La leche es uno de los alimentos esenciales para garantizar el adecuado desarrollo físico e intelectual en la etapa de crecimiento. Es fuente de nutrientes esenciales para el desarrollo de los niños y para el mantenimiento del sistema óseo. Además, contribuye con el sistema nervioso, regula los latidos cardíacos y previene la formación de caries, aportando importantes nutrientes en todas las etapas de la vida del ser humano.
Cada vez más gente compra leche suelta para evitar los productos ultraprocesados
Aunque el CAA no admite el expendio de leche cruda, se trata de una costumbre arraigada que crece ante la tendencia de volver a lo natural.
Se puede conseguir en diferentes presentaciones en los almacenes y supermercados, donde se vende en caja o sachet de un litro. Hay larga vida y frescas, y una de las primeras marcas las cataloga según su porcentaje de tenor graso: clásica es la que tiene un 3%; clásica más liviana la que tiene 2%, liviana la que contiene 1%, menos calorías la que ostenta el 0%; y la que directamente es deslactosada, para quienes necesitan un tipo de leche de fácil digestión.
No obstante, cada vez son más los nutricionistas que desaconsejan ingerir alimentos industrializados. Y por su parte, especialistas en salud analizan que “la industria transformó tanto los lácteos que muchos de ellos ahora son considerados alimentos ultraprocesados”. Frente a esto, hay una tendencia creciente a consumir productos menos industrializados, y en este contexto la demanda de leche suelta registra un marcado incremento y reflota una antigua práctica habitual que se mantiene desde hace muchos años en numerosas localidades de la provincia, donde no sólo se comercializa leche suelta, sino también otros productos lácteos derivados, como crema, manteca, ricota y dulce de leche.
Por lo general son revendedores los que la adquieren en algún tambo chico, habitualmente familiar, y sus clientes van a buscarla con sus recipientes; o bien la reciben en su casa ya envasada, con un sistema de reparto.
Si bien hace unos años atrás el auge de la leche suelta se debió a una cuestión económica, ya que se conseguía a la mitad de precio, hoy la diferencia en el costo no es sustancial, y según contaron los vendedores de leche suelta consultados por UNO, sostiene la demanda actual la preferencia de consumir esta bebida sin aditivos y conservantes.
¿Qué dice el Código Alimentario Nacional?
Cabe aclarar que en Entre Ríos rige una norma sancionada que establece la obligatoriedad de la pasteurización o tratamiento sanitario de la leche para consumo humano, y prohíbe venderla “suelta y cruda”. Además, el Código Alimentario Argentino (CAA) en su artículo 556 Bis también “prohíbe en todo el país la venta al público de leche cruda”, sobre todo para prevenir del síndrome urémico hemolítico, la tuberculosis, la salmonelosis, las listeriosis y otro tipo de intoxicaciones e infecciones que podrían poner en riesgo la salud. No obstante, esta tendencia de volver a lo natural y evitar los productos ultraprocesados hizo que la práctica de comprar leche suelta se incremente notoriamente.
Para que sea un alimento más seguro, quienes la venden de este modo recomiendan a sus clientes llevar su propio envase, y tal como hacían las madres y abuelas desde hace varias décadas atrás, hervirla para eliminar bacterias, dejarla enfriar y luego conservarla en la heladera, a una temperatura de unos 4°C.
Preferencia por la leche suelta
Fabio comercializa leche suelta hace años en General Ramírez, algo que comenzó a hacer su familia hace cuatro décadas. Si bien hace cinco años era el precio lo que impulsaba una mayor demanda, hoy la situación cambió, y al respecto precisó a UNO que muchos la llevan para hacer yogurt, ya que la leche ultrapausteurizada no es la más recomendable para elaborar este alimento. “Hoy el 80% o el 90% de la gente que compra leche suelta es por una cuestión de gusto, más que por el precio, porque no hay tanta diferencia hoy en día. La leche cruda tiene otra textura, otra consistencia; y no contiene aditivos ni conservantes, y eso es lo que impulsa la demanda”, aseguró.
Asimismo, comentó: “Nosotros la estamos vendiendo ahora a 900 pesos la leche suelta entera y a 800 la descremada. Ya no tenemos tambo propio y hoy revendemos, así que eso encarece un poquito el precio. Por ahí había gente de los tambos que traía y la vendía a 600 o 700 pesos el litro, pero la mayoría dejó de hacerlo por el gasto de combustible, ya que ahora no tan conveniente hacer el reparto”.
“La vendemos natural, y quienes la llevan la tienen que hervir. Mi familia empezó con esto hace alrededor de 40 años y siempre se consumió en la localidad la leche suelta. Lo mejor es que cada uno traiga el envase limpio”, dijo, y agregó: “Viene gente de todas las edades a comprar y de todos los estratos sociales”.
Hay clientes que prefieren encargarla para asegurarse la compra y otros que van directamente a adquirirla a la casa de Fabio, quien contó que en su caso también vende crema y ricota suelta. “También la gente compra mucho estos productos porque son sin conservantes. Hay varios negocios en Ramírez que venden crema suelta porque la traen de una fábrica de Camps que trae, reparte y vende. Vemos que cada vez más gente busca leche y otras cosas caseras, e incluso hay más personas que hacen sus mermeladas para evitar el consumo de conservantes”, refirió.
Demanda en Paraná
Por su parte Melina vende leche suelta en Paraná. Lo hace desde hace dos meses para contar con un ingreso extra al sueldo que percibe como empleada pública, y contó a UNO que la demanda es considerable, y coincidió con Fabio que lo que más buscan los clientes de este tipo de producto es la calidad. En su caso la vende a 1.600 pesos el litro para tener algo de rentabilidad, ya que se hace cargo del reparto y brinda los envases descartables con los que entrega la leche. “ Tengo clientes por todos lados. Creo que eligen comprar leche suelta porque rinde más. Muchos me compran de a 10 litros o más. Yo la llevo a domicilio y el envío va incluido”, subrayó.
También hizo hincapié en que hay que hervirla antes de su consumo y destacó que “no tiene conservantes y es más natural que la que se adquiere en los supermercados”, y afirmó: “Es mucho más linda y espesa, nada que ver a la de sachet”.
Oscar, quien vendió leche suelta por más de 20 años en Paraná pero ya no puede hacerlo porque se le rompió su vehículo, también destacó las virtudes de consumir la leche fresca que llega directamente de los tambos, sin pasar por ningún proceso de industrialización, pero con las medidas de seguridad que incluyen en primer término hervirla, y concluyó: “Son varias generaciones las que se criaron tomando la leche de campo”.