El represor Jorge Rafael Videla falleció ayer de muerte natural mientras cumplía condena a prisión perpetua en la cárcel “común” de la localidad bonaerense de Marcos Paz, por la comisión de delitos de lesa humanidad. Según el parte médico, a Videla, de 87 años, “se lo encontró en su celda sin pulso ni reacción pupilar, por lo que se le realiza un ECG (electrocardiograma) constatándose su óbito, siendo las 8.25 del día de la fecha”.
Videla, el mayor genocida argentino, murió en prisión
Tras constatarse su muerte “de conformidad con los trámites de rigor, se cursó comunicación del deceso al Juzgado federal Nº 3, Secretaría Nº 10, de Morón”. En ese marco, el juez federal 3 de Morón, Juan Pablo Salas, dispuso que se practique la autopsia a Videla, quien fue hallado sin vida en el módulo 4 del Complejo Penitenciario Federal 2, de la ciudad de Marcos Paz.
La autopsia médico legal será realizada en la Morgue Judicial del Cuerpo Médico Forense de la Capital Federal, ubicada en Viamonte y Junín. Voceros judiciales indicaron a Télam que “si bien todo hace indicar que se trató de una muerte natural, se ordenó la autopsia como un trámite de rigor y para despejar cualquier tipo de dudas”.
El dictador encabezó el golpe militar del 24 de marzo de 1976 y ocupó la presidencia hasta 1981 y actualmente enfrentaba un juicio oral por el llamado Plan Cóndor, la coordinación de la represión ilegal entre gobiernos de facto latinoamericanos.
La última visita a los Tribunales federales de Retiro fue el martes, cuando se lo trasladó desde la cárcel bonaerense de Marcos Paz para prestar declaración indagatoria ante el Tribunal Oral Federal 1 por el Plan Cóndor, donde era juzgado junto a otros 24 acusados.
Allí se negó a declarar, pero leyó un breve manifiesto en el que asumió “en plenitud” las “responsabilidades castrenses” por lo hecho en lo que llamó una “guerra” contra el “terrorismo” y deslindó de culpas a sus subordinados.
Tras ser condenado en 1985 a prisión perpetua en la causa 13 en el emblemático Juicio a las Juntas, Videla fue indultado por el entonces presidente Carlos Menem el 28 de diciembre de 1990 y estuvo libre hasta 1998, cuando el entonces juez federal de San Isidro Roberto Marquevich lo detuvo en una causa por sustracción de menores, el único delito que quedaba fuera de la órbita del indulto presidencial.
En esa causa fue procesado con prisión preventiva por el ahora exjuez federal Adolfo Bagnasco.
Videla gozó por un breve lapso de arresto domiciliario en su casa sobre avenida Cabildo, en el barrio porteño de Colegiales, pero luego fue denunciado por violar las condiciones de ese beneficio y se lo envió a prisión. El 5 de julio de 2012 fue condenado a 50 años de prisión por el Tribunal Oral Federal 6 al ser encontrado responsable de la puesta en marcha de un plan sistemático de sustracción de menores a secuestradas en centros clandestinos de detención y puntualmente condenado por 18 casos, entre ellos el de Guido, el nieto de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.
La pena de 50 años se transformó en prisión perpetua al unificarse con dos condenas anteriores a perpetua, la de la causa 13 y otra dictada en la provincia de Córdoba en diciembre de 2010 por el asesinato de 31 presos políticos.
Además de estas condenas, Videla estaba procesado por el juzgado federal 4 de Rosario, en una causa por “privación ilegal de la libertad, tormentos, homicidios, abuso sexual y asociación ilícita” cometidos en la última dictadura cívico militar.
También cumplía prisión preventiva por el secuestro de los empresarios textiles Federico y Miguel Gutheim, la causa penal en el marco de la cual la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró inconstitucional el indulto que lo había beneficiado en los 90.
El jefe de la bancada radical en la Cámara alta, José Cano, declaró que “es un buen síntoma de la democracia” que el exdictador “haya tenido un procesamiento justo, con una Justicia que actuó de manera independiente”.
