Es preocupante realmente con la liviandad que se está manejando el caso Diego García en Patronato. Es el jugador procesado por Abuso sexual con acceso carnal, en una causa que se está tramitando en la Justicia Federal de La Plata. La palabra “liviandad” es un término suave para describir el manejo del tema que están haciendo los dirigentes del club que representa a la ciudad. ¿Por qué se eligió reforzar el equipo con un jugador que está acusado de un delito tan grave? ¿Era necesario asumir el costo social y político que significó esta contratación?
De eso no se habla
Apenas se supo de la contratación de Diego García, se activó un escrache de organizaciones feministas en Paraná.
García está siendo investigado por violencia machista contra una joven de 21 años, consumada de la forma más aberrante: la violación, un acto brutal que vulnera la integridad sexual de una persona. La denuncia penal contra el jugador uruguayo (última incorporación del Rojinegro) se activó el 27 de febrero de 2021, es decir que la investigación está próxima a cumplir un año desde su apertura.
Según la denunciante, el hecho ocurrió en una quinta de la localidad de Abasto, en el partido de La Plata, durante una fiesta organizada por algunos jugadores del Pincha. Del expediente surge más información de lo que pasó aquella noche: “Se disponía a ir al baño de la finca ubicado en el interior de la construcción principal, (cuando) fue sorprendida por uno de los concurrentes –hoy individualizado como Diego Gonzalo García Cardozo-, quien la introduce en el baño, y aprovechándose de su estado de indefensión producto de la ingesta de alcohol, previo a ejercer violencia física contra la nombrada, la accede carnalmente vía vaginal…”.
La dirigencia del club Albirrojo actuó de inmediato, separando del plantel al jugador, hasta tanto avanzaba la causa en ámbitos tribunalicios. Tiempo después la institución decidió levantar esa sanción y García se reincorporó a los entrenamientos. El repudio de organizaciones feministas de Estudiantes no se hizo esperar, junto al primer pronunciamiento público de la víctima.
Patronato contrató a un jugador sobre el cual pesa un inminente pedido de detención, pero los dirigentes prefieren hacerse los distraídos y no hablar sobre el tema. De eso no se habla, ni cuando estaban negociando para traerlo ni ahora que ya debutó contra River, pero por las dudas trascendió extraoficialmente que establecieron una cláusula vinculada a la suerte que pueda tener el proceso contra el uruguayo.
“Se va a pedir una ampliación de la pericia psicológica del jugador, porque cuando fue procesado no se presentó a hacer la declaración; se negó y presentó un escrito en el cual, para la agente fiscal y para nosotros como querellantes, dejó un manto de dudas muy relevante por la comisión del delito. Todo el contexto de los amigos, de los que estaban en esa jornada, observaron que había una situación muy particular: el quiebre emocional que tuvo mi asistida en ese momento fue letal para los psicólogos para determinar que ese shock emocional era relevante para el tema de un abuso sexual agravado”, dijo a UNO el abogado querellante, Marcelo Peña.
Otra de las medidas probatorias que se solicitará es la ampliación de las testimoniales y se planteará a la fiscal que interviene, Cecilia Corfield, que requiera al juez la detención del jugador. Peña defendió el accionar de la Fiscalía y se mostró convencido en una pronta resolución del caso. Según su parecer, “cualquier persona que está con esta calificación legal al menos ya estaría con un pedido de detención. No ha pasado con este hombre. Es inminente que la fiscal le pida la detención y luego la elevación a juicio”, sentenció.
No es función de la prensa juzgar la conducta de un futbolista fuera de la cancha, pero sí pronunciarse en contra de cualquier forma de violencia y reivindicar los valores deportivos e institucionales que ha sembrado Patronato, asociado a la familia y a una convivencia sana, sin vulnerar ningún tipo de derecho.
Una vez al menos, Patronato y los varones y mujeres que son parte de la comisión directiva, así como sus socios, hinchas e interesados en construir un club con perspectiva de género, deberían ponerse en el lugar de la víctima, hoy “quebrada emocionalmente”, que busca asimilar una experiencia aberrante que la marcó para siempre.