¿Cómo está la escena musical en Paraná? ¿Las bandas tienen espacios para difundir su arte? ¿Cómo arreglan desde lo económico, si es que lo hacen? ¿Los arreglos son dignos cuando se dan? Son algunas de las muchas preguntas que me surgieron hace poco hablando con integrantes de una de las tantas bandas que tengo el placer de conocer.
Hacer música en Paraná, todo un tema
¿Cómo está la escena musical en Paraná? ¿Las bandas tienen espacios para difundir su arte? ¿Cómo arreglan desde lo económico, si es que lo hacen? ¿Los arreglos son dignos cuando se dan?
12 de abril 2018 · 23:28hs
No soy un avezado en la materia, pero algo de recorrido en la noche tengo y siempre me llamó la atención conocer en profundidad cómo se trata a los grupos musicales en la capital entrerriana, sean del género que sea, eso no está en discusión. Y precisamente para evacuar mis inquietudes hablé con varios buenos y experimentados músicos de Paraná, que más o menos me dieron un pantallazo en general de la situación. Claro, siempre y como en todos los aspectos de la vida, hay excepciones.
Estos músicos me expresaron que lo mejor era dividir las aguas en dos. Marcar dos línea de trabajo: el sector público, por un lado, y el privado, por el otro.
En el primero y desde hace un tiempo a esta parte se permitió, acertadamente, el trabajo de los músicos y los artistas en general. Lo bueno es que este impulso se dio más allá del color político. Es decir que los músicos podían difundir su trabajo en recitales diagramados y pensados por este sector. Y encima la remuneración es positiva, si lo comparamos con la miseria que paga el privado.
Algunos puntos negativos son la falta de espacios físicos: al cierre durante un tiempo del centro cultural Juan L. Ortiz, se sumó el del centro Gloria Montoya, quedando solamente La Vieja Usina disponible como lugar fijo para recitales y que siempre se convoca a las mismas bandas. Distinto es el panorama en el otro sector, el privado. Acá pasa lo mismo de siempre, no cambió casi nada o nada. Los dueños de los locales (sean pubs, boliches, bares o restaurantes) buscan su propio beneficio y no el de las bandas. Hay pocos lugares para ver artistas ya que no existe la concepción, en ellos, de contratar una banda.
Con unas cervezas y un par de pizzas los arreglan. Una vergüenza enorme. Los comerciantes llenan el lugar, pagan poco y se quedan con mucho.
¿Qué pasa con la Municipalidad que controla y multa a los boliches con las habilitaciones o ruidos molestos? ¿Qué pasa con los vecinos que se quejan? ¿Hay condiciones adecuadas para tener un espacio privado donde se pueda hacer recitales? La escena cambió mucho de un tiempo a esta parte respecto de la conciencia y el profesionalismo del músico. Ellos mismos se reconocen como trabajadores de la cultura, y está perfecto que así sea. Está presente en ellos la producción de bienes culturales. Producen algo digno para poder venderlo como intercambio económico. Eso está presente en los músicos de un tiempo a esta parte. Entonces, si ellos cambiaron, se preparan más, piensan en una puesta en escena ¿por qué no lo hacen los dueños de los espacios privados?
Ya el sector público les dio a los artistas su apoyo. Ahora solo falta que los privados (hay muchos en Paraná) lo hagan también. Es arte, y del arte no se reniega. Se aprende, se aprecia y se generan buenos vínculos.