Continúa el ciclo de cine Grandes Realizadores, organizado por el Círculo Odontológico de Paraná. En la función de mañana miércoles, se proyectará “En la casa” (2012) dirigida por el prolífico, director francés François Ozon. La cita es en el auditorio de la institución, Corrientes 218, a las 20.45, con acceso libre y gratuito.
Miércoles de cine en el Círculo Odontológico
Este talentoso y muchas veces desconcertante cineasta se basó muy libremente en una obra teatral del español Juan Mayorga para esta mixtura entre la comedia, el drama y el thriller que remite al tono de sus primeros trabajos (“Los amantes criminales”, “Sitcom”, “Gotas de agua sobre rocas calientes”) y que resulta una suerte de regreso modernizado al Alfred Hitchcock de “La ventana indiscreta”, al cine de Woody Allen –en este caso, hay incluso un homenaje explícito cuando los protagonistas van al cine a ver “Match Point”– y a la fascinación por los relatos morales sobre la burguesía de Claude Chabrol.
A partir de un guión propio, el realizador narra la historia de Germain (otro notable trabajo de Fabrice Luchini), un profesor de literatura de escuela secundaria harto de su trabajo y, sobre todo, de la mediocridad de sus alumnos.
En medio del fastidio acumulado, mientras corrige con “piloto automático” los distintos trabajos, composiciones sobre qué hicieron los adolescentes durante el fin de semana, se topa con uno que lo sorprende, lo intriga, lo fascina.
Es que uno de los jóvenes que apenas se hacen notar en clase redacta una historia llena de misterio, erotismo, perversión. Germain se lo lee a su esposa, Jeanne (la siempre convincente Kristin Scott Thomas), una galerista avant garde, y ambos quedan entre perturbados y enganchados con el relato. Es que Claude (Ernst Umhauer), que intenta salir de su poco contenedor hogar de clase media-baja, cuenta cómo se ha inmiscuido e insertado dentro de la familia “perfecta” de un compañero de clase llamado Rapha (Bastien Ughetto).
Germain se siente cada vez más obsesionado por la trama e insta al autor a profundizar su estudio antropológico-literario y, por qué no, incluso a seducir a Esther (Emmanuelle Seigner), la madre de su amigo.
Lo que sigue es un simpático y atrapante péndulo entre ficción y realidad con manipulaciones cruzadas, cuyos tragicómicos resultados hacen de este thriller psicológico un ensayo inquietante y fascinante sobre la relación maestro-estudiante, sobre las contradicciones generacionales y sobre el efecto motivador de la literatura. La película propone diferentes alternativas para su desarrollo, ya que (aunque en un principio no somos conscientes de ello) nos damos cuenta de que es el propio Claude quien decide qué va a pasar en su historia, y eso es lo que nos hace preguntarnos si es cierto todo lo que estamos viendo o no es más que la imaginación desbordante del muchacho.
Y es por esto mismo que cualquier camino que tome la trama es totalmente lógico y a la vez no deja de sorprendernos. También contribuye a crear un aura de irrealidad el montaje, que nos muestra las escenas de lo que Claude va relatando.