Así funciona la canalización o el contacto con otras dimensiones

Diálogo con Silvia Leyes, canalizadora. Una niña cristal y muchos problemas. Secretos y detalles de la mecánica celeste. ¿Qué pasará el 21 de diciembre?
2 de diciembre 2012 · 09:26hs

Julio Vallana/ De la Redacción de UNO
mysteryc_7@hotmail.com

El contacto mediúmnico y la canalización con otras dimensiones o planos energéticos ha existido desde siempre, con las particularidades propias de cada civilización, cultura y época. En el pasado distante de la humanidad no solo la realizaban los chamanes y maestros espirituales, sino muchas personas con inquietudes metafísicas. No tan conocido es el proceso de cómo se produce y de dónde llega la información supuestamente recibida.

La canalizadora Silvia Leyes –acompañada por el también canalizador Darío Rodríguez –visitaron recientemente Paraná –invitados por el Centro de Reiki Lluvias de vida– donde recibieron consultas en ese sentido, al igual que concretaron una particular intervención energética sobre el río Paraná. También precisaron aspectos de los cambios cósmicos que comenzarán a profundizarse a partir del 21 de diciembre, según lo pronostica el calendario Maya y sobre los cuales se ha pronunciado hasta la misma National Aeronautics and Space Administration (Nasa).

Mundo especial
—¿Dónde naciste?
—Soy oriunda de Buenos Aires pero hace ocho años que resido en Capilla del Monte, en la zona (del cerro) Uritorco.


—¿En qué barrio de Buenos Aires?
—En Ramos Mejía, un barrio simple, de clase media, muy simpático y bonito, con muchos pinos, casas bajas y de tejas. Muy de los años 50. Ahora está igual, no hay grandes cambios para bien, al contrario, son para peor: más ruido, más contaminación, perdió la inocencia y como en todos los barrios de las grandes ciudades hay miedo, mucho temor y eso transformó lo que había.


—¿Volviste allí?
—Siempre, porque tengo una familia, hermanos, e hijos que han quedado allí, también.


—¿Qué actividades laborales desarrollaban tus padres?
—Mi padre siempre tuvo que ver con la Policía y hace mucho que es abogado, y mi madre tuvo que ver con actividades fabriles y de comercio.


—¿A qué jugabas?
—Era una niña medio especial: los juegos eran con todos, porque los demás querían, pero yo no quería porque era muy fuerte lo mío. Siempre tuve un mundo aparte, muy hacia adentro, con ciertas capacidades psíquicas, podríamos decir de los famosos niños cristales que hay hoy en día o los niños especiales. Era una niña de ese tipo, así que no fue una infancia muy común y fue complicada.


—¿Desde cuándo comenzaste a ser consciente de esas capacidades?
—Desde que nací, porque recordaba vidas pasadas.


—¿Cómo se presentaban?
—Para mí fue normal, porque no sé lo que es no ver, sé qué es ver. Es como el ciego que si es de nacimiento no sabe los colores y si fue provocado por un accidente, luego recordará los colores. En mi caso, como nací así no sé qué es no ver. Lo sé por las películas o por lo que la gente cuenta, pero mi vida siempre fue así.


—¿Qué ves?
—El otro lado, un estado de consciencia diferente, lo que podrían llamarse mundos paralelos, bla, bla, bla…


—¿Cómo te relacionabas con los otros chicos teniendo en cuenta esto?
—Hasta los 12 años casi no podía hablar con nadie, con poca gente; mi familia me cuidaba mucho. Pasé por muchos médicos, curanderos y todo tipo de gente que pudiera ayudar a mi familia para comprender la situación.


—Finalmente…
—Entre los 13 y 14 años tuve mi primera maestra espiritual, quien me pudo ayudar y a los 18 años pude tener una conexión con quien fue mi abuela, a quien no conocía, y ahí me di cuenta que mi bisabuela, mi abuela –que eran espiritas– y mi padre tenían la misma característica que yo. Fue como entender algo. Hasta allí había sido muy doloroso y me atormentaba no poder relacionarme con los demás. No sabía cómo hacerlo, necesitaba el lenguaje, aprender, estudiar, observar el mundo, pero era muy pequeña y tuve que crecer para hacerlo.


