Los almacenes de los barrios son los que abastecen a los vecinos en sus compras diarias, sobre todo en lo que son los alimentos. Cobraron mayor protagonismo a partir de la pandemia, cuando en tiempos de confinamiento estaba permitido ir a comercios de cercanía y en este contexto se afianzó el vinculo entre los vendedores y los clientes. Sin embargo, hoy son los que más sufren el impacto de la inflación. Con una marcada pérdida del poder adquisitivo de parte de los consumidores, ven resentida la demanda y advierte una importante caída en las ventas.
Inflación: almacenes de barrio sufren el impacto
Por Vanesa Erbes
Mateo Oviedo / UNO
La inflación resiente las ventas en los comercios más chicos.
Desde que abren sus puertas reciben a todo tipo de clientes, y no faltan aquellos que antes compraban un surtido de mercadería para toda la semana y hoy llevan lo justo y necesario; ni quienes en el pasado adquirían cosas de primeras marcas, pero para poder llegar a fin de mes en la actualidad debieron optan por productos más económicos. Asimismo, en muchos advierten que crece la cantidad de personas que antes pedía un kilo de algo y ahora lleva menos, hasta donde le alcanza el dinero.
Son acciones a las que muchas veces se ven obligados quienes cobran un salario que va detrás de la inflación, que en enero fue del 3,9%, según informó el martes por la tarde el Instinto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), pero que en el caso de los alimentos y bebidas fue superior: trepó al 4,9% durante el primer mes del año.
El informe del INDEC también reveló que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) lleva acumulado un incremento general del 50,9% en los precios en los últimos 12 meses, un porcentaje que en muchos casos excede los incrementos de los salarios que numerosos sectores convinieron durante los acuerdos paritarios del 2021 y que abarcan a los primeros meses de este año, lo que lleva a que se siga registrando una marcada pérdida del poder adquisitivo en una amplia franja de trabajadores. Que en este contexto haya un fuerte incremento de los alimentos es un duro golpe al bolsillo.
Sobre este punto, Mario Sarli, integrante del Centro de Almaceneros de Paraná y comerciante de la zona sur de la ciudad, comentó a UNO: “La gente consume menos cuando suben los precios. Hay quienes dicen que no hay que consumir hasta que vuelvan a bajar y optan por otra cosa más económica; otros que compran igual lo que vienen a buscar, pero llevan menos cantidad”.
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A su vez, señaló: “En lo que va del año nos hemos visto sorprendidos con varios aumentos, y si bien hay algunos productos que han subido mucho, en general todo viene teniendo incrementos. Subieron las gaseosas, la cerveza, la carne, el azúcar, y ni hablar de algunas hortalizas y verduras. Por el tema de la sequía y el calor, el tomate vale entre 400 y 500 pesos el kilo. La lechuga subió más del 50% ahora. Y la verdad es que a la gente le cuesta un montón ir a hacer una provista a un lugar”.
“Por suerte los clientes ya no se enojan más con nosotros, los almaceneros, porque entendieron que los precios suben en general. Por ahí alguno pregunta qué puede llevar, y por ahí no lleva nada”, comentó.
Otra situación que se genera como consecuencia de la caída en los ingresos es que más gente procure abastecerse en lugares en que los que abundan las ofertas, como es el caso de los hipermercados, que al estar en condiciones de comprar mayores volúmenes consiguen mejores precios. Y también en locales mayoristas. Sobre este punto, Sarli lamentó: “Me pasa que voy a comprar mercadería a un mayorista y me encuentro a vecinos míos que son clientes comprando productos para su casa. De este modo nos resulta muy difícil competir con las grandes empresas, que además tienen ventajas tributarias y otros beneficios que los más chicos no tenemos, y se nos equipara a todos en la misma categoría cuando tenemos que pagar impuestos y demás”.
Faltantes
Sarli contó que en el barrio en el que tiene su local muchos de los vecinos que están en mejor posición económica buscan productos de primeras marcas, pero lamentó que otro factor que afecta las ventas en los almacenes y autoservicios barriales son las reiteradas faltantes en este tipo de mercaderías. “No sabemos por qué falta aceite o gaseosas de las principales marcas. Está muy difícil mantener surtido el negocio porque hay muchas cosas que no se consiguen. Vas a los mayoristas y no hay; o si hay, venden solo dos o tres unidades por cliente”, sostuvo, y agregó: “Hay quienes dicen que se entrega primero en la Costa, por el verano, pero no podemos afirmar cuál es el motivo, porque desde la Federación Argentina de Almaceneros se les han mandado notas a las gerencias de estas marcas y no contestan. Es como que se ha perdido un canal de comunicación al que generalmente estaban atentos y aunque eran de responder y prometer que se iba a solucionar, pero ahora directamente no responden”.
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Esta situación puede advertirse desde hace varias semanas también en los supermercados más grandes, donde proliferan los espacios vacíos en las góndolas sin que se reponga stock. Algunos encargados hicieron declaraciones a mediados de enero argumentando que los contagios de Covid fueron responsables del desabastecimiento de determinados productos: “En Argentina estamos atravesando un escenario desafiante como consecuencia de la nueva ola de Covid. Tal como seguramente lo vivís vos en tu entorno, aumentaron considerablemente los aislamientos; y naturalmente esto también afecta al plantel de nuestras sucursales, de nuestros proveedores y de los servicios de distribución”, precisaron en una misiva que hicieron llegar masivamente por correo electrónico desde una cadena extranjera con sucursales en Paraná, en el que también expresaban: “Queremos pedir disculpas si esta situación pudo haber afectado la disponibilidad de productos en nuestras góndolas”.
Esto sigue pasando hoy, sin que se renueven las explicaciones.