Habitualmente se dice que una imagen vale más que mil palabras. Y vaya si esta semana tuvimos todo tipo de fotos que dieron que hablar, sobre todo para los que están siempre buscándole la quinta pata al gato. Fueron días de una intensa agenda política en nuestro país. No solamente por lo que se dio con la asunción (el martes) de Alberto Fernández como nuevo presidente de los argentinos, sino también por la llegada de Adán Bahl al Palacio Municipal de Paraná (el miércoles) y el nuevo mandato que ese mismo día comenzó Gustavo Bordet al frente de la provincia. Este último, con una presencia histórica como fue la de AF, dando muestras de un apoyo incondicional al gobernador entrerriano. Todas estas acciones dejaron tela para cortar, discursos para analizar y reflexiones que seguramente cada uno realizó en la intimidad de su hogar.
Siempre en las pequeñas cosas
Pero también hubo gestos que varios medios de comunicación se cansaron de resaltar y que, analizándolos en frío, no suman para nada. Al contrario, sirven para seguir dividiendo y agrandando la famosa grieta en la cual se excusan muchos a la hora de echar culpas antes de hacerse cargo de los problemas. Realmente hubo hechos importantes para valorizar o palabras emitidas por las nuevas autoridades que valen la pena desmenuzar. Aunque, como siempre, muchos cayeron en pequeñas cosas para llenar minutos de televisión o espacio en los periódicos.
A nivel nacional, la crítica de algunos cayó sobre el bostezo de Mauricio Macri cuando Fernández estaba dando su discurso. O el frío saludo de Cristina Fernández de Kirchner hacia el presidente saliente. O como AF empujaba la silla de ruedas de Gabriela Michetti en una muestra de solidaridad y respeto hacia una persona con problemas para trasladarse por sus propios medios. Otra imagen que “horrorizó” fue la de las personas refrescándose en la fuente de la plaza a la espera del cambio de mando. “Qué distintos somos”, tiraron algunos en las redes sociales. ¿Distintos? Creo que la palabra ideal sería “iguales”. El día que todos entendamos qué significado tiene sentirse como pares y respetar al que piensa diferente, quizás tengamos la posibilidad de crecer como personas y como país. Está claro que estamos muy lejos de eso.
Estoy convencido que en la Argentina hay dos cosas que sacan lo peor de nosotros: el fútbol y la política. En ambos casos muchas veces no se debate, se discute. No se intercambian ideas, se busca destruir el pensar del que está en la vereda de enfrente. Como ser pasional, puedo entender que las diferencias en el deporte más popular sean irreconciliables. Ahora bien, los que tienen la chance de cambiar la realidad de los argentinos tienen que construir en vez de destruir, más allá de la camiseta que tengan puesta. Pero son contados con los dedos de la mano los que lo hacen, porque la clase política también está inmersa en resaltar detalles del rival que muchas veces no interesan. Caen en el desagravio y en base a eso hacen su carrera para llegar a ocupar cargos muy importantes.
Por el lado de Paraná, lo que nos toca más de cerca, también se desarrollaron algunos hechos que vale la pena mencionar. Adán Bahl se hizo cargo de una ciudad que está arrasada, con miles de problemas que dejó una gestión que lejos estuvo de cumplir con las expectativas que hace cuatro años tuvo la gente que la votó (entre los cuales me incluyo). La ausencia de Sergio Varisco en la asunción oficial del nuevo Intendente también es un hecho para analizar. Y en este caso no lo cito como algo menor, sino como algo preocupante. Está claro que se puede decir que tiene problemas (con la Justicia) que pueden justificar su faltazo. Verlo sentado en el banquillo de los acusados por una causa que lo vincula con el narcotráfico sí que es una imagen fuerte. Ante esto, Bahl tuvo la libertad para explayarse en un discurso que mostró una realidad que todos podemos palpar en el día a día y que necesita de acciones inmediatas.
En líneas generales, estas fueron las sensaciones que me quedaron en una semana movida en la política de nuestro país. La conclusión más clara que me quedó, es que existen muchas personas que siguen estando en las pequeñas cosas y no ven lo que realmente importa.