—¿Cómo transitaste la escuela primaria?
—Con dificultades pero me llevaba bien con todos los grandes, aunque con los chicos no hablaba, porque mis diálogos eran muy fuertes. Así que necesitaba ver cómo hablaban los chicos para hacerlo más o menos igual. Tenía dentro un mundo muy fuerte y no podía hablar con nadie. En aquel tiempo no había libros sobre la cuestión, así que era un bicho raro.


—¿Qué te gustaba?
—La relación con la Naturaleza; fue significativamente muy fuerte tener contacto con el agua, las plantas, todo eso… pero vivía en una ciudad.


—¿Qué encontrabas en esa relación?
—Hablaba…


—¿Conectabas con lo que se denominan “elementales”?
—Sí, con todo; era un bicho raro de verdad. No sufría porque tenía mi propio mundo aunque luego sí, cuando tuve 12 o 13, con dolores físicos y ataques, que tenían que ver con frecuencias que hoy sabemos que vienen de otros lugares o planos, para lo cual mi “antena” estaba preparada pero tenía que ampliar el merkabah (vehículo interdimensional). A todo esto lo veo con una distancia tan enorme que casi lo he borrado. Vivo en el aquí y ahora, sino nos vamos a quedar en el fenómeno y el reportaje será muy largo.


—No importa, tengo tiempo y espacio. ¿Qué te diagnosticaron? Te lo pregunto porque puede servirle a niños que atraviesen por una situación similar.
—No comía así que me daban un montón de cosas para que me alimentara y estaban muy preocupados porque dormía poco. Mi madre desconfiaba de los médicos, así que no me llevaba muy seguido. Había un médico de la familia que conocía la situación y era quien me cuidaba, y le aconsejó a mi madre que no me expusiera. Me hicieron muchas radiografías de la cabeza y otros estudios, y no había nada. Por suerte, en aquella época no había mucha Medicina para lo mío.


—¿Qué te divertía?
—Estar con los chicos, jugar, pero no tenía mucho contacto con ellos. Era lo que más anhelaba.


—¿Leías?
—Mucho, desde los 3 o 4 años. Todo lo que encontraba: enciclopedias completas… En la escuela fue un problema porque ya sabía un montón de cosas y era demasiado adelantada.


—¿Algún texto influyó mucho?
—El principito… Quino, Mafalda, todo lo que tenía que ver con mi época, las revoluciones, situaciones críticas, los diarios… no había tanta tele como ahora, ni tantos videos. A los 7 años consumía periódicos y me interesaba mucho la actualidad en cuanto a los movimientos sociales.


—¿Asociabas eso con tu futuro?
—Sí; tenía que saber qué pasaba con este mundo porque tenía que hablarle del amor. Era algo que no entendía, porque el amor que sentía en mí no lo podía expresar, porque no había nada de eso en el mundo al que había llegado. Además mi familia no tenía ninguna fe, entonces era un páramo y no tenía de dónde agarrarme para expresar el amor.


—¿Qué otras personas fueron determinantes para encauzar la cuestión?
—A los 8 años una persona me dijo que tenía que esperar y lo que iba a vivir. No recuerdo todo pero pude hacer conexión con esta persona, una mujer brasileña, a quien luego no vi nunca más. Volví a tener contacto pero con una señora vasco-francesa que fue quien comenzó a conectarme con todo mi mundo sensorial e hizo ejercicios conmigo. Pero igualmente tenía que estar contenida, oculta, para aquella época.


—¿Cómo fue la relación con tus hijos?
—Muy especial porque antes de que vinieran a mi vida ya sabía quiénes eran y para qué venían: los soñé y los vi antes de que nacieran y vinieran a mi vientre. Siempre los dejé libres y no los condicioné a ninguna de mis situaciones –que eran muy fuertes– para que fueran seres que pudieran amalgamarse con los otros. No les impuse nada.


