El robo de motos nunca cesa, pero su intensidad es variable según distintos factores. En los últimos meses en Paraná hubo semanas en las que se produjeron numerosas sustracciones, y otras en las que fueron menores. A su vez, en varios procedimientos policiales se han secuestrado decenas de motos robadas en los últimos meses en Paraná, lo que también demuestra que esta actividad delictiva está siempre, sea más expuesta o latente.
Extorsionar con el rescate de una moto tras el robo es el modo más frecuente
Según se informó a UNO, ahora la modalidad y finalidad del robo de motos más frecuente es la extorsión al dueño del vehículo para el cobro del rescate, seguida por el acopio para la venta entera o de las partes, el cambio por droga a vendedores que las ingresan en el mercado negro, el encargue directo para utilizarlas con fines delictivos; en un circuito que se mantiene aceitado dentro de un ambiente donde casi todos se conocen, potenciado por los grupos de redes sociales y WhatsApp.
Según se explicó, a mayor cantidad de personas que intervengan en el negocio más hay que dividir las ganancias y menor será el rédito económico para el ladrón. Esta es una de las razones por la cual el pedido de rescate a las víctimas es la modalidad más utilizada: el dinero de la extorsión queda en los bolsillos de uno o dos eslabones de la cadena delictiva, que puede ser el ladrón, o este y el encargado de la negociación con el dueño. A su vez, se trata de una ganancia más rápida que el desguace y la venta de motopartes, ya que si la víctima decide pagar el rescate, la transacción se realiza dentro de las 24 horas.
En algunos casos, según el tipo de moto robada, se ha llegado a pedir hasta 15.000 pesos por motos que valen 100.000. Hace poco, por una Honda XR 125 que puede valer, según el modelo, alrededor de 50.000 pesos, el delincuente exigió 7.000.
Desde la Policía insisten en denunciar el robo y la extorsión para recuperar los vehículos.
Por otro lado, se indicó que el acopio de motos robadas puede tener dos objetivos: la venta del vehículo entero o el desarme de para el comercio de sus partes. Este último se ha fortalecido a partir de la inflación de los precios de las mismas en el mercado lícito, aunque en el circuito ilegal también subieron los precios. Por ejemplo, una rueda entera de una moto de 110 cc, puede valer unos 5.000 pesos, la ofrecen robada a alrededor de 3.000.
En el último tiempo se ha observado con frecuencia que quienes salen a robar una moto (o lo que encuentren) la cambian enseguida por droga. Es decir que, a su vez, el vendedor de droga tiene a quien llevarla para recibir el dinero de la futura venta de la misma o sus partes.
Esto se ha constatado, tanto en la búsqueda de motos robadas que conduce a domicilios donde a su vez se encuentran drogas, como en procedimientos por narcomenudeo en los cuales se localizan motos con pedidos de secuestro por denuncias de robo.
En tanto, la sustracción de motos por encargue directo es lo que menos se observa en las investigaciones. Es decir, aquellos que salen a buscar un vehículo en particular o de una marca y modelo determinado, ya que un cliente requiere una pieza específica para su moto, por ejemplo.
También se ha observado como destino de las motos robadas, la venta a personas que viven en localidades del interior de la provincia y en zonas rurales, donde hay menos controles.
Los hombres (algunos de ellos bien identificados) que reciben las motos robadas para luego desguazarlas tienen a su favor algo que complica a los investigadores la localización rápida de las mismas: la colaboración de algunos vecinos que, a cambio de unos pesos de la futura ganancia, las “aguantan” en sus viviendas hasta que llegue el momento oportuno de llevarlas al lugar de desarme o venta.
A su vez, existen grupos de WhatsApp (a los que no puede ingresar nadie que el administrador no conozca) en los cuales se ofrecen permanentemente cosas robadas. Entre sus integrantes suelen haber algunos de los famosos “rescatadores”, que se muestran como quienes tienen datos sobre la localización de motos robadas y se ofrecen para intermediar en un rescate, cobrando luego una parte del pago.
La oferta en grupos de Facebook puede ser más arriesgada, aunque los delincuentes toman sus precauciones. En general no son los ladrones sino terceros que reciben las motos quienes modifican su aspecto para publicar las fotos con ofertas imperdibles. En ocasiones quedan detalles que son identificados por los dueños de los vehículos, lo que luego permite denunciar y recuperarlas.
En cuanto a la modalidad de robo más frecuente, viene siendo la sustracción de la vía pública o de una casa cuando la moto está estacionada sin su dueño, más que el asalto callejero, que también se da, pero en menor medida.
En este sentido, se indicó que se ha constatado que muchas motos son robadas en el descuido de los dueños que no adoptaron las medidas de seguridad al dejarlas en la calle, lo que ha facilitado el robo de ladrones oportunistas.
Hace unos meses se pudo identificar a un joven que había logrado robar casi una decena de motos en la zona céntrica, específicamente Motomel Skua de 150 cc, en la zona céntrica de Paraná. Cuando fue captado por una cámara de vigilancia, se observó que en menos de 20 segundos rompía el traba volante, arrancaba y se iba.
Hace un par de meses, cuando se registró una ola de varias motos robadas en distintas zonas de Paraná, los investigadores de Robos y Hurtos pudieron identificar a los hermanos Torres (uno de ellos prófugo de la cárcel) quienes con un grupo se dedicaron a sustraer motos de alta cilindrada. También hay un grupo del barrio Pirola que está sindicado como uno de los que más se dedican a esta especialidad delictiva.
En la Policía distintas autoridades coinciden en que la medida más efectiva para mermar el robo de motos son los controles callejeros. Los mismos se despliegan en distintos puntos de la ciudad, con el objetivo para cada guardia de secuestrar dos motos por jornada, sea por infracciones de tránsito como de aquellas que tienen pedido de secuestro.