En coincidencia con la llegada de las altas temperaturas, el río Paraná se aproxima a marcas entre las más bajas de los últimos 50 años. La situación, en el caso de la capital provincial, pone en alerta el sistema de captación de agua cruda para su potabilización.
Cerca del 0, el río Paraná enciende alertas por el servicio de agua
Por ese motivo, el intendente Adán Bahl elevó una misiva al jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, para que interceda, ante el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Cultos, y por su intermedio, al Comité Interjurisdiccional de la Cuenca del Plata, para que se tomen medidas paliativas de la situación provocada por la histórica y prolongada bajante del río Paraná. La nota fue remitida también al Ministerio del Interior y a los legisladores nacionales entrerrianos.
Según se informó oficialmente, el pedido formalizado ayer insta para que se dispongan las medidas similares a las ya concretadas meses atrás entre Argentina, Paraguay y Brasil, para garantizar el caudal a lo largo de todo el curso del río Paraná, especialmente en los niveles frente a las tomas de agua urbanas, con la liberación de flujos desde la represa de Itaipú. Se indicó que esta decisión conjunta entre los países permitió –en un largo período de déficits de precipitaciones– atravesar y superar un año en que el río se mantuvo por debajo de 1 metro, y registró un piso de 14 centímetros en el mes de mayo frente al Puerto Nuevo de Paraná, lo que constituyó la marca más baja de los últimos 50 años.
Justamente, en base a notas producidas por UNO en los últimos años, se refleja que la última marca negativa del río, ocurrió en el año 1973. Esas mediciones bajo cero, que se repitieron en la década del 40 y también del 70, tuvo como marca récord en 1944, –1,40 metros frente al Puerto Nuevo.
Bajo cero indica que el punto fijado como 0 –aproximado a la altura sobre el nivel del mar– había sido superado en el descenso.
Detalles
La nota del jefe comunal a las autoridades nacionales describe los problemas económicos, ambientales y sanitarios ocasionados por una altura ayer de 24 centímetros frente al Puerto Nuevo, y una estimación del Instituto Nacional del Agua (INA), de 10 centímetros para fin de mes. La altura media para el mes de noviembre frente a Paraná, conforme las estadísticas del instituto, es de 3,25 metros.
“Esta situación trae gravísimos inconvenientes con las bombas tomadoras de agua cruda para proveer de agua potable a toda la ciudad”, advirtió el intendente. “La permanencia sostenida de estos niveles históricos pone en riesgo a la infraestructura de captación, debido a que se encuentra trabajando sobre exigida”, apunta la nota, en referencia al extenso período de aguas en niveles excepcionalmente bajos.
Además, últimos informes dan cuenta de una mayor extensión, al menos hasta fin de enero, de la sequía por el fenómeno de La Niña. Aporta la nota que pese a esta histórica e inédita bajante atravesada en el año, el servicio de agua potable se ha prestado sin interrupciones en Paraná.
El presidente municipal adjuntó en la nota elevada, un informe descriptivo de la situación, y detalló los trabajos realizados para afrontar la emergencia hídrica vivida durante todo el año, que incluyó permanentes trabajos de dragado en la zona de captación de agua de río para potabilizar, en Toma Nueva, con el objetivo de garantizar un canal de acceso del agua cruda hacia el muelle 1, el más antiguo de la ciudad, que aporta el suministro para potabilizar en la planta de avenida Ramírez.
Allí se producen unos 1.300 metros cúbicos por hora. El agua distribuida en la red pública se completa con lo aportado desde la planta potabilizadora de calle Echeverría, unos 9.000 metros cúbicos de producción por hora. Su muelle de captación está ubicado con una media docena de bombas, más dentro del cauce y alejado de la costa, por lo que no ha registrado inconvenientes en este tiempo.