El concordiense Miguel Ángel Pérez, impulsor del tchoukball en toda la Argentina, volvió a dejar su huella en el plano internacional. Esta vez, lo hizo en Bali, Indonesia, donde se desarrolla la tercera edición del Mundial de Tchoukball, la cita más importante de esta disciplina a nivel mundial.
Tchoukball: Miguel Ángel Pérez, el árbitro entrerriano que deja huella en el Mundial
Desde Concordia al Mundial: el camino de Miguel Ángel Pérez en el tchoukball global. Un verdadero impulsor del deporte.
Miguel Ángel Pérez en el arbitraje del tchoukball.
Un referente en el Tchoukball
Pérez, actual director técnico del seleccionado argentino femenino y referente indiscutido del deporte en nuestro país, formó parte del equipo arbitral designado para impartir justicia en diferentes encuentros del torneo. Su designación no es casual: desde hace más de dos décadas, junto a su esposa Silvia Ghiorzo, ha trabajado incansablemente para introducir y desarrollar el tchoukball en Argentina, formando jugadores, entrenadores y jueces con un enfoque integral y formativo.
A pesar de que la Argentina no participa en este Mundial en lo deportivo, la presencia de Pérez resulta significativa. Representa la capacidad de exportar conocimiento y experiencia desde una provincia como Entre Ríos hacia un escenario donde compiten y se encuentran los máximos exponentes mundiales de la disciplina. Su rol, además, pone de relieve el crecimiento que ha tenido el arbitraje argentino en los últimos años, especialmente en un deporte que todavía está en etapa de expansión en el continente.
El Mundial de Bali reúne a delegaciones de los principales países asiáticos y europeos, regiones que históricamente han concentrado el mayor desarrollo del tchoukball. En ese contexto, la actuación de un árbitro sudamericano y argentino cobra un valor especial, ya que amplía las fronteras de la representación y muestra que en esta parte del mundo también se cultiva un alto nivel de formación.
Miguel Ángel Pérez no es solo un árbitro internacional: es un formador que, desde su ciudad natal, ha proyectado su trabajo hacia el exterior. Bajo su conducción, el seleccionado femenino argentino ha participado en campeonatos panamericanos y ha dado pasos firmes en la construcción de una identidad de juego propia, con fuerte énfasis en el respeto, la inclusión y el espíritu que caracteriza al tchoukball como “deporte de la paz”.
En paralelo, su esposa, Silvia Ghiorzo, vive también un momento histórico. Recientemente, fue oficializada como integrante de la nueva Comisión Directiva de la Federación Internacional de Tchoukball (FITB), donde representará a toda América con una agenda centrada en la inclusión, la diversidad y la expansión de la disciplina más allá de Asia. Su nombramiento refuerza la presencia entrerriana en las esferas más altas del deporte y abre nuevas oportunidades de cooperación internacional.
La participación de ambos en este Mundial, aunque en roles diferentes, es un ejemplo de compromiso sostenido en el tiempo. Desde hace más de 20 años, han trabajado codo a codo para sembrar el tchoukball en el país y conectarlo con el resto del mundo. Hoy, esa labor tiene una visibilidad innegable en el marco internacional.