Mauro Meyer / De la Redacción de UNO
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Desde hace mucho tiempo aprendí que en este país echarle la culpa a los demás es un deporte nacional. Por eso muchas veces me ganan por cansancio. Es decir, si las cosas no andan, si la inflación te come tu sueldo, si la nafta y la tarifa eléctrica aumentan, es problema del gobierno nacional o del anterior. Como siempre, nadie se hace cargo. Los dirigentes de los diferentes sectores miran para otro lado, mientras tanto no les tiembla la mano a la hora de remarcar, pero a la hora de las declaraciones, la culpa es del gobierno. Cabe aclarar que muchos de los productos de la canasta básica familiar, como la carne, aumentaron antes del 10 de diciembre, por lo que no todo es culpa de Mauricio Macri. Igual, todos miran para otro lado. Los que tienen que controlar, los que tienen que investigar y nosotros mismos, que agachamos la cabeza y seguimos con nuestra vida. Lo tomamos ya como algo natural.
Las quejas están a la orden del día, pero nadie hace valer sus derechos. Pocos seguramente se plegarán al boicot contra supermercados del 7 de abril o nadie deja de usar el celular por más que el servicio sea pésimo. O cuánto durará la merma en la compra de combustible. Dicho sea de paso, para el mes próximo se espera un nuevo aumento en este rubro. En los medios de comunicación, no se habla de otra cosa que si debemos pagar o no a los holdouts, sobre cuánto afectará al país este tema. Ahora, ¿en qué medida esto le puede interesar al ciudadano común, más preocupado por llegar a fin de mes que por otra cosa? Ni hablar cuando se le habla de los impuestos y la suba de las tarifas. Claro está que las quejas se suceden en las charlas con amigos o entre vecinos. Mientras tanto, otros siguen discutiendo cómo puede ser que haya ganado Macri. “La gente votó mal”, es la conclusión más ridícula que suelo escuchar. Que los que perdieron en las elecciones se hagan cargo de sus errores, que los que ganaron se hagan cargo de los reclamos de la gente. Visto así, sería tan sencillo, pero señores esto es Argentina. Nada es fácil. Siempre hay un pero, siempre hay palos en la rueda. Siempre la culpa es del otro, porque ese... ese es el deporte nacional de los argentinos.
En Paraná también lo practicamos a diario. Somos los dueños de la calle, la tenemos reclara a la hora de manejar, y lo cierto es que la imprudencia está a la orden del día. El que comete el error siempre es el otro.
Otro caso: seguimos hablando de la fuerte tormenta que azotó la capital provincial hace poco más de un mes. En las calles siguen las secuelas. Sectores en los cuales todavía la Municipalidad no se enteró de que hay árboles caídos. La queja de los vecinos es entendible, ahora también están aquellos que arrojan basura donde lo deben hacer. Mirar para adentro también forma parte de lo que uno debe hacer para mejorar.
En fin, está claro que sabemos lo que hay que hacer, pero no lo hacemos. Por eso, quizás como dicen muchos nos merecemos los dirigentes que tenemos. No es así. Nunca debe ser así. Lo cierto es que pocos dirigentes entienden para qué están ahí, para qué los eligió el pueblo. ¡Ahh! pero cierto: “La gente votó mal”.
El deporte nacional de los argentinos
31 de marzo 2016 · 06:40hs