Los recientes hechos de inseguridad ocurridos en Concordia llevaron a una movilización multitudinaria desde plaza Urquiza hasta el palacio de Justicia, en procura de recibir respuestas. El último asalto sangriento se produjo el viernes por la noche en la costanera, donde un adolescente recibió una puñalada en el pecho cuando le robaban la bicicleta. Afortunadamente, la evolución del herido es positiva de acuerdo a lo reportado desde el hospital Masvernat. Fue la gota que rebalsó el vaso, ante una situación explosiva.
Concordia: clamor por la inseguridad tras violento asalto
Familiares, amigos y compañeros del estudiante de la escuela secundaria Capuchinos, además de trabajadores de mensajerías caminaron por las calles céntricas de la ciudad para reclamar justicia y mayor seguridad. Desde el mismo foro judicial manifestaron que año tras año se ve un incremento en la inseguridad, más allá de que las estadísticas fueron menores en 2020 producto de la situación de la pandemia. Además atribuyeron que la situación es generada por cuatro factores relacionados a la situación económica, las cuestiones socioculturales, la educación y el flagelo de la droga, que en los últimos años ha tomado un mayor protagonismo.
Por su parte, el jefe de la Departamental de Policía, Jorge Cancio, manifestó que mantuvo una reunión por este caso y otros más con el intendente Alfredo Francolini y planteó la posibilidad de instalar nuevas cámaras de seguridad y sumar medidas preventivas en distintos lugares de la costanera, donde se originó el último caso, que por poco no terminó en tragedia.
“Es palpable que la cuestión de la seguridad es compleja. El abordaje que nosotros hacemos de la seguridad tiene que ver con el delito ya consumado o tras su intento. Nuestra intervención es siempre a pedido del Ministerio Público Fiscal, buscando siempre que esa causa termine en una solución del conflicto penal que se plantea”, manifestó el juez de Garantías N°2, Germán Dri a Diario Río Uruguay.
Además, se precisó que también hubo un aumento en la utilización de armas de fuego, por lo que calificó como preocupante la cantidad de armas no registradas, ya que es un peligro para la seguridad de las personas. “Varias armas son retenidas, pero se advierte que sigue habiendo otras en la calle, entonces de nuevo hay que abordar desde los otros ámbitos la cuestión y saber por dónde ingresan esas armas”, indicó.
Cristian Sersewitz, responsable de una las cadeterías de la ciudad manifestó que la situación es crítica, porque desde su ámbito observa que “prácticamente todos los días tenemos un hecho delictivo”. El empresario expresó que de acuerdo a la estadística que reúnen, están robando tres motos por semana. “Muchas veces simulan el pedido, por ejemplo a través del Instagram, que no son cuentas reales. Le hacen el pedido a pizzerías o drugstore y cuando se los llevamos le roban la mercadería, los celulares, la recaudación del día. Les ha pasado más de una vez e incluso ha sucedido que los chicos se han vuelto caminando”, dijo a LT 15 Radio del Litoral. Al mismo tiempo, destacó las nuevas modalidades de robo porque “se arman Instagram truchos y pasan como si son pedidos reales”.
En cuanto a los horarios de mayor conflicto a la hora de la inseguridad precisó que principalmente se da por la noche. “Tenemos un horario extendido que va hasta la 1 o 2 de la mañana y eso son los horarios difíciles”, expresó. Sersewitz también planteó que “dentro de la zona céntrica en horarios de la noche se ve la presencia policial, pero una vez que se sale de los bulevares es tierra de nadie”.
El titular de la mensajería comparó el comienzo de este año, con la situación de pandemia un tanto más estricta como lo fue el año pasado. “Se trabajaba más tranquilo porque en la calle solo andan las fuerzas de seguridad, gente de salud, los servicios de mensajería como remiseros y no mucha más gente. Ahora que está toda la gente en la calle, pasa mucho más desapercibido”, relató.
Por último, describió una de las modalidades que tienen los mensajeros en procura de tratar de que no se lleven su herramienta de trabajo, aunque con posibles consecuencias. “Lo que hacen los chicos es que al momento de ser asaltados, sacan las llaves de la moto y las tiran porque los ladrones no van a andar buscando las llaves, aunque están expuestos a que reciban una agresión o hasta un tiro o una puñalada”, precisó.