—¿Alguna vez alguien te dijo que estabas loca?
—No directamente pero sí por detrás, por supuesto. Fui muy cuidada y lo que ocurre en mi vida le ocurrió a muchas personas. Al ingresar en algún lugar todo se arreglaba, se componía, como por ejemplo en un negocio que andaba mal, entraba en abundancia; si entraba donde había enfermos, se sanaban, y si alguien se acercaba a mí con una agresión, terminaba amándome. Todo eso me demostraba que venía con seres que acompañaban mi vehículo físico, que es parte del todo. Si mi presencia atraía y la gente buscaba estar conmigo era porque una fuerza energética mayor hacía mucha bondad y bien, así que me tocó el lado blanco.


—¿Nunca volviste a sentirte como cuando niña?
—Siempre fui agredida y perseguida pero no por humanos, sino por seres de otra energía –de baja frecuencia– quienes tomaban muchas veces mi mente. Si estás en la verdad desde el amor habrá muchos seres a los cuales les molestará nuestra presencia. Con una distancia óptima hace un tiempo que comencé a entender que no puedo convencerlos.


—¿Qué disciplinas y conocimientos adquiriste?
—Creo haber conocido todas las disciplinas de esta esfera aunque siempre mantuve una distancia porque sabía que no pertenecía a ninguna escuela o doctrina. Observé todo siempre. La que me permitió sistematizar todo fue: “Jesús, en vos confío.”


—¿Esa fe no es un posicionamiento religioso?
—Para la doctrina católica, pero no hablo del ser que es para ellos, un pope eclesiástico –por decirlo de alguna manera– sino que en mi conocimiento sé que es un hermano solar –uno de los lugares donde estuve. Sé que vengo de Venus, donde estuve con él y sé quién es.

Un gran maestro
—¿Cuándo sentiste alivio o cierta felicidad?
—Pasó mucho tiempo para eso y fui infeliz durante mucho tiempo, pero me las arreglé para sobrevivir. No quería tener nada que ver con gurúes ni ser identificada por nadie. Así que huí de todas las religiones, aunque las estudie a todas, y estuve metida en política. Recién estuve feliz y plena cuando conocí a un gran maestro que fue Pedro Romaniuk.


—¿Militaste políticamente?
—Muchísimo, desde los 15 años.


—¿Cómo conciliabas esos universos aparentemente contradictorios?
—Porque tenía relación con el mundo y me sentía plena. También hice radio y algo de televisión, revistas… Todo tenía que ver con la política de aquel tiempo, de la resistencia.


—¿Cómo lo recordás a Romaniuk?
—No lo recuerdo, lo vivo; siempre está conmigo, cerca, porque no existe ninguna muerte sino otro estado de consciencia. Cuando necesito, él está o cuando necesita, yo estoy.


—¿Qué conocimiento clave te aportó?
—Sobre las pirámides, lo que es el mundo de la Geometría Sagrada. Eso permitió potenciar lo que venía recibiendo y entenderlo desde el punto de vista científico.


—¿Qué información recibías y visualizabas?
—Siempre vi el futuro para mí, para el mundo y mi entorno, en varias secuencias o posibilidades. Me veía más como un todo que como un individuo. Como parte de un cambio y de un lugar donde todos seríamos uno, con una sola mente. Traducir eso era muy difícil, así que me aferraba a mi ego, a mi familia, para no volverme loquita. Me “iba” mucho a otros lados. Y cuando estaba con Pedro veía mucho más, sobre todo lo que hoy llamamos “hermanos mayores”, seres intraterrenos y extraterrestres.


—¿Qué texto te resultó revelador en esta etapa?
—(Jiddu) Krishnamurti, uno de los seres con quien más hice contacto pleno.


—¿Por qué?
—Por ver a la sociedad como una sola, sin divisiones, con el puro amor de la totalidad, lo de “te doy porque me da la gana” y “porque me da la gana de que estés feliz, porque tú eres yo, y yo soy tú”. Esa filosofía de que el otro soy yo en otro estado. Siempre manifesté mucha empatía porque era lo que sentía desde lo más profundo y desde pequeña.


—¿Tu capacidad especial se fue transformando o se mantuvo tal cual fue desde siempre?
—Sufrió muchas alteraciones porque fui madre de seis niños, más la actividad política y social, y la actividad social en la iglesia carismática.


