“Viejos son los trapos”… Debe ser la frase más usada para graficar una de las etapas de la vida más cargada de prejuicios y de mitos en la historia de la humanidad: la vejez. Prejuzgar es emitir un juicio de valor de una realidad que muchas veces se desconoce, quizás sea una mirada errónea de un proceso que si bien se relaciona con el final de la vida no debe asociarse con una estigmatización de los adultos y adultas mayores. Una vez superada la barrera de los 60 años se considera que una persona pertenece al grupo etario de los adultos mayores, es decir aquella etapa donde se enfrentan nuevos desafíos y retos, pero también una mayor necesidad de cuidado y de acompañamiento del entorno familiar y social.
Derribar prejuicios sobre la vejez
Según el censo poblacional realizado en 2010, Entre Ríos es una de las provincias del país con mayor proporción de envejecimiento, con un índice que solamente se ubica por debajo de distritos como la Ciudad Autónoma de Buenos (CABA), Córdoba, Santa Fe y la Provincia de Buenos Aires. Dentro de ese acelerado proceso de envejecimiento demográfico, Entre Ríos es junto a La Pampa y Mendoza, una de las jurisdicciones que registra un 15% de población mayor de 60 años.
Teniendo en cuenta que este proceso es consecuencia de la importante caída de la fecundidad y a su vez de las mayores expectativas de vida de este segmento población, es necesario revisar algunas prácticas que atentan contra una debida integración e inclusión de los adultos mayores a la sociedad.
El gerontólogo y coordinador general de la Unidad Ministerial de Programas y Políticas de Salud para Personas Mayores, dependiente del Ministerio de Salud de Entre Ríos, Esteban Sartore, es una de las voces autorizadas para brindar un diagnóstico acerca de las percepciones y valoraciones de la población adulta mayor respecto a posibles situaciones de maltrato como a la posibilidad de instrumentar políticas que contribuyan a un envejecimiento activo y saludable.
“Venimos a cambiar el paradigma, entendiendo que los adultos mayores tienen que disfrutar, tienen que vivir el nuevo envejecimiento activo y saludable. La sociedad se tiene que ir acostumbrando, se tiene que ir preparando, ya que nuestra provincia es una de las más envejecidas”, destacó el especialistas al compartir un encuentro deportivo junto a pacientes del hospital Pascual Palma.
Sartore, durante la pandemia de Covid-19, estuvo al frente de las acciones y las políticas públicas dirigidas a resguardar la salud integral de ese grupo poblacional ante el riesgo de contraer la enfermedad. La amenaza del coronavirus fue quizás el mayor desafío en materia sanitaria, porque había que evitar los contagios y que en el caso de que sucedan había que garantizar la mejor respuesta del sistema público-privado. En esa emergencia los adultos mayores fueron el grupo poblacional expuesto al mayor riesgo y los que en la práctica, tuvieron que cumplir con el período más largo de la cuarentena.
Muchos pasaron el aislamiento en soledad o acompañados por un familiar, aunque esa experiencia no siempre tuvo los resultados esperados. La salida de la pandemia reveló la cara más triste de la convivencia intrafamiliar: aumentaron los casos de abuso o maltrato y en su mayoría se demostró que los responsables fueron sus propios hijos o alguna persona allegada al entorno familiar.
A tres años de aquel evento traumático y que cambió para siempre a la humanidad, la “nueva normalidad” parió nuevos espacios de encuentro y de intercambio para que llegar a viejo deje de ser la mera representación social del abuelo o la abuela abandonados en un geriátrico esperando el final de sus días.
Hay una vida que puede ser aprovechada y disfrutada con otros pares, a partir de diferentes propuestas lúdicas, actividades físicas, culturales y de estímulo cognitivo, que permiten desarrollar un envejecimiento activo y en comunidad. Así es posible comenzar a deconstrurir la mirada hacia las vejeces, rompiendo estereotipos arcaicos respecto de un nuevo paradigma social que persigue una mayor empatía con aquellos que nos dieron la vida o simplemente nos cuidaron y criaron.