“Han pasado siete meses desde la asunción del nuevo gobierno y el juicio no avanza”. La frase, incluida en la apertura de la película Argentina, 1985, es un disparador para entender el contexto social y político de un país que hacía poco tiempo había recuperado la democracia. El largometraje, elogiada por la crítica y récord de taquilla en los cines argentinos, acaba de ganar el Globo de Oro a la mejor película extranjera. Merecido.
Argentina, 1985: Nunca más
Por Marcelo Comas
Argentina, 1985: Ricardo Darín y elenco recrearon de manera sagaz el Juicio a las Juntas.
La obra de Santiago Mitre se sustenta no solo en la descollante actuación de Ricardo Darín —en el rol del fiscal Julio Strassera— y su asistente, el novel abogado Luis Moreno Ocampo: su cometido es revisar un capítulo silenciado de nuestra historia reciente. El film recupera la trama del Juicio a las Juntas Militares pero no desde la mirada de los medios hegemónicos de aquella época, ya que el argumento gira en torno al brillante trabajo del fiscal general Strassera y equipo de trabajo coordinado por Moreno Ocampo, haciendo sus primeras armas dentro del Poder Judicial. La historia pone la lupa sobre las presiones sufridas por el fiscal, mientras se debatía quienes debían juzgar a los comandantes, entre ellos Jorge Rafael Videla. En ese contexto, Darín recrea las amenazas que a diario sufría Strassera y su familia para que rechace ser el acusador del juicio más importante de la historia argentina. “¿Por qué no lo ponen a Massera a hablar?, ya está”, lanza indignado Strassera cuando por cadena nacional el ministro del Interior, Antonio Troccoli, reivindica la dictadura militar. En esa escena se ponía en evidencia que el manejo de los medios masivos de comunicación todavía dependía de los resortes de las Fuerzas Armadas.
La sociedad argentina recién comenzaba a tomar conciencia del sistema represivo ilegal de la dictadura cívico—militar, que incluyó delitos tales como la privación ilegal, aplicación de torturas y posterior desaparición de 30.000 ciudadanos, según estiman las organizaciones defensoras de los derechos humanos. El valor histórico de la película radica en que desde la ficción logra recuperar los registros orales de aquella época, en medio de una sociedad argentina que se mostraba reticente a acompañar aquel proceso. Luego del estreno de la obra los protagonistas de aquel suceso histórico recuerdan la dificultad de llevar adelante el debate oral y público.
Unos días antes del 22 de abril de 1985, el juez Ricardo Gil Lavedra (uno de los integrantes del tribunal) se cruzó con un colega en el Palacio de Justicia de Buenos Aires, y después de conversar sobre temas cotidianos el otro juez le preguntó incrédulo: “Decime una cosa ¿en verdad van a hacer ese juicio?” '¿Ese juicio' del que preguntaba el colega de Gil Lavedra no tenía más antecedentes en la historia del siglo XX que el proceso de Nuremberg, que tuvo lugar entre 1945 y 1946, en el que fueron juzgados los crímenes del nazismo, y un juicio de 1975 contra los coroneles griegos que encabezaron el golpe de Estado en ese país en 1967.
La Argentina, según lo recrea el film, atravesaba una lenta transición entre un pasado oscuro y lleno de horror, del cual muy pocos sabían y ni se imaginaban: los crímenes de lesa humanidad cometidos por los militares en complicidad con muchos actores de la sociedad civil. Incluso en los países de la región tampoco se había avanzado en esclarecer la represión militar. “En Chile, (Augusto) Pinochet tenía todo el poder; Uruguay, por referendo popular, se negó a investigar a sus militares; había militares en muchos gobiernos de la región, y Argentina -como siempre oscila entre el abismo y la cima- hizo una cosa totalmente inesperada”, le dijo el fiscal Moreno Ocampo a la BBC.Así la película se potencia porque reivindica la lucha de los movimientos de derechos humanos que incluso en plena dictadura se comprometieron en la búsqueda de sus familiares desaparecidos, pero sobre en conocer la verdad y en el histórico reclamo de justicia.“Quiero compartir esto con todas las personas que desde la dictadura han estado luchando por la democracia en Argentina y siguen luchando. Creo que la democracia es algo que necesitamos y necesitamos seguir luchando por ella”, sostuvo Mitre, en el discurso que dio cuando subió a recibir el premio.