Cano recordó que “fue el gobierno democrático encabezado por Raúl Alfonsín el que llevó a cabo el juzgamiento del genocida responsable de la maquinaria del terror instalada en 1976”. El senador reflexionó que “la muerte de ningún sujeto debe ser motivo de festejo”, y destacó el hecho de que Videla haya muerto “en la cárcel, cumpliendo la sentencia de cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad”. “La ciudadanía -expresó- aún tiene heridas abiertas que reparar, pero que es necesario que lo hagamos desde la unidad y no desde el conflicto permanente”.
Los actores Cristina Banegas y Gustavo Garzón coincidieron en señalar que la muerte del dictador Jorge Videla haya sido en prisión. El actor y cineasta confió: “Me alegra que Videla haya sido condenado en vida y haya muerto preso”. La actriz indicó: “Me siento contenta de que Videla se haya muerto en la cárcel”.
Carlotto: “Dejó la Tierra un hombre deshumanizado”
Abuelas de Plaza de Mayo dieron una conferencia de prensa junto a nietos recuperados para precisar: “La muerte de Videla nos deja casi aliviadas”
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, sostuvo que la muerte del genocida Jorge Rafael Videla “nos deja casi aliviados”, porque “deja la faz de la Tierra un hombre deshumanizado, sin escrúpulos para idear un plan de exterminio” como el que implementó la dictadura cívico militar a partir del 24 de marzo de 1976.
Carlotto hizo esas declaraciones junto a nietos restituidos como Horacio Pietragalla, Victoria Montenegro, Andrés La Blunda, Pedro Sandoval, Facundo Madariaga Quintela y otros Organismos de Derechos Humanos en la sede de Abuelas de la Plaza de Mayo.
“Videla, 37 años después, se siguió jactando de lo que hizo sin un gesto de humanidad y cuando habló lo hizo reivindicando lo realizado”, destacó Carlotto, e indicó que este genocida “fue responsable del robo sistemático de bebés, de los centros clandestinos de detención en los que se cometieron los hechos más horrorosos”. En la conferencia de prensa “improvisada” por los organismos de Derechos Humanos luego de conocerse la noticia de la muerte de Videla, la titular de Abuelas expresó: “Lamentamos que no haya contribuido a dar información sobre los desaparecidos, sino que reafirmó los crímenes”. Mientras Carlotto aseguraba: “No es nuestra costumbre celebrar estos hechos porque la vida es sagrada y no festejamos la muerte”, los nietos recuperados mostraban la foto de una tapa del diario Página 12 en la que se leía “Robo de bebés” y se mostraba a Videla junto a Reynaldo Bignone escuchando la condena por el robo de bebés el 5 de julio de 2012.
Horacio Pietragalla, diputado nacional y secretario de Derechos Humanos de La Cámpora, remarcó: “Se murió un genocida que no se va impune y ese es el gran avance que pudimos lograr en esta década ganada, también para los organismos de Derechos Humanos”.
“Pasó a la historia como lo que es: un genocida repudiado”, y agregó que “el avance de la Justicia fue gracias a los organismos, pero también gracias a Néstor (Kirchner) que cuando bajó el cuadro de Videla no solo bajó un cuadro, sino que bajó esa Argentina de la impunidad”.
Otra de las presentes, Victoria Montenegro, destacó: “Videla se fue condenado como un criminal y pagó un poco de tanto daño que hizo. A los que nos ha tocado vivir en la mentira, apropiados, con otra historia, con todo lo que cuesta recuperar la identidad, con todo lo que duele, y ver el destino final y el calvario de tus papás, nos da un poco de paz pero también esperábamos que nos dijeran algo, dónde están nuestros padres”.
Sabbatella: “Murió donde deben morir los genocidas”
El titular de la AFSCA, Martín Sabbatella, aseguró que Videla murió “donde y como deben morir los genocidas y sus cómplices civiles y militares: en la cárcel común y con condena firme por los crímenes que promovieron y cometieron”.
Sabbatella se refirió de esta manera al fallecimiento del dictador Videla que ocurrió ayer mientras se encontraba detenido en la cárcel de Marcos Paz, donde cumplía condena de prisión perpetua por haber cometido delitos de lesa humanidad. “Murió uno de los principales responsables del genocidio durante la última dictadura cívico militar”, destacó Sabbatella.
Asimismo agregó: “Videla fue alguien que asumió la tarea de hacer posible, a través del terror y la violencia, la implementación del mayor plan de exclusión social, desigualdad económica y concentración de la riqueza del que tenemos memoria en nuestro país. Murió dejando en la memoria de los argentinos su plena responsabilidad en la desaparición y asesinato de miles de argentinos”.
