Esta transformación no fue el resultado de un proceso político democrático o de negociaciones entre las diversas partes sirias, sino que se dio a través de la superioridad militar impuesta por las facciones islamistas armadas, que se reunieron a finales de diciembre y nombraron a al-Julani como presidente para un periodo de transición de cinco años. Todas estas facciones adoptan una ideología extremista, lo que las hace incompatibles con cualquier otra fuerza política, especialmente aquellas con orientaciones civiles o no islámicas.
Siria bajo control yihadista, ¿hacia dónde?
Con el colapso del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024, Siria entró en una nueva fase de caos e inestabilidad, pero en lugar de que estos acontecimientos condujeran al establecimiento de un sistema político pluralista, el país fue testigo del ascenso de Hay’at Tahrir al-Sham como una fuerza dominante en el gobierno, liderada por Ahmed al-Sharaa, anteriormente conocido como Abu Muhammad al-Julani.
De combatiente de Al Qaeda a presidente de Siria
Ahmad al-Sharaa comenzó su carrera de combate en Irak en 2003, donde se unió a Al-Qaeda bajo el liderazgo de Abu Musab al-Zarqawi para luchar contra las fuerzas estadounidenses. Tras su arresto y cinco años en prisión, regresó a Siria para establecer el “Frente Al-Nusra”, que se convirtió en el brazo sirio de Al-Qaeda, y llevó a cabo ataques sangrientos dirigidos a civiles e infraestructura.
En 2016, al-Julani anunció su deserción de Al-Qaeda tras desacuerdos con el líder de la organización, Ayman al-Zawahiri, y cambió el nombre de la organización a “Hay’at Tahrir al-Sham”, en un movimiento que los expertos describieron como una simple maniobra política. Sin embargo, la organización permaneció en las listas de terroristas de Estados Unidos y las Naciones Unidas, y Washington continuó ofreciendo una recompensa de 10 millones de dólares por cualquier información que condujera al arresto de al-Julani.
Tras la caída de Damasco, al-Julani ingresó a la Mezquita de los Omeyas vistiendo un uniforme militar para declarar que “se ha logrado la victoria de la nación islámica”, una declaración que generó profundas preocupaciones entre las potencias internacionales, ya que refuerza la hipótesis de que Siria se dirige hacia un modelo de gobierno similar al de los talibanes en Afganistán.
El gobierno de al-Julani: ¿Transformación política o tiranía religiosa?
Desde que asumió el poder, Hay'at Tahrir al-Sham ha intentado presentarse como una autoridad política con un carácter administrativo, prometiendo celebrar elecciones y formar un gobierno representativo. Sin embargo, la composición del gobierno que anunció refleja una realidad completamente diferente. Se formó un gobierno con una orientación ideológica y sectaria, y con nombres que en su mayoría son conocidos por su extremismo y por cometer violaciones y crímenes terroristas, entre ellos: • Marhaf Abu Qasra, quien fue nombrado Ministro de Defensa y es un extremista acusado de llevar a cabo ejecuciones masivas de civiles en Idlib en 2022. • Y Shadi Muhammad al-Waisi, quien fue nombrado Ministro de Justicia y se hizo famoso como un clérigo extremista que supervisó ejecuciones públicas de mujeres acusadas de adulterio y apareció en muchos videos supervisando estas operaciones en el campo.
El investigador Charles Lister, experto en grupos yihadistas, comenta sobre estos nombramientos, diciendo:
“Este gobierno no es más que una extensión de la ideología de la organización yihadista. A pesar de sus intentos de mejorar su imagen, sus políticas siguen basadas en la ideología salafista yihadista, lo cual se evidencia en las severas restricciones que impone a la sociedad civil.”
De hecho, desde que asumió el poder, la organización ha impuesto severas restricciones a las libertades públicas, ha emitido órdenes que exigen que las mujeres lleven el niqab completo y ha cerrado restaurantes y lugares de entretenimiento bajo el pretexto de la mezcla entre mujeres y hombres.
Apoyo regional
El ascenso de Hay’at Tahrir al-Sham al poder no habría sido posible sin el apoyo externo, ya que tanto Turquía como Qatar jugaron roles cruciales en empoderar a esta facción yihadista financieramente, militarmente y en los medios de comunicación.
Ankara está explotando su influencia sobre los grupos islamistas armados en Siria para lograr varios objetivos:
- Debilitar a los kurdos drenando las Fuerzas Democráticas Sirias respaldadas por Estados Unidos.
- Establecer una zona de amortiguamiento para evitar el flujo de más refugiados sirios hacia Turquía.
- Lograr una agenda expansionista en el Medio Oriente inspirada por la visión neootomana, como declaró el presidente turco tras la caída de Assad, diciendo: “Nadie podrá limitar la influencia de Turquía dentro de sus fronteras nacionales.”
Por su parte, Qatar ha proporcionado un enorme apoyo financiero y mediático a la organización, ya que los informes de inteligencia occidentales indicaron que Doha ha invertido millones de dólares en las operaciones de la organización, además de ofrecerle una sólida plataforma mediática a través de Al Jazeera.
El analista de seguridad Michael Knights dice:
“Qatar está utilizando una estrategia blanda para apoyar a los islamistas, ya que trabaja para mejorar su imagen globalmente a través de los medios y financiamiento humanitario, mientras apoya indirectamente su agenda ideológica.”
¿Está ISIS de vuelta en el centro de atención?
En medio del caos resultante de la caída del régimen, Siria ha sido testigo de una escalada sin precedentes de ataques de ISIS, ya que la tasa de ataques terroristas se triplicó durante 2024, según un informe del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW).
Los expertos advierten que el vacío de seguridad dejado por el colapso del estado sirio podría ser un entorno fértil para el regreso de la actividad de ISIS, tal como sucedió en Irak después de 2011.
La comunidad internacional entre la cautela y el reconocimiento tácito
Aunque Hayat Tahrir al-Sham sigue siendo clasificada como una organización terrorista, algunos países occidentales han comenzado a adoptar un enfoque más pragmático para tratar con ella.
El ex presidente de EE. UU., Joe Biden, dijo en un comunicado tras la caída de Assad: “Permaneceremos vigilantes, algunos grupos rebeldes tienen un historial de terrorismo. Pero estamos monitoreando las declaraciones de los nuevos líderes sirios, y parecen ser buenas hasta ahora, y también estamos siguiendo sus acciones.”
Esta declaración refleja la vacilación de Occidente al determinar su posición final sobre el gobierno de al-Julani, ya que las posiciones difieren entre Europa y Estados Unidos respecto a la posibilidad de abrir canales de comunicación con él.
¿Cómo podría Argentina verse afectada por el conflicto sirio?
A pesar de la distancia geográfica, las repercusiones políticas y de seguridad de la guerra en Siria podrían llegar a América Latina de varias maneras:
- América del Sur tiene un historial con redes de financiamiento terrorista, como lo demuestra el atentado de Buenos Aires en 1994, lo que genera temores de que la influencia de los grupos yihadistas se extienda a la región.
- Se espera que la crisis siria conduzca a una nueva ola de migración hacia América Latina, con Argentina considerada uno de los destinos preferidos.