—¿Conciliaste lo que sentías con la iglesia?
—Con la iglesia del hombre no, con la de Dios sí.


—¿Cuál es la diferencia?
—La jerarquía eclesiástica sigue la mente del hombre, la jerarquía arcangélica sigue los designios del gran espíritu. Uno es el hombre y el otro es el ser superior.


—¿Qué información de la canalizada te resultó más incomprensible?
—El amor incondicional no lo entendía en este mundo, sentía que era de otro mundo, pero a partir de 2000 comencé a percibir bien claro que era posible en esta esfera. Eso fue tocar el cielo con las manos.


—¿Se puede amar incondicionalmente?
—Claro, el hombre está preparado para eso. La mentira es hacerle creer que no puede y eso le han hecho creer, por eso ha vivido equivocado y enfermo. Se enferma debido a que lo mental enferma el cuerpo físico. Esa idea es mental, que es carente de amor puro.


—¿Qué origen tiene esa idea?
—Un poder del hombre hacia el otro hombre, para esclavizarlo.

La mecánica celeste
—¿Hay diferencia entre lo que se denominaba comunicación espirita y la canalización?
—La técnica se llama mecánica celeste pero creo que te puede contestar Darío –que es mi complemento– porque me pongo en un punto en que no soy objetiva. Puedo canalizar o bajar información –de un registro que se llama akasha (éter) – sobre una persona o una región. Todas las cosas en esta esfera tienen ese registro: una ciudad, un pueblo, una casa o una persona. Es lo que se llama un récord etérico, que leo y doy una síntesis. Es como un teléfono.


—D.R.: Durante mucho tiempo en la generalidad de la Escuela Espirita se trabajó con seres que están en el plano astral, transitando de reencarnación en reencarnación, pero hay distintas formas de canales y redes. La red psíquica es aquella a través de la cual todos estamos interconectados; hay una red superior, que tiene que ver con el estado de consciencia superior, y luego otra. Luego de aquello se abrieron otros procesos, donde ya hay otras formas de canales y que trabajan con esferas de otros planos.


—¿Qué característica tiene cada canal?
—S. L.: Una impronta magnética. Por ejemplo Darío y yo somos una esfera energética en el astral que significa como una estación vibro genética en la cual se comunican todos los seres con nosotros y nosotros con ellos. Por eso hicimos un trabajo de luz en la base del Aconcagua, con más de 200 personas –entre las cuales estaban Sananda– y anteriormente hicimos otro en Salta, y se han hecho en Europa. Mi canal tiene la particularidad de ocuparme y ocuparnos en los diferentes cambios de las personas en su (cuerpo) etérico, mental, emocional, psíquico, sanar o curar, y despertar la consciencia para que se integre. Luego viene la parte del entorno y el grupo familiar, por eso con Darío recorremos mucho Salta, San Juan, Mendoza, Buenos Aires, Santa Fe y Paraná, en la tarea que nos encomendaron. Llevamos cristales a los lugares donde hay necesidad.


—D.R.: Esos cristales tiene distintas tareas. Históricamente se trabajó con gemas ya que cada una tiene una estructura molecular distinta. La coloración que tienen está dada por la conformación del cristal y el acomodamiento molecular, por lo tanto emite un determinado nivel de frecuencia.


—¿Algún caso particular que te sorprendió o conmovió?
—S. L.: Algo personal. He canalizado personas que me han dicho todo sobre mí, de dónde vengo, quién soy y para qué estoy. Que me lo hayan dicho fue muy fuerte para mí. En el momento en que estaba canalizando, la persona perdió la consciencia, comenzó a hablar y luego no se acordó lo que me dijo. Estaba triste y enferma –y cuando estoy así cierro mis canales– y ahí fue cuando me sucedió eso. Otra vez, en un canal me encontré con hermanos de otra esfera que estaban aquí, en el cuerpo de una persona, y me sentí muy feliz porque recordaba a una familia que no está aquí, y nos encontramos. Fue con un española; un recuerdo muy lindo.