Pigna: “Fue dañino e ilegítimo”
El fallecido Jorge Rafael Videla “fue sin dudas el más dañino e ilegítimo gobernante de la toda la historia argentina”, analizó el historiador Felipe Pigna.
Para el autor de Mitos de la Historia Argentina el genocida: “Fue la cara visible de un golpe de Estado tan cívico como militar que necesitó llevar adelante una masacre entre las filas de un pueblo históricamente combativo para instalar un modelo perverso de destrucción del aparato productivo y de las redes de defensa social de nuestro pueblo”.
Además, enumeró Pigna: “Quintuplicó la deuda externa argentina sin ninguna contraparte visible en obras de infraestructura o inversión que justificaran semejante volumen de endeudamiento que sirvió exclusivamente a los grupos económicos más concentrados, representados por el súper ministro Martínez de Hoz, corresponsable del estado de ruina en el que dejaron Videla y sus cómplices a nuestro país”.
“Nunca se arrepintió de sus comprobados crímenes y se llevó a la tumba información valiosísima que hubiese permitido localizar a centenares de hijos de desaparecidos y permitir el reencuentro con sus familias biológicas”, subrayó.
Para Pigna, el represor será recordado como el hombre que encabezó el genocidio más conmovedor de la historia moderna nacional.
El Mundial 78 y la manipulación del relato para ocultar crímenes
La Copa del Mundo y el logro deportivo del equipo nacional se manejaron desde el poder militar para ocultar atrocidades contra la sociedad, cristalizar la corrupción y ocultar la crisis económica
El Mundial Argentina 1978, que reportó la primera Copa del Mundo en la historia del fútbol nacional, se pergeñó como un fenómeno de éxito e identificación social manipulada para ocultar el terrorismo de Estado que ordenó el genocida Jorge Rafael Videla.
El represor se sirvió de la maquinaria futbolística para maquillar las atrocidades cometidas contra la sociedad y también para cristalizar una escandalosa corrupción, que aumentó la deuda externa del país y agudizó una crisis económica de prolongado alcance en el tiempo.
Pocos días después del 24 de marzo de 1976, fecha de inicio de la más sangrienta dictadura argentina que los militares llamaron Proceso de Reorganización Nacional, Videla entendió que el desafío de albergar un Mundial podía transformarse en una eficaz pantalla de distracción.
El almirante Emilio Nicolás Massera, integrante de la junta del gobierno de facto y jefe de la Armada, puso en marcha el operativo de organización y en julio de ese mismo año se creó el Ente Autárquico Mundial 78 (EAM 78) para la ingeniería del proyecto.
Fue designado a cargo el general Omar Actis -exjugador de la Tercera División de River- pero su gestión no duró ni un mes porque en agosto fue asesinado por un grupo de encapuchados cuando marchaba a una conferencia de prensa.
El homicidio se atribuyó oficialmente a “integrantes de la célula subversiva” pero tiempo después crecieron las sospechas sobre el contralmirante Carlos Alberto Lacoste, vice del EAM y hombre de confianza de Massera.
El proyecto austero de organización apoyado por Actis no coincidía con la intención de Lacoste de impulsar una inversión grandilocuente, que nunca se precisó por la ausencia del control de gastos.
Inicialmente fue prevista en unos 70 millones de dólares, pero investigaciones periodísticas posteriores señalaron que las erogaciones oscilaron entre 520 y 700 millones, muy por encima de los 120 que invirtió España para la organización del Mundial 1982.
Videla aprobó la construcción de tres nuevos estadios en Córdoba, Mendoza y Mar del Plata y también la refacción de River Plate, Vélez Sársfield y Rosario Central.
Para mostrarlo al mundo, el dictador instruyó la compra de los primeros equipos de transmisión en colores en otra operación económicamente turbia, tras la que Canal 7 pasó a llamarse Argentina Televisora Color.
Una vez comenzado el Mundial, el gobierno de facto tuvo la complicidad de los medios oficiales y aliados para caracterizar al evento como “la fiesta del pueblo argentino” como desmentida a las voces que alertaban del horror desde el exilio.
“Los argentinos somos derechos y humanos” fue el enunciado que articuló la campaña de promoción del Mundial como una cínica burla al reclamo persistente que ya sostenían las Madres de Plaza de Mayo y los organismos sobre el tema.
