Loana, Noan y Fabián, por estas horas, ya están con la valija preparada para abandonar Paraná. Estos jóvenes de 13 y 14 años estuvieron poco más de un mes en esta ciudad formando parte del staff del circo Servián. Dos de ellos son sexta generación de familia circense. Es decir, lo llevan en la sangre y llevan la pasión "en la sangre". Así lo reconocen. El lunes los conocí personalmente, aunque no en plena función (debo reconocerla como excelente) sino en un ámbito mucho más lejano pero no por cierto menos importante. Fue en el escuela número 34º Manuel Belgrano (ex-Comercio Nº2). ¿Que hacían ahí? El programa educativo "alumno itinerante" les permite poder llevar adelante sus estudios secundarios, lo que por cierto hacen de una manera muy particular a partir de su estilo de vida. Es que, por ejemplo, en el espacio de 120 días habrán concurrido a tres colegios diferentes de la Argentina a partir del destino que les toque. Conocieron nuevos compañeros en Santa Fe, luego los recibieron de mil maravillas en la ex-Comercio 2 y en breve tendrán que sentarse con otros pares santiagueños. Así es su vida. Para muchos, la reflexión sería: "Pobres chicos, así no pueden aprender nada". Flor de sorpresa se llevarían si conocieran el nivel educativo de Loana, Noan y Fabián. A partir de la exigencia de las autoridades del circo (sin buenas notas no hay "Show") pero también del carácter "motivacional" que tiene la particularidad de educarse con un "trailer" a cuestas (es decir encontrare con lo nuevo todo el tiempo). Los pibes "vuelan" a la hora de resolver un problema de Matemáticas y la cultura general la tienen a flor de piel. Cuando les tocó la primera clase de Música, y a raíz de que el "tema" estaba empezado, le exigieron al profe que les explicara desde un principio. "Así lo aprendemos bien", le dijeron. El docente los miró y admiró el nivel de inquietud. Ayer les tuvo que poner notas antes de abandonar la escuela ya que era el último día: fue un 10 para cada uno de ellos. "Se lo merecían. Menos no les podía poner". Por lo bajo, las autoridades del colegio paranaense reconocen que el nivel intelectual de los estudiantes circenses está por encima del resto. Muchos, entonces, llegan a la conclusión de cómo se debe enseñar y la forma de generar interés y motivación en los chicos para que puedan aprender e incorporar los conceptos. Muchas veces, entonces, educar no es para cualquier payaso.
Educar no es para cualquier payaso de circo
Hoy por hoy. Opinión.
Por Martín Macor
17 de septiembre 2016 · 08:41hs