La dirigencia política tendrá que entender que el motor generador de divisas en el país, durante los últimos años, es el campo. Le pese a quien le pese, y le duela a quien le duela.
Una vez más en el país, gracias Campo
Por Javier Aragón
El sector discriminado por el Estado es el campo. Le cobran todos los impuestos posibles, y hasta los más insólitos, con el solo fin de alimentar la voracidad de la demagogia política.
Hoy en plena pandemia, se informó oficialmente que de cada 10 dólares que se producen en la Argentina, 7 corresponden a la producción del campo.
El sector, pese a los contratiempos, políticas de castigo y olvido siempre brindará una nueva oportunidad de generación de divisas.
Hablar del campo es referirnos en su gran mayoría al pequeño y mediano productor. El que con 10, 15, 30 a 200 hectáreas le toca pelear de domingo a domingo el mantenimiento de la chacra.
A la dirigencia política le cuesta entender la lógica del campo. De la inexistencia de sábados, domingos y feriados. Donde los animales deben ser alimentados a diario, o los cultivos deben ser cuidados progresivamente para tratar de perdurar la calidad de la planta.
Es obvio que todos esos movimientos cuestan dinero. La plata no les llueve como el maná, o como el asistencialismo
mensual demagógico. Tal vez, el peso de la libertad de ser dueños de sus vidas y labores los hacen rechazar de plano la idea de agachar la cabeza o someterse al gobernante.
El precio de la independencia laboral tiene sus costos. El de no estar obligado a votar quien te da un crédito; el de pensar y tener la convicción de poder hacer un cuestionamiento sobre una determinada línea de acción relacionada con la producción.
Pasando en limpio, el hombre de campo es tranquilo, pacífico, no es de andar rodeando el Congreso incendiando una plaza o participando de un saqueo con fines políticos.
Seguro que saldrá de su campo cuando le metan una vez más la mano en el bolsillo. Desde aquella insolente deducción que la plantita de soja se cría sola, hasta que el productor es el responsable de los precios internacionales de los granos, y otras muestras de falta de conocimiento de nuestras autoridades, es que la situación de la producción debe ser atendida seriamente y con políticas de Estado.
Los gobiernos sacan lo que más pueden del campo, y ahora gracias al campo tendrá el gobierno de Alberto Fernández, casi sin merecerlo, un ingreso extra de 10.000 millones de dólares. Es de esperar que las autoridades las destinen íntegramente para promocionar tres palabras que desde hace años el Estado no pone en vigencia: inversión, planificación y trabajo. Generar empleo de calidad y promover reglas de juego claras para que crezca la
producción, el empleo y la inversión y de esa manera se activen los circuitos de la rueda de la economía. Si el campo vive y crece, crecen las ciudades.
Entender que incrementando los planes sociales se mejorará la situación del país es solo para los que malintencionados pretender costear a través del Voy a tomar las palabras de referentes del kirchnerismo. Emilio Pérsico, Juan Grabois y Luis D’Elía, que criticaron severamente la política asistencialista de este gobierno nacional. Directamente le dijeron que se olvidaron de promover el trabajo en el sector privado.
Es de esperar que los 10.000 millones de dólares que producirá de modo extra el campo no se malgasten en campañas electorales o planes asistenciales que serán: “Pan para hoy y hambre para mañana”.
Hoy casi el 50% del país es pobre, una verdadera vergüenza para este gobierno como para el macrismo y el kirchnerismo, que tienen gran responsabilidad de este presente. Por lo que dicen defender, sus convicciones y la historia, deberían dejar de hacer politiquería y de una buena vez ponerse a trabar en serio por el país.
Una Argentina cada vez más pobre con dirigentes millonarios que hablan de indigencia, pero sin saber lo que es padecerla.
Deberían seguir el ejemplo del campo, que sin depender de funcionarios de cuarta y el tiempo, trabajan y trabajan, tal vez porque no conocen otra forma de generar riqueza. Y si la obtienen, la invierten en la producción.