La algarabía por los goles de Mario Alberto Kempes y compañía en River tapó los gritos desgarradores de las víctimas torturadas a pocas cuadras en la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), como también el silencio de los desaparecidos. Con los años, el contraste se tornó indisimulable y el Mundial, más allá del mérito deportivo para su conquista, quedó asociado como una de las experiencias más oscuras en la historia del fútbol argentino.
Lo hecho en el Mundial por los militares no fue juzgado en el histórico proceso contra los excomandantes que ordenó el presidente constitucional que los sucedió, Ricardo Alfonsín. Así, la corrupción del Mundial quedó impune.
Para Sergio Urribarri fue un “perverso” y un “miserable”
“Fue una persona miserable, que causó mucho dolor y representó un país humillado. Igualmente su muerte no puede causarnos alegría, como la de nadie”, expresó el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, con relación a la muerte del dictador Jorge Rafael Videla.
“Además de la Justicia, que lo mandó a la cárcel, recibió el veredicto de la historia que lo condenó hace mucho tiempo”, señaló Urribarri, recordando que el represor “nunca se arrepintió ni pidió perdón por todo el daño que le hizo al país y por el dolor que causó a miles de familias que perdieron a sus hijos a partir de sus decisiones”.
“Se ha ido un ser perverso, que invocando a Dios no reparó en eliminar a una generación de jóvenes y de hipotecar el futuro del país”, manifestó el gobernador entrerriano.
“Pudo haber colaborado con la búsqueda de miles de familias que aún esperan encontrar a sus nietos, pero no lo hizo. Un alma tan negra no descansará nunca en paz”, concluyó el mandatario.
El diputado de la Unión Cívica Radical Ricardo Alfonsín, destacó el “coraje” del pueblo argentino al haber juzgado a los responsables de la dictadura (1976-1983) durante el primer gobierno democrático que comenzó en 1983, al considerar que en ese momento los represores “todavía estaban con el poder intacto”.
“Que una transición democrática haya juzgado a una dictadura, es mérito del conjunto del pueblo argentino, muestra el coraje que tuvieron como sociedad, porque los responsables de la dictadura todavía tenían su poder intacto”, dijo Ricardo Alfonsín, hijo del primer presidente democrático de la transición, Raúl Alfonsín.
El diputado radical recordó las reuniones en las que participó acompañando a su padre, y señaló que “intelectuales del mundo hablaban con admiración de lo que pasó en Argentina”, donde se enjuició a los represores. “Una transición democrática había juzgado a una dictadura, y eso es mérito del conjunto del pueblo argentino”, dijo Alfonsín.
Ricardo Alfonsín también recordó las conversaciones que durante esos momentos mantuvo con su padre, y señaló: “Él decía que no íbamos a poder juzgar a todos porque la relación de fuerzas no daba”. Destacó que “al término del mandato” de su padre “200 hombres estaban presos”, y “la sociedad pudo saber que nada hay más cruel, perverso y corrupto que una dictadura”.
El cantautor Víctor Heredia aportó: “La muerte se ha llevado a un socio dilecto que nunca se arrepintió de los crímenes cometidos durante su gestión”. “La muerte no regocija a nadie y en este caso tampoco”.
El senador Rafael Michelini, hijo del político uruguayo secuestrado y asesinado en Buenos Aires en mayo de 1976 Zelmar Michelini, destacó que “algo de justicia se hizo luego de la condena de la Justicia argentina”. “Murió un dictador, el más sangriento de todos los del Cono Sur, que no solo fue responsable de muertes en Argentina sino que como ideólogo del Plan Cóndor mató a centenares de extranjeros fuera y dentro de su país”, expuso.
Sin honores
El exdictador no recibirá “ningún honor militar al ser sepultado”, explicó un vocero del Edificio Libertador, sede del Estado Mayor General del Ejército.
La fuente, que según la agencia Telam pidió no ser revelada, aportó que no se le brindarán honores porque “Videla fue destituido del Ejército y, además, está vigente desde 2009 una resolución firmada por la exministra de Defensa Nilda Garré que prohíbe honras en los funerales a los miembros de las Fuerzas Armadas que hayan estado involucrados en causas relacionadas con violaciones a los derechos humanos”.