Estamos atravesando la peor crisis en la Argentina, a causa de la Pandemia del Coronavirus. Y es obvio que en el estiramiento del confinamiento, aparecen gestos, acciones y medidas que pueden llegar a ser duras y necesarias, pero que pueden llegar a “soportarse” con el buen ejemplo de los que están arriba. Tal como hicieron en el pasado nuestros patriotas.
¿Se animarán a imitar a los patriotas?
Por Javier Aragón
Uno de los patriotas, Manuel Belgrano, renunció al premio del Estado, y pidió construir escuelas
En los últimos meses, el gobierno nacional inició una búsqueda de recursos frescos para preparar el sistema sanitario y contar con los elementos necesarios para la atención de la población y contención de enfermeros, médicos y pacientes. Todo se justifica a causa de la Pandemia. Sacar plata de dónde sea para volcarlo a la población más pobre e indigente y a la Salud. Nadie podría oponerse a semejante premisa, más teniendo en cuenta el récord de la pobreza, desempleo y muertes provocadas por el Covid.
Ahora bien. Imponer medidas recaudatorias y fiscales a los sectores más pudientes y a la clase media, se podrá entender si se verifica que el destino del dinero es el adecuado. Nadie va a pensar que los políticos destinan demagógicamente “fondos frescos” y planes con fines electorales. Dios no permita pensar, que eso en la Argentina nunca ocurrió.
Quedará en la postura transparente del gobierno, para que se borre esta acusación.
Los sectores económicos, chicos y medianos, productivos y de trabajadores que están cerca de perder el empleo, esperan un programa de contingencia sanitario y económico para enfrentar la crisis.
Esto por el momento no llegó, y el gobierno nacional chocó con su propia inoperancia y torpeza, además de contar con algunos sectores de la oposición que lo único que buscan es “prender fuego todo” y profundizar la vieja mirada que “cuanto peor, mejor”.
En crisis, hay que arremangarse todos. Pero el ejemplo debe venir de arriba hacia abajo.
Cuando piden solidaridad y esfuerzo, da la sensación que “aprietan” el bolsillo de los sectores privados, chicos y medianos que no reciben ningún tipo de estímulo, beneficio o ayuda del Estado. Pague, pague y pague, es la premisa, para ayudar en la Pandemia.
Pero, al menos por lo que se ha informado, el que no hizo ajuste (que no se entienda despedir trabajadores o reducir partidas esenciales de salud, educación, acción social, y producción), es el Estado, sobre todo nacional. Desde el Presidente, funcionarios y otras áreas, no tan estratégicas y esenciales, no hicieron un aporte “solidario” o esfuerzo para ayudar. No hubo descuento de sueldos de políticos, jueces o incluso expresidentes. Todos cobran sus 700.000 mil pesos o más, y desde su tranquilidad económica, levantan el dedo y exigen al resto “colaboración y solidaridad”.
La pobreza no desaparecerá, pero al menos podrían predicar con el ejemplo. Al menos en Entre Ríos, el gobernador y legisladores se pusieron a la altura de las circunstancias y tomaron cartas en el asunto con medidas claras.
La dirigencia política podría imitar los buenos ejemplos de los patriotas, que justamente en mayo de 1810, dispusieron –según relatan los historiadores-, desde la Primera Junta, no fijarse un sueldo. O el otro ejemplo, el de Manuel Belgrano, que murió en la absoluta pobreza. Y tuvo la decisión de disponer que los 40.000 pesos que lo premiaron por el triunfo de Salta, destinarlo íntegramente para la construcción de escuelas.
Nuestros políticos de hoy, ¿se animarán a imitar a los patriotas que defendieron con valor, ideas, convicciones y honradez al país?.