—Me comentaron que hicieron una intervención con estos cristales en torno al río Paraná.
—D.R.: Nos fue encomendado hacer un trabajo dado que en algunas partes de la zona se había liberado una fuerza antiquísima que afectaba la psiquis de algunas personas que están haciendo un trabajo espiritual. Como somos humanos desequilibramos en algunas partes y nos afecta, creando psicosis o emitiendo frecuencias que no son las más adecuadas para este momento, cuando se necesita tener todo en un orden divino y cósmico para ayudar a la esfera terrestre y a nosotros para dar el salto que estamos esperando. Hay muchos amigos y hermanos haciendo estas operaciones, quienes han pasado por Israel, India, Europa y Latinoamérica. Hay un proceso lumínico a nivel galáctico que emite fuertes frecuencias y ha logrado activar el sol nuestro, lo cual llega a nuestra esfera terrestre y moviliza el campo magnético de la Tierra, al cual estamos conectados.


—¿Cómo se activa tu canal?
—S. L.: Cuando una persona está cerca de mí puedo leer en su aura todo lo que ha hecho, lo que es y lo que hará. Puedo ver qué le pasa, por qué y en qué lugar está transitando, lo cual le tengo que transferir junto con mi complemento. Así se puede celebrar una sanación.


—¿Observás y recibís la información?
—Sí. Cada persona viene con acompañada por seres y tengo relación con ellos, quienes me dan la información además de la que veo. Simplemente soy como un aparato receptor, escucho lo que me dicen y lo que tengo que decir.


—¿Qué son esos seres?
—Se pueden nombrar como ángeles, compañeros de otras vidas, seres de luz… otros son de otros planetas o intraterrestres, y no son físicamente como nosotros. Todos tenemos muchos seres que nos acompañan y alientan.


—¿Qué visión has tenido del plano astral?
—Bellísima, la más bella que puedas imaginarte. Ni siquiera puedes imaginártela porque es una expansión de consciencia tan grande que no hay palabras para decir lo que va a venir. Nunca tuvimos una consciencia igual en la Tierra y lo vamos a vivir: tener contacto, escucha y diálogo con todo lo que está vivo en esta esfera.


—¿Puede desarrollarse la capacidad quien no la tuvo desde niño?
—D.R.: Hay una mecánica celeste basada en leyes, de las cuales conocemos algunas pocas y otras exceden nuestro entendimiento. Hay acuerdos de lo que venimos a hacer cada uno de nosotros acá abajo, antes de encarnar en cada vida. Y para cuando las cosas se complican, están los canales o “teléfonos” que se comunican para entenderlas. Hay una ley que dice: “Pide y será dado”, y quienes lo hagan desde el amor, y la ferviente voluntad de servicio, se le será dado. Como todo levantará de sintonía, muchos comenzarán a recibir.


—S.L.: Las personas que comiencen a recibir visiones y sienten que tienen que imponer las manos porque harán el bien al otro, primero que nada tienen que entregar, desapegarse. No quiere decir que dejen de ver a las personas que quieren o hacer lo que hacen habitualmente, pero sí tienen una responsabilidad espiritual: dejo de quejarme, de echar la culpa afuera y veo cómo puedo equilibrar mi ser y amarme. Esto hace que el canal se abra más porque todos somos canales y tenemos “antenas.” Primero se encontrarán con un mundo oscuro, de baja frecuencia –el astral bajo– algunos se asustan y no siguen. Pero cuando tenemos una consciencia de paz y amor nos podemos conectar con lo bello.


—¿Cómo se presume ese cambio?
—D.R.: Acontece a partir de la apertura de consciencia que tendrá la raza humana, por una serie de acontecimientos cósmicos que son naturales y propios del tránsito de este sistema solar. La Tierra es una de las poquísimas esferas que está en esta frecuencia cuando la gran mayoría está en una más alta, esperando a que esta hermana, este logo planetario, se reúna con ellas en ese estado de consciencia. Para eso está actuando Hunab Ku (centro de la galaxia) con acciones con nuestro sol, y es la alineación que sucederá el 21 de diciembre, según el cálculo galáctico maya, que aparentemente también lo tiene claro la Nasa. Lo que suceda o no, es del Padre, aunque ya hay indicios reales: más hebras en el ADN genético. Los médicos y los científicos están sorprendidos porque están viendo la transformación. Igualmente el despertar de los dones, en chicos de entre 15 y 25 años, gente mayor, que comienzan a ver y escuchar otros planos y realidades. Esta vibración que está llegando comienza a sintonizarse y nivela en una misma frecuencia, para quienes están con el corazón abierto y dispuestos al servicio hacia los demás.


