El centro comunitario Los Conejitos en sus inicios alimentó a 50 chicos. Con el tiempo creció y hoy, unos 600 llegan a las 18.30 para cenar todos los días. Está ubicado en Profesor Garcilazo y López Jordán. Gloria Carmen Kapp, su presidenta, le dedica desde la mañana temprano hasta que el último termine su plato.
En Los Conejitos hay una madre que dedica su vida a 600 chicos
“Si lo dejo me enfermo. Voy a seguir hasta que Dios diga basta. Me encanta estar con los chicos y los quiero como si fueran de mi familia”, dijo a UNO y las cercanías al Día de la Madre quizás hizo que se emocione al contar su historia.
En 1995 logró, junto a Roberto Pelusa Alarcón, su marido, abrir el comedor. Tiene siete hijos y desde ese año nunca paró de dedicarle su tiempo a los niños de los barrios cercanos.
“Con mi marido nos criamos juntos, fuimos a la misma escuela y dijimos que el día de mañana podíamos hacer algo”, señaló Gloria y ese algo se transformó en lo que hoy es: un espacio donde no solo se da de comer, sino también se brindan herramientas para la inclusión social.
“Servíamos, cocinábamos, hacíamos postres a la noche para luego servirlos; ahora ya tenemos 600 chicos, un espacio más grande y personal que trabaja bien”. Todo lo contó como con la voz entrecortada por la emoción. Aseguró que es un poco por la fecha, pero otro tanto por situaciones familiares recientes. De todos modos y al igual que muchas otras mujeres, se aferró a la pelea diaria.
Una tarea hermosa
Nombró por lo menos seis barrios: “Vienen chicos de Hijos de María, Jauretche, Lomas del mirador II, circunvalación, Las Rosas y Paraná XX”, destacó. Sin embargo aclaró que a veces también llegan desde otros lugares. “Hasta de Bajada”.
Luego de las compras de la mañana, a las 15.30 comienza la preparación de la comida. “Para cuando viene el personal ya tengo todo organizado”. A las 18.30 se sirven los platos. “Es una tarea larga pero hermosa. Terminamos a las 21 o 21.30 según el día, siempre queda alguno que por ahí viene más tarde”, dijo Gloria. También dio cuenta de la profundidad del trabajo que se realiza: quienes llegan al comedor tienen una planilla y con ella se busca conocer la situación de vida de cada uno. “Se conocen las necesidades y si se tienen chicos con discapacidad”, agregó.
Contó además que han llegado niños con grados de desnutrición a veces derivados de algún centro de salud. “Nos han felicitado porque los chicos se levantaron y están rebien. Hoy los vemos y algunos ya son adolescentes y te abrazan y esas son cosas llenan el corazón. A mí me emociona mucho. Todo lo hacemos con mucho amor”, agregó Gloria en la mañana de ayer mientras preparaba la jornada. La tarea diaria y su dedicación junto a su familia ha permitido que cientos puedan cenar todos lo días, y hoy, a pesar de que pasaron 18 años de esos primeros pasos, compartir es una palabra a la que le sigue agregando nuevos significados.
Junto a los vecinos lograron transformar un baldío en un espacio público con juegos
Además del trabajo en el centro comunitario se realizan otras actividades. El Día de la Madre, por ejemplo, se va a hacer un homenaje a las mamás que asisten a Los Conejitos.
Uno de los ejemplos de los trabajo que se hacen además de la cena, es la plaza que queda frente al salón. Junto a otros vecinos lograron recuperar un espacio que era baldío y construir ahí un lugar para los chicos. “Fue todo por esfuerzo propio de la gente que nos acompaña. La plaza estaba pelada y se fueron consiguiendo elementos y con esfuerzo se hizo la placita que hoy se llena de chicos contentos”, dijo Gloria Carmen Kapp.
Pero no es lo único que allí se hace. Roberto Pelusa Alarcón, el marido de Gloria, dijo también a UNO: “Yo la ayudo a ella a hacer muchas cosas. En principio tuvimos la idea de poner un gimnasio para sacar a los pibes de la droga y ahora con unos amigos compramos una soldadora y estamos tratando de hacer capacitaciones para una salida laboral. Vamos a hacer unos trámites para que pongan maestros para que los chicos hagan soldadura, gas y hasta tenemos herramientas de gomería”, destacó.
Además de la plaza, la propuesta de contar con las capacitaciones y de la cena diaria, realizan apoyo escolar, un profesor de Educación Física asiste dos veces por semana y los sábados se hacen juegos para los chicos con jóvenes que llegan desde General San martín. Asimismo se da la merienda.













