En una Copa del Mundo marcada y manchada por los crímenes de la dictadura militar, este hecho bochornoso fue sólo un más de tantos, aunque funciona como símbolo de la multiplicidad de garras con las que contaron el terrorismo de estado y sus cómplices civiles. La diferencia fue que, al menos en esta ocasión, la verdad no tardó en salir a la luz.
En la edición 3062 de la revista El Gráfico del 13 de junio de 1978 fue publicada una carta firmada por Ruud Krol, uno de los futbolistas más importantes de la Selección de Holanda. En la misma, el mediocampista se dirigía a su hija Mabelle de tres años de edad para describirle un país idílico, diferente al que los medios extranjeros pintaban en sus crónicas. Pasaron pocas horas hasta que el propio protagonista saliera a desmentir el hecho: "No me entra en la cabeza que una persona haya hecho algo así. Fue indigno, artero y cobarde. Jamás escribí eso".
El suceso provocó una reacción de la embajada holandesa y hasta la Federación de esa país amenazó con retirar al equipo de la competencia. Tras la conferencia de prensa del jugador, el periodista mendocino Enrique Romero salió a dar su versión: "La carta la escribí yo, pero se la leí a Krol y él estuvo de acuerdo". Fue palabra contra palabra, pero lo cierto es que Krol jamás tuvo la intención de salir a defender a la dictadura como lo hace esa carta.
A continuación, la carta de la discordia, publicada en el libro La vergüenza de todos de Pablo Llonto.
Mi preciosa:
Tu madre te leerá esta carta. Quiero decirte antes que nada, que te extraño mucho, aunque el recuerdo y la sonrisita que sale de tu foto, siempre me acompaña. Ya compré la muñequita que te prometí. Es rubia como tú y tiene un par de ojos exactamente iguales a los tuyos. Camina, habla y muy pronto, cuando yo regrese, jugaremos con ella tirados en el living.
Mamá me contó que los otros días lloraste mucho porque algunos amiguitos te dijeron cosas muy feas que pasaban en Argentina. Pero no es así. Es una mentirita infantil de ellos. Papá está muy bien. Aquí todo es tranquilidad y belleza. Esta no es la Copa del Mundo, sino la Copa de la Paz.
No te asustes si ves algunas fotos de la concentración con soldaditos de verde al lado nuestro. Esos son nuestros amigos, nos cuidan y nos protegen. Nos quieren como toda la gente de este país, que desde el mismo momento de la llegada nos demostró su afecto. Como en el aeropuerto cuando nos esperaron con banderas de nuestra patria y nos tiraban besos y todas las manos querían abrazarnos.
Todas las noches después de la cena me llevo a "Principito" -¿te acordás? es nuestra mascota- a mi habitación. Le enseño por enésima vez tu foto y conversamos mucho sobre ti. Tanto que ya te conoce. Él me llena un poquito tu ausencia. Se adormece como tú, cuando comienzo a contar los mismos cuentos que tantas veces has escuchado. A la mañana muy temprano sube a nuestras habitaciones a despertarnos. Hasta en eso me hace recordarte más, porque es igual a ti cuando vienes nuestro lado a buscar el calor de mamá y papá apenas te levantas. ¿Sabes qué me pregunta? ¿Soñaste con Mabelle, Ruud?.
Cada vez hace más frío. Por las ventanas del hotel vemos todos los días caer la nieve. El paisaje es hermoso pero me faltas tú. Sonríe, pronto estaremos juntos. No tengas miedo, papá está bien, tiene tu muñeca y un batallón de soldaditos que lo cuida. Que lo protegen y que de sus fusiles disparan flores. Dile a tus amiguitos la verdad. Argentina es tierra de amor. Algún día cuando seas grande podrás comprender toda la verdad.
Te adoro, cuidá a mamá, esperame con una sonrisa y andá pensando un nombre para la muñequita. Mi beso.
Papito.
PD: Yo ya elegí el nombre para tu muñeca. Sería "Argentina". Si puedes elegir uno mejor, dímelo.