El 23 de noviembre de 2002 es una fecha que quedó marcada a fuego entre los amantes de la pelota a mano. Sobre todo en aquellos "locos lindos" que en un momento complicado para el país se animaron a traer a Paraná nada menos que un campeonato Mundial. Y para alegría de aquellos dirigentes y jugadores, el certamen tuvo un final más que feliz, ya que el seleccionado argentino pudo consagrarse campeón en una especialidad autóctona: manito. El título llegó gracias a la performance de Alejandro Dilenque y Servando Álvarez Maldonado, quienes en el frontón de Rowing vencieron a la dupla de España por 21-7.
Una gesta heroica
Hoy se cumplen 15 años del título mundial que consiguió Argentina de la mano de los pelotaris paranaenses. Alejandro Dilenque, Marcelo De Lisa y Fernando Martínez recordaron aquella consagración.
22 de noviembre 2017 · 22:51hs
Fue un Mundial diferente, con un colorido especial, ya que hubo una modalidad (llargues) que se jugó en calle Monte Caseros, frente a la Catedral. Una de las principales arterias de la capital provincial cambió su fisonomía y una multitud se acercó a presenciar los cotejos donde brillaron los mejores pelotaris del mundo. "Fue todo a pulmón", recordó Dilenque en la charla que mantuvo con Ovación.
"Era un trabajo que se venía gestando desde hace unos años, de sacrificios personales y a través de un visionario que fue Eduardo Tenca, quien nos incorporó dentro del ámbito internacional. Un grupo de jugadores apoyamos ese deseo y trabajamos a la par con él para poder traer el Mundial a Paraná. Había una situación muy delicada en el país, en donde no había un peso, teníamos exclusivamente federales. Fue una patriada de todos los que estuvimos en ese momento. Todos trabajamos a la par para que el torneo se pudiera hacer", agregó.
Dilenque también recordó cómo fue armar una cancha sobre Monte Caseros y buscar de esa forma atraer a los paranaenses.
"Fue difícil que haya interés por el Mundial, pero la gente se sorprendía. Sobre todo cuando venían a la Catedral y veían a pelotaris de todo el mundo jugando en la calle. Había un marco imponente de gente en los partidos y abrió un poco la cabeza a todos los paranaenses", sostuvo.
Hoy, a 15 años exactos de esa consagración, Dilenque se lamenta no haber podido aprovechar la gran movida que hicieron dirigentes y jugadores para que la pelota a mano gane más adeptos con el paso del tiempo.
"Siempre digo que faltó estructura. No se aprovechó el auge por este deporte. Faltó continuidad en la parte dirigencial y deportiva, no hubo organización para captar chicos y trabajar en las escuelas. Creo que si hubiésemos hecho eso, en estos momentos seríamos potencia como lo son Colombia y Ecuador por ejemplo, que en esa época eran inferiores a nosotros", manifestó.
Otro de los integrantes de la Selección Argentina en ese torneo fue Marcelo De Lisa, quien también se refirió al histórico momento que vivieron en Paraná.
"Hubo muy poco apoyo económico y mucho sacrificio de los que se embarcaron en ese desafío. Se mostró que se podía hacer algo y lamentablemente no se pudo aprovechar ese momento. Sé que muchos siguieron trabajando, con escuelitas y entrenando chicos. Lo positivo fue que luchamos por algo y lo conseguimos. Tuvimos un Mundial donde jugamos contra los mejores, se entrenó mucho para eso. En algunas especialidades anduvimos muy bien y en otras logramos crecer", sostuvo.
Además de Dilenque, Álvarez Maldonado y De Lisa, en el equipo argentino también estaban Luis Maidana, Cristian Oleinizak y Fernando Martínez. Precisamente, este último hacía sus primeras armas en el combinado nacional.
"Era el más jovencito y fue algo increíble haber jugado un Mundial. Siempre voy a agradecer a los dirigentes de Rowing, a la Gata Tenca que me invitó, como así también a Alejandro y a Bovolini. Fue una alegría grande para todos. Vivimos momentos únicos, porque logramos cumplir un sueño", afirmó Martínez.
En la Copa del Mundo que se jugó en Paraná, Argentina terminó segunda en frontón valenciano detrás de España y primera en manito, mientras que los españoles también celebraron en juego europeo y llargues. Tener el Mundial fue una alegría enorme para nuestros pelotaris, pero medirse con los mejores fue algo único.