Colegio Nacional: En noviembre de 2009 en el Colegio Nacional de Paraná, obreros buscaban un desagüe y hallaron un antiguo pozo de 10 metros, con una escalera de hierro hasta el fondo. A partir de ahí despertaron varios mitos urbanos.
“Los cinco lugares embrujados de Paraná”
Uno fue de el sereno de la obra que dijo que por las noches en la planta alta de la institución se escuchan chicos en el aula como si estarían dando clases. Además hay profesores que han escuchado cómo en el salón de alumnado, aún cuando no ha llegado nadie a trabajar, se escucha que alguien da vuelta las hojas de un cuaderno permanentemente.
Biblioteca Popular: Abundan los relatos de personas que dicen haber visto a una pequeña niña, que viste un traje del siglo XIX, y se divierte jugando a las escondidas entre los anaqueles de la antigua biblioteca sita en calle Buenos Aires 256 de Paraná.
Carcel de Paraná: En marzo de 2011 un grupo de oficiales y suboficiales de la Unidad Penal I de Paraná alertaron distintas situaciones anormales que ocurrían dentro del instituto, en especial a la noche y a la madrugada.
Los policías a cargo de las guardias nocturnas tuvieron innumerables inconvenientes en algunos sectores. No sólo con gritos, ruidos a cadenas, sino también aparición reiterada de imágenes o cuerpos que se mantenían en el aire o bien caminaban traspasando las paredes.
Cementerio: Hay quienes sostienen haber visto a una pálida mujer vestida íntegramente de negro, que deambula entre los panteones y llora por un ser querido.
Colectivo de la Linea 20: En mayo de 2010 sucedió un hecho estremecedor que habrían vivido el chofer de una línea urbana de colectivos y un pasajero, en la zona del cementerio de San Benito. Aseguraron que el hecho ocurrió minutos antes de que el reloj marcara la hora 22, cuando un chofer de la Línea 20 (que transita desde San Agustín a avenida Jorge Newbery) apagó las luces del coche como señal de que había finalizado el recorrido. A lo lejos divisó a un hombre que le hacía señas y que él conocía y le permitió subir aunque el coche ya estaba fuera de servicio.
Luego el chofer y el pasajero vieron a una mujer rubia, joven, de piel opaca, ojos rojos, cabello desaliñado y muy mal olor, que recorría el pasillo en penumbras, desde el fondo del colectivo. Enseguida la mujer se acercó al chofer y mirándolo fijamente a los ojos abrió la bolsa que llevaba en sus manos donde había una cabeza humana dentro la bolsa. En ese instante, la fantasmagórica mujer le habló al chofer y le preguntó cuál era el fin del recorrido porque ella debía cruzarse a otro colectivo. De inmediato el espectro desapareció en el cruce de Avenida Jorge Newbery y la Ruta 12, cercana al acceso al Cementerio de San Benito.