del gobierno son 70.000 pesos, que hoy en día alcanza para comprar mercadería para una semana”, dijo a UNO.

El sacerdote comentó que, además, desde la iglesia a su cargo y la fundación Puentes van ayudando con recursos a 12 merenderos o comedores que surgieron en estos meses para cubrir el trabajo de las ONG que ya no pueden ir. Generalmente son los propios vecinos los que ponen sus casas a disposición y llevan adelante estas iniciativas solidarias para que nadie se vaya a dormir con el estómago vacío. “Los estamos acompañando con recursos, como la leche, las facturas, pero no podemos ayudarlos a todos por igual ni todos los días, lo vamos viendo en base a las necesidades”, lamentó.

Alejandra Freddini, de la agrupación solidaria La Cata, contó que si bien por la pandemia no están pudiendo ir a los merenderos en Paraná –que según estimó son un centenar y en este tiempo surgieron muchos nuevos– continúan recibiendo pedidos constantes y coordinando donaciones: “Que haya más merenderos demuestra que hay más necesidades, aun cuando desde el Estado se está entregando ayuda. Lo que pasa es que la suba del precio de los alimentos hace que no alcance”, opinó.

Por su parte, el padre Eduardo Jacob, de la parroquia de Bajada Grande, analizó: “Si bien por el tema de la cuarentena y la pandemia mucha gente mayor no ha estado viniendo con frecuencia a la parroquia y nuestra ayuda a través de Cáritas se vio más limitada por esto, se atienden puntualmente situaciones de familias que necesitan asistencia, sobre todo con el tema de comestibles”.

“La apreciación que yo tengo es a partir del contacto con los merenderos que vienen trabajando, que son varios en Bajada Grande y que por un lado dan la leche y algunos días de la semana además cocinan. Hablando con sus referentes, se puede percibir que la demanda ha crecido. Y el mismo hecho de que haya más merenderos también es un signo”, remarcó.

Jacob mencionó que en la zona hay muchos pescadores que han seguido trabajando de algún modo, y si bien observó que varios vecinos se la rebuscan poniendo kioscos o verdulerías en sus casas para ganarse el sustento, también hay numerosos changarines de la construcción que sí se han visto afectados, sobre todo al inicio de la cuarentena.

No obstante, respecto a las cifras de pobreza informadas por el Indec, reflexionó: “No digo que en el día a día hoy para la gente está mas difícil conseguir un peso y la comida, ese es un dato evidente. Pero hay otra realidad, que es esa pobreza a la que se la llama estructural, que viene de muchos años, y que uno la ve a veces en los tipos de vivienda, o en el estado general del barrio. Hay situaciones que lamentablemente se han agravado, pero esto viene desde hace mucho tiempo, son cuestiones que están establecidas y que son muy difíciles de modificar”.

Contención social

El padre Javier Murador es el actual vicepresidente de Cáritas de la Arquidiócesis de Paraná. La tarea que realizan, junto con un equipo de trabajo de la comisión diocesana, es tratar de acompañar el trabajo de las Cáritas de las parroquias y la Arquidiócesis de Paraná, que abarca un tercio de la provincia e incluye localidades como San José de Feliciano, La Paz, Santa Elena, Bovril, Puerto Curtiembre, Las Cuevas, Nogoyá, Lucas González y Villaguay.

En base a su experiencia, subrayó: “Nuestra mirada pastoral considera que atrás de los números hay personas y que así haya un 0,01% más de pobreza, es gente que la está pasando mal”.

En este marco, observó que la demanda alimentaria subió durante este tiempo de pandemia por “la gran falta de trabajo y la caída del trabajo informal de gente que changueaba y podía parar la olla, como dicen algunos, eso cambió”, dijo, y manifestó: “También hubo un crecimiento de la violencia intrahogareña, que no necesariamente es familiar, porque a veces en nuestras zonas vulnerables son familias ensambladas. Y el aislamiento provocó más gente en situación de calle y también de la violencia ligada a adicciones y al consumo problemático”.

“En nuestra mirada de discernimiento la iglesia va a seguir evangelizando y tendiendo una mano al que más lo necesita, por vocación, no es una cuestión de coyuntura. En el corazón del Evangelio de Jesús está su pedido de que atendamos a los más necesitados”, comentó el padre Murador.

Por otra parte, destacó: “Hay más demanda alimentaria, pero también hay mucha ayuda. Nos consta que la hay en todos los estamentos, nacional, provincial y municipal en Paraná. Los que pasa es que a veces no hay un acompañamiento para que las familias puedan ahorrar para invertir en su casita o algún emprendimiento”.

“Tenemos muchos programas y nuestra labor es tratar de ayudar y no simplemente dar lo que se necesita. Procuramos la promoción humana, que es ayudar para que la gente pueda subsistir con un trabajo, un microcrédito, un taller para aprender un oficio”, concluyó.