—S.L.: Lo que la gente sí puede hacer en el diario vivir es tener en cuenta cómo come y cómo se nutre, porque está afectando muchísimo y alterando los procesos. La mayoría de lo que consumimos tiene un gran porcentaje de químicos, lo cual altera los nutrientes. Por eso proclamamos una alimentación más natural, con semillas y verduras, agua solarizada, dejar un poco la carne, el alcohol y el tabaco, aunque sin obligarse ni retarse con culpa. Dejarlos de a poco, que seguramente habrá alguna ayuda desde afuera. Ya se están consumiendo algunos elementos que nos sanan, sin químicos. Tener una relación más fuerte con el agua y los elementos, estar más al aire libre, más cerca de la Naturaleza, de la cual somos parte. El cemento y la tecnología vibran muy bajo y afectan mucho, por eso cuando podamos hay que alejarnos de la ciudad. Hay que escuchar a los niños porque son sabios, son niños cristal, arco iris, y tienen mucho para darnos y enseñarnos. No obligarlos a ir a escuelas que estén contaminadas, donde sufren mucho y se enferman, e incluso a veces es bueno que dos o tres madres se junten para enseñarles. Cuidar a los ancianos y darles cosas que los alegren, acompañarlos en los estados de padecimiento físico para que sea más suave el traspaso hacia el otro lado, porque no existe ninguna muerte sino un campo de luz diferente, con un vehículo diferente. Minimizar los miedos y estar más alegres, aun en medio de este caos. Es difícil pero hay que intentarlo.


—En otros momentos de la humanidad que se registraron cambios cósmicos fue propicio para el surgimiento de movimientos, instituciones y propiciadores del fraude. ¿Cuál es la salvaguarda contra eso?
—Tenemos un campo energético que se llama chakra cuatro o sea corazón. Cuando estás con algo o alguien que te está contando o leyendo, o tú lo estás haciendo, si no te vibra en el corazón como real, no lo creas, no lo aceptes. Si lo aceptas con la mente, te equivocas, pero si es tu corazón el que lo percibe sabrás si es verdad o mentira, nunca se equivoca. Igualmente, si sientes miedo, no es verdad.


Estudios científicos sobre la canalización

La doctora Margo Chandley de la Universidad de Los Ángeles realizó estudios sobre los cambios biológicos y psicológicos en personas que dicen ser canales. Se analizaron sus ondas cerebrales a través de la conexión a aparatos de encefalografía.
Chandley concluyó que cuando comenzaron a canalizar todas las ondas cerebrales alcanzaron su punto máximo: “Cuando estamos despiertos en nuestra vida normal sólo se registran las ondas beta. Parece ser que la canalización utiliza más del cerebro porque todas las ondas se registran”, señaló la científica.


Entre otros muchos estudios, en 1996 un grupo de científicos, sicólogos, sociólogos y religiosos se reunieron para estudiar a JZ Knight antes, durante y después de realizar una canalización y los resultados concluyeron que cuando el canal entró en contacto con la entidad, el latido de su corazón bajó a 40 latidos por minuto y luego subió a 180: “Se podría haber visto en alguien que está trotando o teniendo un ataque de pánico, pero en ese momento JZ Knight estaba sentada, completamente inmóvil”, según Wickramasekera, Presidente de la Asociación de Psicofisiología Aplicada y Realimentación Biológica de Colorado.


El equipo de eruditos concluyó que las respuestas del sistema nervioso autónomo de la canal fueron tan drásticas que eliminaron categóricamente cualquier posibilidad de simulación consciente, esquizofrénica, o enfermedades de personalidad múltiple.

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