1) Es mentira que el mundo se ha paralizado por la pandemia de coronavirus. Estamos viviendo un Big Bang dentro y fuera de cada uno de nosotros. Estamos ante un verdadero acontecimiento, que avanza cuadro a cuadro, a veces lento, a veces muy rápido, en general de manera incomprensible. Verdadero acontecimiento, en el sentido estricto del término, que como un rayo partió lo que ya no se podrá unir: en este caso nuestra vida prepandemia con nuestra vida pospandemia. Estamos ahí, en el medio, quizás (con suerte) a mitad del río, lejos de las dos orillas por ahora, si hay dos orillas claro, porque quizás se trata de sobrevivir flotando en lo líquido, entre las olas y las marejadas de lo cambiante. Con o sin vacunas, con o sin cura: la experiencia extraordinaria que como generación atravesamos modificó para siempre nuestras percepciones y el modo de vincularnos con lo que nos rodea.
20 Aniversario UNO: En un Big Bang permanente
2) Hace algunos días, en un encuentro por Zoom, una pareja mostraba con orgullo a sus amigos la libreta de calificaciones de su hijo adolescente. Las notas eran de buenas para arriba, algunas excelentes. El chico, que va a uno de los colegios privados más encumbrados de la región, casi no vio truncado su “ciclo lectivo” más allá de los vaivenes del comienzo de una cuarentena que a él no, pero que a millones de niños, niñas y adolescentes ha dejado sin educación, sobre todo, en los sectores más pobres, los de esos hogares donde con suerte hay un teléfono con Whatsapp y paquete de datos con el que a duras penas pueden recibir los contenidos pedagógicos. Tiene la fortuna de ser parte de ese -por ahora- privilegiado sector social que no vio sesgada su formación, porque velozmente el colegio al que asiste se adaptó a las circunstancias.
Toda la introducción anterior era para llegar a esta apostilla: más allá de las buenas calificaciones, a muchos de los participantes del Zoom llamó la atención algo aportado por la mamá del chico: en las observaciones de la libreta, se destacaba que “el alumno no apaga la cámara de la computadora” durante las clases “virtuales”. Tener la cámara encendida de la computadora durante una clase juega favor de la nota. Y eso se puede medir.
3) Lo anterior es nada más y nada menos que un dato. Y un dato de un comportamiento. No es un simple detalle: el tiempo que la cámara está encendida es un dato cuantificable, comparable, y que en conjunto con otra información arma el rompecabezas del vínculo de este chico con el contenido educativo que la institución brinda, para llegar a una calificación determinada.
¿Y qué tiene que ver esto con un medio de comunicación puede preguntarse el que llegó hasta acá con la lectura de este artículo? En que quienes producen contenidos digitales hoy viven inmersos en una océano de datos que provienen de ese universo medible e inacabable a la vez que es la audiencia. Y deben saber leerlos y tomar permanentes decisiones al respecto.
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Cuando comenzó la historia de los medios digitales, allá por finales del Siglo XX, estos productos no eran más que meros reflejos de lo que se hacía en los otros formatos, sean impresos, televisivos, radiales. Pasadas más de dos décadas y media de aquel comienzo, hoy lo digital se ha engullido al resto y todo pasa por las pantallas: algunos estudios recientes hechos en Argentina dicen que en promedio las personas pasan casi 7 horas conectadas desde sus dispositivos. Y que pueden llegar a desbloquear sus celulares hasta 200 veces al día.
4) La “batalla” digital al principio fue por estar on line; luego por el click; y hoy lo es por la atención, en un mundo donde la información (verdadera, falsa, relevante o irrelevante) sobreabunda, dominado por las redes sociales, donde el rol del emisor y el receptor se ha diluido para siempre (una herida lacerante en el ego del periodista), y configurado por actores como Google, que puede saber donde estuvo una persona durante todo el día, qué leyó, qué videos vio, con quién habló, y, entre tantos otros servicios, en tiempo real le pudo ir sintetizando el partido de fútbol de su equipo favorito o cómo va a estar el tiempo mañana.
Se dice que el tiempo que le lleva a una persona determinar si consume tal o cual contenido que aparece en su pantalla dura en promedio 3 segundos: en esos 3 segundos se puede definir la suerte de un producto periodístico que quizás llevó horas, días o semanas producirlo. Los grandes jugadores del paño digital saben esto y no pierden una media milésima de segundo en mostrar lo relevante para cada usuario. En esa puja, los medios deben colar su contenido.
5) Todo lo que venía gestándose prepandemia hace más de 25 años, en pandemia se aceleró. Esa transformación es palpable en casos visibles: el crecimiento de las aplicaciones de delivery, las plataformas de compras on line, los servicios de streaming, y un interminable etcétera. A eso se suma la aún incipiente introducción del 5G en algunos lugares del mundo (Uruguay ya comenzó a instalar esta infraestructura), que pondrá a disposición del mundo una velocidad y capacidad de transmisión de datos que posibilitará la conexión de más objetos de lo que hoy permite el 4G: coches autónomos; electrodomésticos y casas conectadas, ciudades inteligentes. Y eso no es todo: China lanzó al espacio hace algunos días el primer satélite para conexión 6G, que llevará lo dicho a una escala superior e inimaginable aun, con la Inteligencia Artificial como pivote. Cuando se recupere todo lo invertido en la infraestructura 4G y se solucione la provisión de energía para que esta hiperconectividad sea sustentable, entraremos en esa nueva etapa. No estamos tan lejos.
6) UNO Entre Ríos ha sido disruptivo desde sus comienzos como medio gráfico y por eso se convirtió en líder en menos de un lustro. Por innovador y revolucionario en una plaza que durante décadas estuvo poco acostumbrada a los cambios, no había pasado un año de su salida a la calle en papel cuando comenzó con su sitio digital. Y para finales de 2000, UNO ya tenía su plantel digital conformado y fue el primero en trabajar con redes sociales.
Hoy ya no se trata solo de un portal de noticias. Es una labor multidimensional, por cada plataforma posible, con una actualización de herramientas casi diarias y un monitoreo de audiencia constante que permiten una labor cada vez más eficaz para estar donde hay que estar. La misión es llegar a cada celular, cada notebook, cada computadora de escritorio, donde una persona esté interesada en información confiable y certera del acontecer entrerriano, regional y lo más trascendente del país y el mundo.
7) En ese Big Bang constante y acelerado ahora por la pandemia, UNO festeja sus apenas dos décadas de vida, en un escenario mundial inesperado, de consecuencias aún desconocidas, apenas esbozadas en esa construcción semántica conocida como “Nueva Normalidad”. Yuval Noah Harari, uno de los filósofos más claros para leer la coyuntura actual, afirma que “la revolución de la inteligencia artificial y la automatización no será un evento único, sino una cadena de revoluciones cada vez mayores” y que en ese proceso sin horizonte claro, estamos embarcados. Las redacciones, la producción de contenidos periodísticos e informativos y la industria de los medios en general, obviamente, no serán una excepción.
En este contexto tan cambiante solo dos destrezas serán claves para subsistir, afirma Harari: “Estabilidad mental e inteligencia emocional para reinventarnos repetidamente”. Un desafío que suena tan complejo como atractivo a la vez.